Eduardo Duhalde reafirmó ayer su condición de presidente de la transición, por lo que dijo estar dispuesto a "bancarse" todas las críticas, y renovó su voluntad de tratar por todos los medios de entregar el 25 de mayo próximo un país "en paz, ordenado y trabajando" a quien lo suceda. Por otra parte, el mandatario se quejó de quienes "se burlan de la Argentina" y les respondió que el país tiene destino de grandeza.
Duhalde reiteró que es un presidente por poco tiempo, y recordó que cuando asumió ese cargo "sabía que venía a dejar el poco, poquísimo o mucho prestigio que había ganado" en su provincia durante los años en los que se desempeñó como gobernador de Buenos Aires.
El jefe del Estado señaló: "Vine a ponerle el hombro al país con un afán patriótico, y hoy como presidente de la crisis tengo que bancarme, y me voy a bancar, todas las críticas, las bien y mal intencionadas que recibo por la gestión".
"Nadie me moverá de la idea central que tengo como argentino: tratar por todos los medios, pese a todo, de entregarle al próximo presidente el 25 de mayo un país en paz, ordenado y trabajando", reafirmó.
"En medio de una ola de pesimismo, algunos se burlan de la Argentina, pero yo estoy seguro de que nuestro país tiene destino de grandeza, que tiene todo para recuperarse", consignó Duhalde.
Luego de firmar el acuerdo para postergar por dos años el traslado del Mercado de Hacienda de Liniers, el presidente admitió que la Argentina atraviesa "un momento muy difícil de depresión económica".
Explicó que en esta situación "las instituciones empiezan a flaquear, aparecen las mafias y el Estado tiene dificultad" en el manejo de la crisis.
En ese sentido, Duhalde aseguró que su administración "contaba ya desde el mes de abril con muestras censales previas que registraban la extensión de la pobreza", por lo que sostuvo que "debíamos lanzar planes para brindar alimentación a mas de 10 millones de personas".
En tanto, el secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández, admitió que "la queja" del secretario del Tesoro estadounidense, Paul O'Neill, "puede ser cierta", pero aseguró que "por supuesto" se llegará a un acuerdo entre el gobierno y el FMI. Fernández negó, por otra parte, la existencia de un pacto con la UCR para promover el juicio político a la Corte Suprema de Justicia.
Al ser consultado sobre los fallos que analiza la Corte para redolarizar depósitos, y el eventual contragolpe oficialista a través del juicio político, afirmó que "el gobierno tiene en claro una cosa: no se puede tener in etérnum a uno de los poderes de la República con la espada de Damocles en la cabeza" (ver página 3).
Ante la presunta divergencia entre las posturas de Duhalde y su ministro de Economía, Roberto Lavagna, respecto de los dichos de O'Neill, Fernández respondió que "parece una dicotomía, pero tiene que ver, en el fondo, con el mismo pensamiento".
"Lo dicho por O'Neill no es otra cosa que una forma un poquitito exagerada de marcar que hay un escenario para presentar que la carta de intención ha variado. Y, en ese marco, se hace necesario un cambio de algunos elementos que componen esas variables", explicó.
El vicejefe de gabinete, Eduardo Amadeo, advirtió, a su turno, que si los precandidatos presidenciales "siguen con la catarata de discursos contradictorios, lo único que va a pasar es entrar nuevamente en el agujero negro de la incertidumbre".
Para Amadeo, hasta ahora se están insinuando "tímidas señales de reordenamiento y mejoramiento" de la economía, pero consideró que las posturas de los precandidatos presidenciales obstaculizan esos avances.
Recomendó mirar el ejemplo brasileño, donde hace dos semanas los cuatro candidatos a la presidencia "se pusieron de acuerdo en una agenda mínima, que no tiene que ver con la necesidad de un acuerdo con el Fondo, sino de conseguir superávit fiscal, de no devaluar la moneda, de mantener un programa económico razonable y ordenado".
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La Ciudad
