Año CXXXV
 Nº 49.593
Rosario,
viernes  06 de
septiembre de 2002
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El justicialismo no logró archivar las acusaciones contra el máximo tribunal
El juicio político a la Corte tuvo su primer revés por falta de quórum
La negativa radical y del ARI prolonga la incertidumbre sobre los jueces que deben definir cuestiones vitales

El justicialismo fracasó en su primer intento para tratar el juicio político a la Corte Suprema en la Cámara de Diputados por falta de quórum, pero anunció que hará nuevos esfuerzos para terminar con una situación que atenta contra la "estabilidad institucional". El peronismo llegó a sentar en el recinto 82 de los 115 diputados efectivos que tiene, y el resto de los 97 presentes que computó el tablero se alcanzó con el aporte de cavallistas y miembros de partidos provinciales.
Fue visible la presencia de Alejandra Oviedo, Manuel Baladrón, Lelia Chaya, Inés Pérez Suárez, Jorge Bucco, Adrián Menem, por el menemismo; del puntano Oraldo Britos, el salteño Juan Manuel Urtubey y el duhaldista Carlos Brown, entre otros. La falta de número para sesionar era previsible debido a que la UCR, ARI y Frepaso habían adelantado su decisión de no bajar al recinto para facilitarle al peronismo la sesión con la certeza de que probablemente no existan los votos suficientes para aprobar la acusación formulada por la comisión de Juicio Político.
Igual, el presidente de la Cámara, Eduardo Camaño, esperó una hora y cuarto (la sesión especial era a las 11.30) a que llegaran diputados, mostrando una flexibilidad que no tiene con otros asuntos para cuyo tratamiento resulta difícil reunir quórum, más aún si es solicitado por la oposición.
Comprobado de que no había número, Camaño aceptó un pedido del presidente del bloque del PJ, Humberto Roggero, para hacer expresiones en minoría, lo que insumió casi una hora más, hasta que finalmente la presidencia de la Cámara dio por levantada la sesión.

Tomando lista
En el transcurso, según Roggero, llegaron a circular por el recinto en total 107 diputados, 10 más que los computados oficialmente. El jefe peronista indicó la necesidad de discutir la acusación a la Corte para "terminar con la incertidumbre" que produce un tema de tal importancia institucional, y anunció que el bloque insistirá con el tratamiento porque el asunto "se tiene que definir". Pidió luego a Camaño que se pasase lista para determinar los presentes, pero la presidencia de la Cámara no accedió.
"Terminemos con la hipocresía del doble discurso, no estamos midiendo las encuestas para ver qué nos conviene y qué no", disparó en dirección a los que obstaculizan el tratamiento de la acusación.
Y apuntando específicamente a Carrió, Roggero recurrió a la Biblia al sostener que los peronistas "no queremos ser parte de los caballeros del apocalipsis institucional de la Argentina", que se produciría si se mantiene en vilo la definición.
"Esta gente que dice que tiene asco del Congreso... Cuando algo me produce asco me voy, no convivo con el asco", siguió el diputado descargando contra el ARI.
Mientras los legisladores iban ocupando sus bancas, afuera, en el Salón de Pasos Perdidos, se juntaban los diputados que discrepan con la intención del PJ de cerrar el proceso a la Corte. Entre ellos se contaban Sergio Acevedo (presidente de la comisión de Juicio Político) y José Falú, dos justicialistas que embistieron de lleno en la acusación al alto tribunal.
A su vez, daban vueltas por el salón esperando el desenlace de la sesión especial los radicales Carlos Iparraguirre, José Míguez y Mario Capello, en tanto que María América González y Fernando Melillo (ARI) esperaban a que se levantara la sesión en el palco bandeja. Antes, había llegado al Salón de los Pasos Perdidos Carrió, ariete del juicio político, para ratificar: "Vamos a investigar toda la vida a la Corte, hasta que se vayan". Para esto, indicó que la comisión de Juicio Político se había reunido minutos antes y decidió analizar si son admisibles 120 nuevas denuncias.
Por su parte, miembros del radicalismo ratificaron su exigencia de un acuerdo político previo de los bloques y una toma de posición de los gobernadores del PJ como condición para bajar al recinto a tratar la acusación. Oviedo desestimó el pedido de la UCR argumentando que es un "asunto estrictamente legislativo" y reiteró la exhortación a los radicales para que "bajen al recinto y asuman su responsabilidad y acepten discutir el dictamen que firmaron en comisión".
La diputada menemista confirmó que la próxima semana se hará un nuevo intento para tratar los dictámenes, posiblemente en una sesión ordinaria, como prefieren los radicales.
La frustrada sesión demostró que el PJ necesitará de los radicales para terminar con el juicio a la Corte y, paralelamente, que tiene los votos suficientes para rechazarlo una vez que se abra la discusión en el recinto. El juicio debe ser aprobado por dos tercios del total de los legisladores.
Del otro lado, los radicales quieren preservar su unidad y evitar fracturas. "No queremos una Amanda Isidori", resumió un referente del bloque de la UCR en referencia a la senadora radical que facilitó al PJ la aprobación de la ley de subversión económica y provocó un tembladeral en la bancada.
Con los radicales preocupados por mantener la homogeneidad, el justicialismo debe llegar a un acuerdo general con la UCR para llevar el juicio al recinto y clausurarlo.



El PJ necesita llegar a un acuerdo con el radicalismo.
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