Año CXXXV
 Nº 49.588
Rosario,
domingo  01 de
septiembre de 2002
Min 3º
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Elger Alarcón, el oportunista leproso del área

Elger Poelo Alarcón tuvo un breve paso por la primera división rojinegra pero le alcanzó para destacarse. Al punto que sólo jugó 22 partidos y convirtió 14 goles, uno de ellos justo ante Central. Pero esa conquista lograda en la última fecha del torneo de 1948 quedó en un segundo plano, no por el resultado final del partido sino por otro gol histórico. Ese que le convirtió a River en la final del torneo de tercera división de 1946 y que le dio a Newell's el primer logro de un equipo del interior en el fútbol de AFA.
El centrodelantero es uno de los futbolistas de Newell's de mayor edad y a sus 74 años convive con otros ex compañeros en la Mutual de ex jugadores del fútbol rosarino y allí recuerda las mejores anécdotas, como lo hizo con Ovacion.
"Es cierto que el gol que convertí en aquel clásico no sirvió para evitar la derrota, pero fue una sensación especial. Nos poníamos 3 a 2 y quedaban quince minutos de juego. Pero lamentablemente no pudimos empatar. Fue una jugada que armaron Amado y Ráccaro, quien remató al arco y la pelota rebotó en el travesaño. Y ahí estaba yo, como siempre, para empujarla", rememora Alarcón ayudado por las páginas de La Capital que comentaban aquel partido del 12 de diciembre de 1948.
"Era un delantero de área, con velocidad, buen salto y cabezazo, pero mi principal virtud era que estaba ahí, esperando la oportunidad ante cualquier rebote. Realmente no era hábil, pero sí muy oportunista. Metí muchos goles así", reconoce este chaqueño nacido en Resistencia, el 5 de enero de 1928.
Claro que "el clásico era el partido más esperado del año, como ahora. Y todo partía de las tribunas, la atmósfera que ponían los hinchas con el aliento constante. Eso sí, no existía la violencia de hoy que tanto daño le hace al fútbol".
Su gol más recordado fue aquel que le convirtió "a Amadeo Carrizo, nada menos, cuando jugamos la tercera final del torneo de tercera división de 1946 (se jugó el 19 de enero del 47, tras un 3-0 en Rosario -dos goles de Alarcón- y un 0-1 en Buenos Aires). Iban 30' del primer tiempo y definí cuando entraba al área por arriba de la cabeza de Carrizo", cuenta Alarcón.
"Si habrá sido importante el gol que cuando volvimos a Rosario, en tren, nos esperaban en Rosario Norte miles de personas. Cuando bajé me levantaron en andas y me llevaron así hasta la vieja secretaría de Newell's, en calle San Lorenzo al 1000", agregó el delantero que pocos después debutaría en primera.
Un debut extraño. Tanto que duró 70 segundos. Sí, lo que faltaba para concluir aquel histórico partido ante San Lorenzo, aquel que fue campeón en el torneo de 1946.
"El partido se había suspendido cuando los hinchas de Newell's ingresaron a la cancha y corrieron al árbitro Osvaldo Cossio para hacer justicia por mano propia indignados por los fallos. Lo corrieron y lo colgaron de un árbol y sólo se salvó por la ayuda de unos conscriptos y de la policía (fue hospitalizado con cinco puntos de sutura en el temporal derecho y el antebrazo derecho enyesado). Yo ese partido lo había jugado en el preliminar y me citaron para reemplazar a Buján en esos 70 segundos finales", explica con lujos de detalles este delantero que siguió en Newell's hasta 1950 -en el 49 hizo el servicio militar y jugó en Tiro Federal-. En el 51 se fue a Colombia "al Deportivo Quindío, donde estuve cuatro años y pude ver en acción al mejor futbolista de todos los tiempos, Alfredo Di Stéfano. Después jugué en Ferro, me fui a Brasil y estuve dos temporadas en el Botafogo (jugué con nenes como Nilton Santos, Garrincha, Didí y Valentín) y terminé en Banfield", detalló Elger Poelo Alarcón, un chaqueño que pintó su corazón con los colores rojinegros y que nació futbolista, así como lo definió en su libro "Fútbol, yo te agradezco", en el que dejó grabadas para siempre sus vivencias como futbolista. Es decir, su vida.



Alarcón y sus recuerdos en la mutual de ex jugadores. (Foto: Hugo Ferreyra)
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