Año CXXXV
 Nº 49.587
Rosario,
sábado  31 de
agosto de 2002
Min 3º
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Palpitando el clásico
Zamora y Menotti llegan bien posicionados

Alejandro Cachari / La Capital

La imagen de indiscutidos con la que llegan al clásico Julio Alberto Zamora y César Luis Menotti les permitió transitar una semana inusualmente serena, sin contratiempos. El bajo perfil que ambos le impusieron a sus declaraciones, el pacto de amistad que firmaron antes del clásico anterior y la figura de un entrenador que está más allá del bien y del mal como es el caso del técnico de Central, permitieron que hacia afuera todo transitara como un partido más. Pero puertas adentro, el clásico se está jugando desde el mismo momento en que Oscar Sequeira y Rafael Furchi pitaron el final el sábado en Avellaneda y el domingo en Arroyito.
Cada uno con sus preconceptos y sus estrategias a cuestas, diagramó los días previos prescindiendo del dramatismo que muchas veces generó un clima irrespirable en la antesala del partido más importante de la ciudad. Sin que se pueda asegurar que esa temperatura moderada los haya beneficiado o perjudicado, está claro que uno y otro cumplieron con sus obligaciones casi sin presiones y con la mente puesta en la vereda de enfrente para que el dibujo táctico propio supere las estrategias ajenas.
Si los prejuicios se anteponen al análisis convencional de la previa de Newell's y Central, todo indicaría que Zamora hizo más hincapié que Menotti en algunos aspectos del adversario. Pero sólo es una premonición basada en el comportamiento de ambos directores técnicos antes de cada partido. Es improbable que Menotti, y menos aún con los resultados que obtuvo hasta aquí Central, decida un cambio táctico y de nombres porque va a jugar de local o de visitante. Zamora lo hizo para visitar a Independiente.
Si bien era previsible que tarde o temprano Liendo ocupara un lugar entre los titulares, nada parecía indicar que habría modificaciones tras golear a Talleres en el Coloso por 4 a 1. Sin embargo, Guillermo Marino debió dejar su lugar entre los titulares y cedérselo a Liendo porque Julio creyó que era lo más conveniente para compensarse con Independiente y después pensar en buscar el arco de Leo Díaz. Quizás allí radique la principal diferencia entre uno y otro.
El Negro es más proclive a las modificaciones que el Flaco, pero eso no significa que Central no haya tomado algunas referencias leprosas para el trabajo de la semana. Son distintos estilos de afrontar las mismas dificultades.
En su momento, Menotti dijo que no le interesaba el tamaño de la cancha de Olimpo y que su equipo tenía que salir a ganar en todos lados. Sin embargo, en las jornadas anteriores al viaje a Bahía realizó varios ejercicios en terreno reducido que, obviamente, tuvieron el objetivo de acostumbrar a los futbolistas a moverse en dimensiones pequeñas.
Tampoco debe tomarse como una sentencia cuando César dice que él no puede imaginar los partidos. Se estaría ante la presencia de un improvisado. Gustos al margen, el entrenador canalla no parece ser de los que salen a la cancha a ver qué pueden hacer.
Sí puede endilgársele cierta tozudez a la hora de exponer un sistema de juego, pero desde que llegó a Rosario su equipo jamás, o casi nunca, utilizó el exasperante sistema del fuera de juego, la trampa más falible del fútbol cuando se hace sistemática.
Pero el hombre tiene sus convicciones y es duro de arriar. Central saldrá a atacar en el Coloso, es probable que Zamora ya lo haya pensado y diagramado. Quizás ese pueda ser el mejor negocio para Newell's. Siempre y cuando el protagonismo que tratará de exhibir el equipo auriazul no exceda a la sólida defensa rojinegra.
Como hace mucho tiempo no sucede, ambos entrenadores tienen la obligación de poner a sus planteles con la mira lo más lejos posible de sus arqueros. Es que el clásico puede ser el punto de inflexión para culminar una muy buena campaña en el torneo, o el momento en el que se truncó un arranque prometedor y protagónico que empezó a deteriorarse tras caer en el partido más importante.



El Flaco y el Negro parece que tienen ideas bien claras.
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