Año CXXXV
 Nº 49.586
Rosario,
viernes  30 de
agosto de 2002
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Cuestionó la falta de consenso político nacional para seguir negociando
El FMI le baja el pulgar al país
El embajador Guelar planteó que sólo se podrá acordar con el Fondo en el 2003, cuando asuma el nuevo gobierno

Tras un par de días con idas y vueltas en torno a la respuesta a la carta de intención presentada por el ministro de Economía, Roberto Lavagna, el Fondo Monetario Internacional (FMI) finalmente ventiló ayer que no hay condiciones para avanzar en las negociaciones por la asistencia financiera para la Argentina, debido a la falta de consenso político en el país sobre cómo seguir avanzando. El vocero del organismo comprometió la llegada de una nueva misión del organismo, pero advirtió que no existe cronograma alguno para completar el interminable trámite.
La falta de consenso político en torno a la línea económica también fue planteada en el plano doméstico por el propio presidente Eduardo Duhalde, quien exhortó a los candidatos a sucederlo a que "digan claramente si quieren o no" acordar con el organismo multilateral de crédito.
El embajador argentino en Washington, Diego Guelar, fue un poco más allá al descartar la posibilidad de que el acuerdo con el Fondo se alcance en el curso de este año y vaticinó que al entendimiento sólo podrá lograrlo el gobierno que surja de las próximas elecciones.
Desde la sede del organismo en Washington, el vocero del FMI Thomas Dawson afirmó que es difícil un acuerdo inmediato con la Argentina, debido a "la falta de consenso político" para sostener las medidas económicas y consideró que el país todavía tiene "asuntos importantes" por resolver.
En declaraciones a la prensa, Dawson reconoció que "hubo algunos progresos" por parte del gobierno argentino en el manejo de la crisis, pero estimó que se precisa aún más para estabilizar la economía. "Quedan por resolver asuntos importantes", aseguró, y evaluó que la situación argentina sigue siendo "muy, muy difícil".
La actitud de los políticos de avalar un pacto con el FMI fue un punto clave en la estrategia de Brasil, que tiene elecciones en el mes de octubre, para zafar de la crisis financiera y acceder a un paquete de asistencia por más de 40 mil millones de dólares. Ayer el Fondo destacó la "habilidad" del gobierno de ese país para refinanciar sus deudas con el sector privado.
"Los problemas en Argentina están repartidos por todas partes. En el área monetaria, el área bancaria y algunos aspectos de la parte legislativa, claramente quedan asuntos importantes por resolver", explicó Dawson.
El Fondo supervisa de cerca esas cuestiones, agregó el portavoz. "Estamos hablando de una gran variedad de temas y sería inapropiado nombrar uno solo", dijo, y acotó: "Hay nuevas leyes que van a requerir nuestra supervisión constante".
Las declaraciones de Dawson reflejaron el rechazo del organismo a las leyes que prorrogaron la instrumentación del CER (Coeficiente de Estabilización de Referencia) y las ejecuciones judiciales. A ello se sumó una sentencia de la Corte Suprema que declaró la ilegalidad del recorte salarial del 13 por ciento que rige desde el 2001 para empleados públicos y jubilados, lo cual supondrá un déficit extra de 200 millones de pesos mensuales que no estaba contemplado en la documentación elevada por el ministro Lavagna al FMI.
"El mensaje no nos gusta, pero no nos sorprende, era lo que esperábamos. Consideramos que fue un mensaje dirigido al cuerpo político", dijo anoche un funcionario del Palacio de Hacienda. Antes de que el Congreso adoptara estas medidas y la Corte Suprema de Justicia estableciera la inconstitucionalidad del recorte a jubilados y estatales "existía en Economía la confianza de que el acuerdo salía en la primera semana de septiembre", aseguró. Por eso, "la preocupación está en despejar las medidas que complican la política monetaria y que aumentan el gasto público", completó el informante.
Al ser consultado sobre las declaraciones de Dawson, Duhalde aseguró no conocerlas pero afirmó que "el gobierno está convencido desde el momento en que asumió de la necesidad de un acuerdo con los organismos internacionales".
En ese marco, el jefe de Estado pidió a los precandidatos que "digan claramente si quieren o no" negociar con el FMI para que "Argentina se siente nuevamente con las demás naciones del mundo".
"La mayoría de los candidatos deben estar deseando que concluyamos este acuerdo con el FMI, pero de la boca para afuera dicen otras cosas y ahí puede que haya una duda en cuanto a que la clase política argentina quiera ese acuerdo", señaló.
Al respecto, agregó que "la Argentina no puede ser el único país importante en el mundo que no esté sentado con la comunidad internacional, tratando de entrelazar la economía" y afirmó que "si hay dificultad, serán las fuerzas políticas, los candidatos, los que dirán claramente si quieren o no que nuevamente Argentina se siente con las demás naciones del mundo".
Por su parte, Guelar sostuvo que lo que el gobierno conseguirá del Fondo "es una renovación de créditos" y vaticinó que el acuerdo definitivo con ese organismo recién lo alcanzará la próxima administración.
Guelar remarcó que "el default argentino no tiene precedentes en el marco mundial", por lo cual afirmó que la de los Estados Unidos "no es una política de castigo a la Argentina". En ese sentido, el diplomático indicó que "el mundo está en estado de shock y no sabe cómo reaccionar ante la crisis argentina", y puntualizó que "esto ratifica que plantear la conveniencia de no pagar (la deuda) es una locura".

Misión sí, calendario no
Dawson planteó que a pesar de que la carta de intención enviada por el gobierno argentino es útil porque establece las políticas económicas que implementaría, "no creo que hayamos llegado a un punto en que estemos hablando de un calendario" para concluir las conversaciones.
No obstante, el vocero del FMI anunció que se enviará una nueva misión a Argentina la próxima semana para discutir la política monetaria del gobierno y subrayó que el país "aún necesita un ancla (monetaria) factible" para estabilizar la economía.



El titular del FMI junto a su vocero, Thomas Dawson.
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