Año CXXXV
 Nº 49.586
Rosario,
viernes  30 de
agosto de 2002
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La mamá de Carlos Gauna, asesinado por una bala policial, pide justicia
"Vamos a marchar hasta que el asesino esté en la cárcel", advirtió

"Desde que me enteré que la Justicia quiere cerrar la causa por el crimen de mi hijo haciendo caso únicamente al sumario de la policía, mis fuerzas para marchar son cada vez más grandes". Gladys Gauna parece entera, pero su dolor va por dentro mientras encabeza una nueva marcha de silencio por las calles del barrio Ludueña Sur. La mujer es acompañada en su reclamo por unos 150 vecinos que piden el esclarecimiento del asesinato de Carlos Angel Gauna, su hijo de 20 años. Cuando caía la tarde del pasado 8 de agosto, el muchacho fue baleado en la cabeza por un agente del Comando Radioeléctrico en un baldío de Larrea y Urquiza. Los agentes habían llegado al lugar alertados por la alarma que activó un vecino al confundir al joven con un presunto asaltante que pretendía ingresar a su vivienda. Por el caso no hay nadie detenido.
Una pancarta lo dice todo: "Estamos juntos para pedir Justicia, que todo se acabe y que tu nombre quede limpio". Tras ella la gente marcha en silencio. Caminan desde Felipe Moré y San Lorenzo hacia el sur, doblan en Eva Perón cortando el rápido tránsito del oeste y toman Larrea hacia el norte hasta llegar al lugar donde cayó mortalmente herido Carlos. En el camino, bajo el intenso frío de la noche, reparten volantes a los vecinos que salen a las puertas de sus viviendas.
"Exigimos justicia y castigo a los culpables", dice el volante que relata el hecho del que fuera víctima Gauna y pide al gobernador de la provincia, a su ministro de Gobierno y al juez de Instrucción Luis María Caterina que "promuevan la investigación del homicidio y de su encubrimiento, se castigue al asesino, se garantice la seguridad de los testigos y se tomen las medidas para que esto no vuelva a ocurrir".
Según el relato familiar, la tarde del 8 de agosto Carlos Gauna jugaba un picado junto a algunos amigos en la esquina de Larrea y Urquiza, frente a una fábrica desmantelada. En un momento la pelota voló demasiado alto y Carlos fue a buscarla junto a Fabo. Se introdujeron en un baldío y Fernando, un vecino del lugar, supuso que los dos muchachos pretendían ingresar a su casa con fines de robo. Entonces alertó a la policía por medio de una alarma y un móvil del Comando llegó al lugar. Con una escalera que le facilitó el dueño de casa, uno de los policías se asomó al baldío y disparó su arma. Carlos cayó con un tiro en la nuca que lo mató algunas horas después. Fabo quedó con secuelas físicas y psicológicas que aún le impiden participar de las marchas. "Todavía no le hemos contado lo que le paso a Carlos porque los médicos están esperando que evolucione", contó Gladys anoche.
Tras ello, la policía dijo que Carlos tenía un revólver 38 y una soga en su poder. "Es parte de la mentira con la que quieren encubrir el crimen. Al vecino que los llamó lo tienen presionado para que no declare cuando él mismo aseguró que mi hijo era un buen tipo y su hijo jugaba al fútbol con él. A Udi (un linyera que estaba en el baldío donde ocurrió el hecho) lo molieron a palos para que no cuente nada. Carlos había terminado la secundaria y quería estudiar Ciencias Económicas pero ellos lo mataron como a un animal", dijo Gladys.
Finalmente, la mujer anticipó que al cumplirse el primer mes de la muerte de su hijo (el próximo lunes 9) "marcharemos a la delegación de la Gobernación para presentar un petitorio con más de mil firmas de vecinos que quieren justicia".



Otra marcha de silencio en las calles de Ludueña sur. (Foto: Daniel Carrizo)
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