Año CXXXV
 Nº 49.563
Rosario,
miércoles  07 de
agosto de 2002
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Cuando el hipódromo fue una escuela al aire libre

Ines González - Elsie Laurino (*)

En el año 1916, concretamente el 1º de mayo, se fundó una escuela en el paddock del Hipódromo Independencia. Se la llamó "Escuela al aire libre" y fue la Asociación Francisco Podestá, primera asociación de ex alumnas de la Escuela Normal Nº 2 de Rosario, quien tomó esta iniciativa. El hipódromo fue cedido por las autoridades del Jockey Club para dicho emprendimiento a pedido de la asociación.
Este local ofrecía un panorama grandioso y contradictorio. Por un lado jardines, avenidas y paseos; por otro, un abigarrado conjunto de ranchos y más ranchos habitados por la gente del turf. Tanto ha cambiado este barrio de Rosario, que apenas si lo reconocerían sus pobladores de entonces.
Se trabajaba en un rincón del hipódromo y se la llamó escuela aunque no tenía ninguno de los caracteres que las reglamentaciones oficiales establecen. Se ambientó bajo un conjunto de paraísos y sin otro mobiliario que los bancos destinados al público en días de reunión, ni más material escolar que los pizarrones de las cotizaciones, algunas pizarritas individuales, un montón de diarios viejos y de papel de estraza, media docena de toallas, cuatro lavatorios, algunas barras de jabón, una maquinita de cortar pelo y agua corriente en cantidad no tasada.
La asociación de ex alumnas colaboró desde el primer momento aportando los elementos para la higiene, la enseñanza y el alimento más indispensable. La municipalidad concedió una subvención de cien pesos que se cobraba con mucha irregularidad. El auxilio directo, material y moral venía del pueblo, de las autoridades del Jockey Club, de la Sociedad Rural, de la Escuela Normal Nº 2, de la prensa.
Las fundadoras eran maestras de la Escuela Normal Nº 2, egresadas en el año anterior que no tenían empleo público. Las clases empezaban junto a la canilla de agua corriente, la maquinita de cortar pelo pasaba de una cabeza a otra, después el jabón y el agua adicionada con unos gramos de bicloruro de mercurio daban cuentas de parásitos y mugres.
Frente al pizarrón de las cotizaciones una maestra enseñaba a leer, otra, iniciaba a un grupo en aritmética haciendo contar cosas que abundaban en el paraje y hacía numeración escrita diseñando cifras que los alumnos imitaban en las arenas del parque. Alguien se ocupaba del alimento. El café con leche era bebida de todos los días. Otro preparaba una modesta sopa o, cuando se podía, un sabrosísimo guiso. No se rechazaba a nadie. Asistía el niño de catorce años y el de cinco, y hasta el hermanito de un año que no tenía con quién quedarse en la casa.
El 3 de julio de 1927, durante la dirección de Dolores Dabat, se crea la asociación de ex alumnas Ana María Benito y se destaca en su acta de fundación "ofrecer el más amplio apoyo moral y material a la «Escuela al aire libre» Francisco Podestá y crear otras similares a la mencionada de acuerdo a la modalidad social y económica del lugar en que se erijan".
Fue esta una experiencia inédita para Rosario y surgió como una manera de paliar el insuficiente alcance social de la escuela para aquellos niños de las rancherías que no cumplían con la escolaridad en establecimientos formales. Funcionó durante catorce años, hasta que en 1931 se convirtió en la Escuela Nº 94, una de las tantas escuelas fiscales que integró el sistema educativo oficial.

(*) Docentes y egresadas de la Escuela
Normal Superior Nº 2 Juan María Gutiérrez



Año 1926. Los chicos aprendían en el Hipódromo.
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