Año CXXXV
 Nº 49.557
Rosario,
jueves  01 de
agosto de 2002
Min 2º
Máx 13º
 
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cartas
De pecadores y moribundos

Hay gente que no sabe conducirse en la vida pero sí estimarse, y creen que la virtud no consiste en no pecar sino en ocultar los pecados. Que alguien los descubra es para ellos una cosa terrible y son capaces de pleitear y volver loco a medio mundo para demostrar que no los cometieron. Cuando ya moribundos se acuerdan del mal que hicieron, sienten pesar y desearían que todos sus actos hubiesen sido justos. En cierto modo quien deja el poder después de ostentarlo mucho tiempo se siente morir y pareciera esforzarse en conseguir la seguridad de no haber fracasado y de que nunca hizo daño a nadie. Hemos tenido gobernantes que son recordados más por los problemas causados que por los resueltos. Algunos, persuadidos de lo contrario y de que lo que les salió mal es bueno porque pensaron hacerlo bien
-cubriendo los malos resultados con las buenas intenciones- se indignan seriamente contra el que no tenga de su gestión la misma opinión que tiene de ellos. Son capaces de seguir hablando hasta después de muertos intentando convencer de que son beneméritos del país que arruinaron. A veces quien tiene el hábito de engañar a los demás termina engañándose a sí mismo.
Carlos Alberto Parachú


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