Año CXXXV
 Nº 49.557
Rosario,
jueves  01 de
agosto de 2002
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Reflexiones
Irak, entre los aliados y EEUU

Paul Taylor / Reuters

Los cada vez más ansiosos aliados de EEUU están instando al presidente George W. Bush a no lanzar una pronta acción militar para derrocar al gobernante iraquí, Saddam Hussein. Las advertencias de aliados clave de Europa y el Medio Oriente -con la excepción de Gran Bretaña- se producen en medio de señales de un duro debate dentro del gobierno de Bush sobre las opciones militares para derrocar a Hussein, a quien Washington acusa de desarrollar armas de exterminio masivo.
Los líderes de Francia y Alemania advirtieron que no podrían respaldar un ataque estadounidense contra Irak -que posee la segunda mayor reserva petrolera del mundo- sin un mandato de las Naciones Unidas, que funcionarios estadounidenses y británicos argumentan no es legalmente necesario. "Un ataque sólo sería justificado si el Consejo de Seguridad de la ONU aprueba un mandato. Esa es la posición de Alemania y Francia", dijo el presidente francés, Jacques Chirac, en una conferencia de prensa conjunta tras sostener conversaciones con el canciller alemán, Gerhard Schroeder. Los diplomáticos dicen que ambos países han enviado señales fuertes en privado de que para Europa es más urgente resolver el candente conflicto palestino-israelí, que atacar a Irak, que consideran un problema contenido por el momento.
El primer ministro turco, Bulent Ecevit, cuyo país sería una base vital para cualquier ataque estadounidense a Irak, dijo ayer que estaba tratando de disuadir a Washington de lanzar una operación militar. Y el rey Abdullah de Jordania, quien se reunió con Bush, dijo esta semana a un periódico británico: "A la luz del fracaso para avanzar en el proceso de paz, la acción militar contra Irak realmente abriría una caja de Pandora".
Según diplomáticos, el repentino endurecimiento del tono público de los aliados podría deberse a versiones de prensa de que una de las opciones que considera Washington es un ataque rápido antes de las elecciones estadounidenses de medio período en noviembre. Sin embargo, el senador demócrata Joseph Biden, presidente de la comisión de Relaciones Exteriores del Senado que lleva a cabo audiencias sobre Irak esta semana, dijo que no esperaba que el gobierno republicano lance una acción militar antes del año próximo.
Schroeder dijo que no dudaba de que Bush mantendría su palabra y consultaría a los aliados antes de tomar cualquier decisión. Sin embargo, un funcionario europeo de alto rango indicó que estaba resultando muy difícil conseguir una discusión trasatlántica sobre el polémico tema.
El único partidario europeo de Bush sobre Irak, el primer ministro británico Tony Blair, enfrenta una revuelta en su propio Partido Laborista contra la idea de una acción militar que involucre a las tropas británicas. Mientras la prensa de Londres publican un flujo constante de filtraciones de que hasta 30.000 soldados británicos podrían participar en una invasión liderada por EEUU a principios del 2003, muchos legisladores laboristas demandan que el Parlamento autorice cualquier participación del país.
Blair ha rehusado asumir ese compromiso. Su secretario de Defensa, Geoff Hoon, dijo en marzo: "Legalmente, estaríamos perfectamente en derecho de usar la fuerza como hemos hecho en el pasado sin el respaldo de la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU". Los funcionarios británicos reconocen que una decisión estadounidense de atacar a Irak sin un mandato de la ONU pondría a Blair ante un dilema, entre la instintiva lealtad a Bush y la solidaridad con sus socios europeos. "Una resolución de la ONU ciertamente sería muy deseable para darnos una cobertura política, si pudiéramos conseguirla", dijo uno.
Bush tampoco puede esperar un mayor respaldo alemán si el rival conservador del gobernante, Edmund Stoiber, ganara las elecciones generales de septiembre. Stoiber dijo ayer que el mundo podría estar en la "víspera de una guerra entre EEUU e Irak", pero que quiere evitar un conflicto semejante fortaleciendo la voz de Europa.
Aunque los aliados europeos y árabes están de acuerdo sobre la necesidad de presionar a Hussein para que admita a los inspectores de armas de la ONU, la mayoría considera la posibilidad de otra Guerra del Golfo profundamente desestabilizadora para el Medio Oriente y para la frágil economía mundial.
El ministro belga de Relaciones Exteriores, Louis Michel, intentó en vano la semana pasada persuadir al visitante ministro de Relaciones Exteriores iraquí, Naji Sabri, de que permitiera el regreso de los inspectores de armas, ahora que todavía hay tiempo de evitar una guerra. Dijo que Irak estaba a "cinco minutos de la medianoche".
Los aliados de EEUU cuestionan los planes de Washington a largo plazo. "Lo que estamos diciendo a los estadounidenses es: «¿qué planes tienen para mantener a Irak unida y reconstruir el país después de Saddam? ¿Están preparados para mantener tropas ahí por cinco, 10, 15 años si fuera necesario?»", dijo un funcionario europeo de alto nivel.
Dada la renuencia de Bush a la "creación de naciones", algunos dirigentes europeos temen que Europa pueda terminar con el castigo de la reconstrucción y la carga del mantenimiento de la paz, mientras las compañías petroleras estadounidenses toman los contratos.


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