Año CXXXV
 Nº 49.557
Rosario,
jueves  01 de
agosto de 2002
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Los Martín Fierro se dieron de bruces con la crisis
Un cacerolazo empañó el brillo de la alfombra roja

Ricardo Luque / La Capital

Buenos Aires (enviado especial).- Nadie esperaba una constelación de estrellas, pero las estrellas fueron. No todas, claro, pero las que era razonable que estuvieran no faltaron a la cita. Y no es para menos, la entrega de los Martín Fierro es la fiesta más importante de la industria de la televisión argentina, mal que les pese a los claman por la justicia del premio, mal que les pese a los que alguna vez han tenido que paladear el sabor amargo de la derrota.
Marcelo Tinelli, Susana Giménez y Mirtha Legrand son estrellas indiscutidas de la televisión argentina, aunque no estén en la pantalla o no disfruten como otrora las mieles del rating. Su presencia en la ceremonia no sólo aporta la cuota de glamour que demanda la velada sino que además legitima la entrega de premios que organiza la Asociación de Periodistas de la Televisión y la Radiofonía Argentina (Aptra) siempre envuelta en la polémica.
Sin embargo, la asistencia de las grandes figuras de la pantalla a la fiesta celebrada en el Hotel Sheraton de Buenos Aires no alcanzó para que las ausencias se olvidaran. La gran familia de la televisión no está completa sin Nicolás Repetto, Moria Casán, Andrea del Boca, Julián Weich, Mario Pergolini y, sobre todo, Adrián Suar, quien para colmo fue el gran ganador de la noche, ya que las ciclos de Pol-ka, su productora, obtuvieron 14 estatuillas.
Más allá de las apologías y rechazos que cosechó el Martín Fierro, una pregunta quedó flotando en el aire: ¿el año próximo se realizará una nueva edición de la entrega de premios? El interrogante es pertinente ya que, históricamente, los costos de la entrega de premios se financiaron con la recaudación de los derechos televisivos que, dado el desinterés de los canales por transmitir la ceremonia, este año fue nula.
No obstante, el apoyo que recibió Aptra de parte de figuras de la talla de Marcelo Tinelli, Susana Giménez y Mirtha Legrand, quienes coincidieron en destacar que el Martín Fierro es la "máxima celebración de la televisión argentina", devolvió las esperanzas al premio en un momento en que las críticas, sobre todo las disparadas por la propia gente del medio, minaron su credibilidad y lo pusieron al borde del abismo.
Por eso, quizás, lo menos importante de la ceremonia del martes pasado fueron los ganadores, salvo, claro está, el del Martín Fierro de Oro, que desde que dos años atrás, cuando se lo llevó Nicolás Repetto por "Sábado Bus", se convirtió en la piedra del escándalo. Un efecto no deseado. No hay que olvidar que el premio se creó con la sola intención de evitar que los invitados a la fiesta partieran presurosos después de recibir la estatuilla.
Ausente Adrián Suar, la reunión fue pura camaradería. Se extrañaron las ocurrencias de Dady Brieva, las ironías de Mario Pergolini, los discursos de Jorge Lanata, las morisquetas de Julián Weich y hasta el humo del habano de Mariano Grondona. Igual las estrellas aprovecharon el encuentro para ponerse al día respecto de los cambios de última hora en el mapa televisivo.
En ese sentido, hubo varias novedades: para desgracia de Sergio Villarroel, Susana Giménez confirmó que este año no hará televisión; Alejandro Fantino adelantó el inminente levantamiento de "Los osos" de la pantalla de Canal 13, y Gerardo Rozín se paseó con orgullo al haber sido confirmado al frente de la gerencia artística de Azul, después de una semana turbulenta en la que su continuidad en la emisora de Daniel Hadad había sido puesto en duda.
Haciendo caso omiso a la polémica, los invitados aprovecharon la ocasión para lucir sus mejores galas. El mayor impacto lo causó Susana Giménez, quien enfundada en un ajustado vestido negro de Armani demostró que la inversión que hizo en cirugías estéticas no cayó en saco roto. Aunque se la vio espléndida, las palmas se las llevaron las más jóvenes. Fueron muy elogiados el escote de Gabriela Toscano, el toque exótico de Leticia Brédice y la frescura de Dolores Fonzi.
Pero la frivolidad de la fiesta se dio de bruces con la realidad en la puerta del Sheraton donde un ruidoso grupo de estudiantes improvisó un cacerolazo que impidió que se disfrutara el desfile de estrellas a la entrada de la ceremonia. Para evitar problemas las figuras evitaron entrar por la puerta principal. Una lástima porque una entrega de premios del mundo del espectáculo no es lo mismo sin la alfombra roja.



La amabilidad de Tinelli con Su Giménez desconcertó.
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