Año CXXXV
 Nº 49.556
Rosario,
miércoles  31 de
julio de 2002
Min 4º
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Música/Crítica: Diego Torres apostó y ganó

U. G. Mauro / La Capital

Intérpretes: Diego Torres.
Músicos: Leonardo Figoli, (director, piano, saxo); Diego Ferrara (guitarra); Luis Cardoso (batería); David Amaya (guitarra); Richard Nant (trompeta); Florial Calahorrano (bajo).
Sala: Teatro El Circulo.

Si Diego Torres se hubiera presentado en la fecha originalmente prevista en Newell's Old Boys ¿habría logrado llenar ese ámbito tan grande -y por otra parte tan poco apto acústicamente-, tal como lo hizo el lunes en el teatro El Círculo? No hay respuesta para tal especulación; lo cierto es que público y cantante salieron ganando con ese cambio de fecha y escenario.
Diego Torres salió ganando porque llegó al escenario alentado por el lleno total de la sala, y el público obtuvo la ventaja de la acústica del lugar y el cuidadoso trabajo del sonido.
Considerando los tiempos que corren, la presencia sobre el escenario de coliseo de Mendoza y Laprida, de ocho músicos y tres coreutas acompañando al cantante es una apuesta fuerte, pero el autor de "Color esperanza" se había comprometido a traer el mismo show que montará en el Luna Park y cumplió, sobradamente.
El hijo de Lolita Torres interpretó algo más de una veintena de canciones durante casi dos horas. En el show predominaron los temas de su último disco , aunque cuando promediaba el recital, con un muy sólido acompañamiento musical, el artista recordó los temas más reconocidos de su carrera, para volver a lo nuevo.
"Soy de la gente", el tema de donde extrajo la frase que sirve de título al disco, fue el primero de la noche y antes de saludar al público Diego cantó "Por ti yo iré", seguido de "Dame una gotita de tu amor".
La mayoritaria platea femenina hizo caso omiso de las recomendaciones de los acomodadores que segundos antes de abrirse el telón recorrieron fila por fila el teatro exigiendo de buen modo no fumar, no pararse, no bailar y todo lo que cabe dentro del difuso concepto "mantener la compostura".
Algo demagógico en las reiteradas referencias y halagos a la ciudad y a la belleza de sus mujeres, Diego sostuvo no obstante una intensa comunicación con sus fans en base a apretones de manos, diálogos intencionados, muy buen humor y directivas para agitar brazos y bailar rigurosa y masivamente acatadas.
Musicalmente, el recital se basó en baladas románticas, ritmos latinos, mucha rumba y pop-flamenco -estos apoyados en el excelente trabajo del guitarrista Diego Amaya- y un par de ritmos murgueros para el broche del recital, la ya popular "Color esperanza", precedida por la versión que alguna vez plasmara del célebre tema de Serrat, "Penélope".
Cuando Diego Torres comenzó a entonar algunos temas viejos de su carrera, el recital corrió peligro de tornarse monótono. El tono intimista rompió demasiado abruptamente con el ritmo y la fuerza desplegadas hasta ese momento. "A confesión de partes relevo de pruebas", enseña el derecho, y alguna vez el mismo Diego Torres indicó que sus canciones suelen contar con una influencia excesiva de los ritmos españoles que pese a los excelentes arreglos de Cachorro López no impiden que varias canciones parezcan cortadas por la misma tijera.
Chistes, mucho baile y ritmos alegres apoyados levantaron otra vez al público que no cesó de corear cada tema hasta el final del recital. Nada parecía alcanzarle a la gente, que sólo se retiró en paz cuando tras "Color esperanza" el artista manifestó en un inesperado y breve discurso una crítica a este gobierno en particular y a toda la clase política en general.



Diego Torres ofreció un recital con gran despliegue. (Foto: Hugo Ferreyra)
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