Año CXXXV
 Nº 49.539
Rosario,
domingo  14 de
julio de 2002
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Análisis político
La escasa magia de los aviones

Jorge Sansó de la Madrid / La Capital

La Capital
Casi resulta ridícula la pregunta del millón, en boga desde el miércoles. Quienes han conocido de cerca o de lejos las internas partidarias, máxime las del justicialismo, no necesitan perder tiempo en elucubrar qué pudo haber visto Carlos Reutemann para salir huyendo. Tampoco es muy probable que se refiera a nada que en rigor no conociera o supiera de antemano. De pretéritas internas, del partido en el que milita en primera fila desde hace más de una década, de la misma dirigencia que ha venido manejando al peronismo y al país desde entonces, ¿qué puede ignorar a esta altura el gobernador?
En todo caso cabe preguntarse por qué Reutemann cometió el sacrilegio de señalar el rostro oculto de su partido, dirigiendo hacia él las miradas de una población asqueada de cierta política. Está claro que no señaló nada en particular pero que se refiere a algo non sancto y que no se atreverá quizá "a contar nunca". Algo bueno, aunque no le gustase, no lo obligaría a semejante secreto y probablemente no lo hubiera persuadido de apagar el motor de su anhelo presidencial. Queda sobrentendido entonces que evidenció sombras y velos, pero algo más. Es una acabada ratificación de que el repudio social, por más confuso y generalizado que resulte, no es más que una sana reacción ante prácticas que ya no son digeribles por algunos de sus propios actores.
Reutemann dijo haber percibido "algunas señales que dejan incógnitas sobre si serán internas limpias, claras, transparentes, con las reglas bien establecidas en cuanto a ética". Semejante candidez sólo sería justificable si se pudiera corroborar que el Lole se equivocó de partido (o de país) a la hora de imaginarse candidato a presidente. Cínico resulta para quienes advierten que la suya es la estatura de uno de los hombres más poderosos de la Argentina, precisamente por serlo desde el justicialismo.

Internas conflictivas
En todo caso queda claro para los argentinos mortales que las internas peronistas no serán limpias, claras ni transparentes, y mucho menos éticas. Por eso Reutemann no juega en ellas. También ha dicho que no quería ser el candidato de nadie. Y ayer, dicen, el presidente Eduardo Duhalde lo llamó enojado porque el Lole reveló que lo había querido presionar para que se decidiera. En esas mismas declaraciones alertó sobre "operaciones" en Santa Fe con una metáfora inequívoca: "Van a llenar de aviones a la provincia", en directa alusión al avión del Banco de La Rioja que el sábado anterior trajo a un Menem como pasajero.
Aquí es donde la secuencia temporal de la argumentación de Reutemann se torna confusa. Casi como repetida argumentación infantil de que no fue candidato, con lo que alude una coherencia de nada. En primer término porque a menos que el Lole piense que todos en este país son infradotados debería darse cuenta de que nadie llega a la posición que tuvo sin alentarla. Y todo el mundo se dio cuenta de que él, a su modo es cierto, alentó la expectativa sobre una eventual candidatura suya. O en todo caso para que el mandatario lo entienda: todo el país lo vio y escuchó por televisión diciendo que estaba "analizando con seriedad la posibilidad" y que para ello se tomaría "treinta o sesenta días" a fin de dar a conocer si se postularía o no.
No se trata de una cuestión de coherencia o no. Lo pensó, se definió por el no y listo. He ahí la secuencia coherente. Aunque lo suyo parece aludir a la instalación de la cuasi certeza de que él ya se había definido por el sí. Busca allí un responsable ajeno a sí o a su estructura y refiere que ya había anticipado al presidente su respuesta negativa.
Es necesario detenerse en estos tiempos. Según su relato el "1º de julio, día que visitó el país el presidente de México, Vicente Fox, en la cocina de Olivos, desayunando juntos a las 7.45 de la mañana" el Lole le dijo a Duhalde que no sería candidato a presidente. No se entiende por qué Reutemann no la hizo pública entonces y de ese modo se hubiese ahorrado la presión mediática de la que luego se quejó.
Ahora bien, el sábado 6 de julio un avión del Banco de La Rioja llegó subrepticiamente al Aeropuerto de Sauce Viejo. Su presencia no pasó desapercibida y pronto fue noticia nacional. Y no era para menos. La información consignaba que en el aparato aterrizó Eduardo Menem, supuestamente enviado por su hermano, para hacer desistir a Reutemann de su intención de postularse como precandidato en la interna peronista. Otras fuentes, más ilusas, supusieron que en realidad vinieron a preguntarle al Lole qué era lo que pensaba hacer.

De un Eduardo al otro
Después de desmentidas varias, aclaraciones confusas y ratificaciones a medias parece ser que no fue Eduardo Menem hermano sino Eduardo Menem sobrino el que vino, que para el caso es lo mismo, pero lo que sí se supo es que vino. El propio Reutemann lo admitió aunque dijo que no fue "amenazador" el mensaje que trajo el riojano, pero después se podría interpretar que el propio gobernador se desdice en parte con su alegoría de los "aviones que llenarán la provincia" para admitir que "vendrán operaciones pesadas" y advertir que "hay que estar atentos".
Es decir que el avión vino, trajo a un Menem con un mensaje que si bien no le resultó amenazador a Reutemann fue una operación pesada. Hasta ahí lo que se puede deducir después de descifrarlo al gobernador quien, paradójicamente, se cuidó muy bien de mencionar jamás qué fue lo que él contestó, aunque para algunos esa es una respuesta que a esta altura de los acontecimientos resultaría ociosa.
Ahora bien, el viernes pasado en el diario Clarín (página 8) se afirma que Carlos Menem sabía con anticipación que Reutemann desistiría de enfrentarlo en la interna. El diario reproduce declaraciones radiales del gobernador de La Rioja, Angel Mazza: "...medio que nosotros ya sabíamos. Usted sabe que alguien del gobierno riojano estuvo conversando con él".
Esto quiere decir que Reutemann le habría respondido al enviado de Menem, si el gobernador Mazza no miente, que no sería candidato. El ex presidente desde entonces sabía que no debía contar al santafesino como adversario. Y el presidente Duhalde sabía desde antes que tampoco podía contar con que éste lo enfrentara a su archirrival y menos en su nombre.
Esta secuencia podría en cierto modo y ante la decisión del Lole de no hablar, explicar en parte por qué se bajó. Del mismo modo en que dijo que no disponía de fondos aunque al parecer ahora le están pidiendo que aclare en la Justicia sobre el manejo de fondos sucios para campañas electorales. Y, finalmente, el día después. Otra preocupación admitida por el gobernador.
Si ganaba qué iba a hacer. Por lo pronto encontrarse con todos los problemas irresueltos. "El mago no existe. Si yo era candidato, hoy tenía el corralito encima. Tenía todos los problemas sin resolver. Y no le iba a poder devolver la plata a Nito Artaza".
La gracia de la magia es que todos saben que no existe pero desean que exista. La habilidad del mago es lograr la complicidad de todos para que hagan como si existiera, que crean que sus mentiras son magia. Reutemann no alcanzó a pararse siquiera sobre el escenario, por lo que no pudo decir qué pensaba hacer en la presidencia. Lo suyo no fue el desencanto de un truco fallido sino el de la función suspendida.
A diferencia de Elisa Carrió, que tanto se esmera en preparar al auditorio. El éxito de sus habilidades dependerá de la comprensión que logre de la gente. Que entienda en su caso que no puede esperar, precisamente, ser deslumbrada con magia. Cuanto menos, algunos pases y contorsiones difíciles. Busca de ese modo desnudar el secreto del acto de su competidor. No hay nada más frustrante que ver un truco cuyo secreto se conoce o adivina de antemano. Se sabe que Carrió no dolarizará la economía, todavía no se sabe qué hará.
En cambio Menem ha anunciado por altoparlantes que precisamente teñirá de verde las finanzas argentinas. Y de modo espectacular crea un ambiente de tensión expectante buscando que la gente se pregunte: ¿y si lo logra? \Pero en algo tiene razón Reutemann. En política no hay magia ni magos. Debe haber capacidad, conocimiento, disposición y honestidad. De lo contrario nos pasa lo que a los argentinos: vivimos de decepción en decepción. La situación está muy mal y se encamina a estar peor. Tanto que hay quienes creen que Duhalde no podrá cumplir su cronograma electoral actual y deberá adelantarlo aún más. Las internas se encaminan a desarrollarse en el escenario oscuro señalado por Reutemann. Y los candidatos aún no terminan de definir sus principales medidas, con excepción de Menem que ofrece la dolarización como la que hace pocos años adoptó Ecuador.

Beneficiados y perjudicados
Precisamente, el embajador saliente de Estados Unidos en Ecuador, Larry Palmer, dijo que en ese país "la dolarización benefició a algunos pero perjudicó a muchos". ¿Les suena conocido a los argentinos? Y puso un ejemplo el embajador de Estados Unidos (no el de Cuba): "Un ciudadano no rico en 1999 compraba con 25.000 sucres (un dólar) la carne, los vegetales, el arroz y el aceite para una comida; hoy no compra ni la carne".
Cuán fortalecido o debilitado salió Carlos Reutemann al cabo de una semana de sobreexposición y de su declinación a postularse como candidato a presidente se verá con el correr de los días. El dato puede resultar indiferente a más de uno y con razón, habida cuenta de que su decisión es una cuestión estrictamente íntima. No obstante, cabe preguntarse qué efectos tendrá en la provincia, y por traslación en sus ciudadanos, la conducta partidaria de su gobernador.
"Fue preventivo. Mucho depende de cómo nos va para saber cómo nos vaya" tradujo un allegado del gobernador la frase de éste según la cual "tenemos que estar todos (los santafesinos) muy atentos a lo que esté vinculado a la provincia. Rápidamente nos vamos a dar cuenta de si hay represalias".



Reutemann conmovió con su decisión a todos los sectores. (Foto: Néstor Juncos)
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