Año CXXXV
 Nº 49.539
Rosario,
domingo  14 de
julio de 2002
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Volver a empezar. Hace siete meses recibió un riñón para seguir viviendo
Un venadense trasplantado en España se reunió con sus afectos
Estuvo seis años en una lista de espera del Incucai y ahora lleva una vida casi normal

Venado Tuerto. - A siete meses de haberse trasplantado un riñón en España, Gastón Ayestarán realiza una vida casi normal y visitó por un mes a su gente en su ciudad natal. "Extrañaba mucho Venado, por la familia y los amigos", dijo sencillamente el joven de 28 años que salvó su vida merced a una operación que pudo realizarse en la canaria isla de Santa Cruz de Tenerife para curarse de una insuficiencia renal crónica derivada de una patología urológica congénita.
Gastón volvió de España para ver a sus seres queridos. Su vida normal implica que puede orinar como cualquiera e incluso tomarse un vaso de agua entero sin sufrir ninguna consecuencia. También celebró haber vuelto a ver a sus amigos y a disfrutar de la noche venadense, ambas cosas "difíciles de olvidar cuando uno está lejos", dijo con esa picardía que no perdió ni aún cuando su vida corría peligro.
Más allá del cuidado que implica haberse sometido a una operación como la que tuvo, Gastón está gozando plenamente de la vida. Tal vez no sean cosas importantes para una persona sana, pero seguramente se vive mejor cuando no hay que cuidarse de tomar un vaso de agua entero sin tener complicaciones. Pero el dato más importante es, obviamente, el haber podido abandonar definitivamente "el calvario de la diálisis" desde hace unos meses, ya que su orina es normal.
Atrás quedó también la decepción de haber tenido que irse para poder ser trasplantado, luego de haber estado en vano seis años en una lista de espera del Incucai. "Había perdido las esperanzas de someterme a un trasplante en la Argentina ya que nunca recibí noticias desde el Incucai", señaló.
La posibilidad de viajar a España surgió de médicos sanlorencinos que le advirtieron a Gastón sobre la rapidez con la cual se hacen los trasplantes en Santa Cruz de Tenerife. La médica local Noemí Azcona lo alentó a que se sometiera a esa operación para recuperar su calidad de vida.

Falta de donantes
Tras su experiencia en Santa Cruz de Tenerife, Gastón criticó el sistema imperante en la Argentina en cuanto a los trasplantes. "Acá las leyes implican que no haya tantos donantes porque hay muchas trabas. En el sanatorio español donde me operé hicieron en lo que va del año más de 200 trasplantes, algo impensado en la Argentina en el mismo lapso", consideró.
El riñón recibido por Gastón era de un joven español de unos cien kilos, de entre 30 y 35 años. No conoce su identidad, pero igualmente cree que el hecho de que su riñón haya salvado a una persona "es una forma de dar vida después de la muerte". En la Argentina le habían realizado pruebas de compatibilidad, en familiares directos, que le fueron practicadas a dos hermanos, dos primos hermanos y su madre: ninguno resultó apto, salvo su padre, pero como éste sufre de obesidad no pudo practicársele el trasplante.

Calvario
El joven inició el tratamiento de hemodiálisis en marzo de 1994 y jamás lo abandonó, hasta ahora. Gastón ingresó al Centro de Tratamiento Integral del Riñon de Rosario en 1997, cuando presentaba un cuadro de osteodistrofia renal severo por hiperparatiroidismo secundario.
Gastón no pudo caminar durante nueve meses como consecuencia de una notoria pérdida de fuerza. Además había disminuido su estatura en 25 centímetros, se encontraba hipertenso y con diez kilos de más. Luego fue derivado a Rosario para confirmar el diagnóstico a través de una biopsia. Al comprobársele ese cuadro se lo intervino quirúrgicamente y se le efectúo una paratiroidectomía del 80 por ciento de la glándula.
En el transcurso de las evaluaciones presentó fractura espontánea de cuatro costillas y en el posoperatorio la fractura del cuello del fémur por el cual se le efectuó un reemplazo de cadera en dos tiempos. Finalmente, y luego de la calcificación del hueso, se le reemplazo definitivamente la cadera. Al parecer Gastón sufría una intoxicación alumínica que le producía la descalcificación de sus huesos, mientras seguía realizando sus sesiones de diálisis de cuatro horas tres veces por semana.
Producción periodística: Norberto Puntonet, Carlos Walter Barbarich \y Carlos Pulvirenti



Gastón Ayestarán encabeza la hilera junto a sus amigos.
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