Año CXXXV
 Nº 49.539
Rosario,
domingo  14 de
julio de 2002
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Tiros y corridas en un club de la zona sur
Una noche de fiesta que terminó con una pelea y un herido grave
Un joven fue baleado en la cabeza al enfrentarse dos barras de Puente Gallego y villa La Granada

Ariel Etcheverry / La Capital

El viernes a la noche Juan Ramírez se sentía cansado, con muy pocas ganas de ir a bailar al Club Italo Argentino como hacía siempre. Su hermana menor lo convenció y así salieron juntos para una fiesta organizada por alumnos de una escuela del barrio Las Delicias. Tres horas después se produjo una pelea en el lugar y alguien empuñó un arma de fuego y comenzó a disparar a diestra y siniestra. Uno de los proyectiles alcanzó al muchacho, de 20 años, y lo dejó al borde de la muerte. La policía detuvo a un adolescente como autor del disparo y secuestró dos revólveres en distintos operativos que arrojaron además una decena de arrestados.
El hecho ocurrió minutos antes de las 3 cuando se desarrollaba un baile de estudiantes en el salón del Club Italo Argentino, de Padre Giacone 2172, entre bulevar Oroño y Balcarce. Las instalaciones, según José García, miembro de la comisión directiva del club, habían sido alquiladas por alumnos de la escuela Del Valle para realizar un baile y recaudar fondos para el viaje de egresados. A la hora en que ocurrió todo el lugar estaba lleno de gente y Juan se encontraba con unos amigos bailando en la pista. "Se estaba divirtiendo tranquilo, no molestaba a nadie", contó a La Capital uno de sus diez hermanos en la puerta del Hospital de Emergencias.
En esa circunstancia se produjo una pelea entre un grupo de muchachos. El familiar de Juan señaló que la disputa fue entre un grupo de chicos de villa La Granada y otro de Puente Gallegos, que pelearon por motivos que se desconocen.
"Nosotros vamos todos los viernes al club y esos pibes no eran del barrio, no los conocíamos y no sabemos porque empezó todo", agregó el hermano de Juan. Fuentes policiales, en cambio, indicaron que el incidente se desató porque al parecer dos muchachos se disputaban la misma chica. Lo cierto es que, en medio de golpes y empujones, alguien empuñó un arma de fuego y comenzó a disparar a mansalva.
Testigos del episodio le contaron a la policía que fueron varios los estampidos que se escucharon dentro del salón. Lo mismo sostuvo el hermano de Juan. "Fueron 8 tiros adentro y más afuera, en la calle", dijo. En medio del desbande de gente, que comenzó a huir masivamente del club, una bala le perforó el cráneo a Ramírez, quien cayó herido en el lugar. Poco después, la policía detuvo a una decena de sospechosos y los condujo a la subcomisaría 19ª.
El principal implicado es un muchacho, cuyos datos no trascendieron, que fue detenido cuando buscó refugio en la casa de un amigo, en barrio Las Delicias. El padrastro de ese último chico es un agente del Comando Radioeléctrico que al enterarse de lo que había sucedido decidió entregar al presunto autor del disparo.
En varios operativos realizados en la zona, la policía secuestró dos revólveres calibre 22 y 32, que serán sometidos a pericias para saber si de alguno de ellos salió el disparo que lesionó a Ramírez.
Por el momento, los investigadores tienen caratulado el caso como tentativa de homicidio, pero esa tipificación podría cambiar por la de homicidio en las próximas horas ya que el estado de Ramírez era grave. "Tiene pocas horas de vida", dijeron Ramón y Alicia, los padres del muchacho, un rato después de haber escuchado el parte médico del mediodía. "Dicen que vive porque es joven y fuerte, pero le diagnosticaron muerte cerebral", contaron, abatidos.
El Italo Argentino es un típico club de barrio, que tiene más de 50 años de existencia, con canchas de bochas en la parte trasera y mesas para jugar a los naipes en el salón del frente. El lugar es frecuentado por un puñado de socios y algún que otro vecino, quienes matan las tardes con alguna actividad lúdica o bebiendo copas de vermuth o fernet.
Los vecinos aseguran que siempre, especialmente los viernes, se producen peleas y corridas en la calle. "Pero nunca sucedió que le pegaran un tiro a un pibe", contó un comerciante. "El problema es que a estos bailes viene gente de otros barrios", agregó el hombre. Lo mismo dice el hermano de Juan. "Siempre vamos a ese lugar y nunca pasa nada grave. Sí, por ahí se arman algunas peleas, pero nunca nadie sacó un fierro y empezó tirar a mansalva".
Mientras tanto, Ramón y Alicia no encuentran consuelo. El muchacho, carpintero desocupado, Juan cursó la primaria en la escuela Serrano, pero no pudo continuar con los estudios porque tuvo que salir a trabajar para ayudar a su padre. "Tenemos once hijos y en casa comenzó a faltar plata, por eso él también tuvo que salir a trabajar", sostuvo Ramón, quien ahora sobrevive con 150 pesos de un subsidio para jefe de hogar desocupado.



El club Italo Argentino alquiló su salón a una escuela.
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