Año CXXXV
 Nº 49.533
Rosario,
lunes  08 de
julio de 2002
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Un suboficial del Irízar escuchó el nacimiento de su hijo por teléfono
El relato, cargado de emoción, fue efectuado por el médico que realizó el parto

Un suboficial del rompehielos Almirante Irízar que navega hacia la Antártida para liberar al barco alemán Magdalena Oldendorff, escuchó el nacimiento de su hijo Ciro por teléfono, en un relato cargado de emoción que efectuó el médico que realizó el parto.
"Primera contracción... Cambio", fue lo primero que dijo el médico Eduardo Liberatore, quien atendió a Norma Ríos, esposa del suboficial Carlos Cristian Márquez, en una transmisión que llegó sin dificultades hasta el rompehielos.
Márquez se enteró así de la buena noticia mientras navegaba a cinco mil kilómetros del hospital, frente a las islas Georgias del Sur en la misión Cruz del Sur, destinada a rescatar al barco científico alemán varado desde el 30 de mayo pasado.
A la tercera contracción nació Ciro, hecho que el médico relató así: "Nació. Tu hijo ya está en mis manos... Cambio", y luego la voz del profesional apareció quebrada por la emoción y conmocionada por el fuerte llanto de la criatura que pesó 2,500 kilo.
El nacimiento tuvo lugar en la sala de neonatología del hospital regional Español de Bahía Blanca el jueves pasado por la tarde y fue atendido por Liberatore, quien es ginecólogo de cabecera de la Obra Social de la Armada.
El contacto se hizo a través del Servicio de Radio de esa fuerza, que anunció la comunicación con el Almirante Irízar entre las 14 y las 15, mientras que la señora Ríos entró a la sala de partos a las 14.05.
"Cuando entregué a Ciro al neonatólogo, comenzó a llorar con muy buena voz", bromeó el profesional, llanto que se escuchó -según se supo- en el rompehielos argentino.
Se había planificado interrumpir el embarazo -el bebé ya no crecía y su mamá tenía presión alta-, y Norma Ríos había elegido el 9 de julio, cuando el parto se desencadenó y finalmente el niño nació el 4 de julio.
"Estábamos disfrutando de la licencia, porque mi marido había participado durante tres meses de la anterior campaña antártica y de repente, con el episodio del buque alemán, todo se alteró. A los pocos días tuvo que irse", explicó la mujer.
La esposa del suboficial es porteña -como su marido-, vive en Punta Alta y ejerce como maestra de quinto grado en la escuela Nº 16 de Villa Maio.
"Suponía que tendría a mi esposo apretándome la mano, pero las cosas se dieron así. Fue muy emocionante y me pregunto qué habrá sentido Cristian cuando escuchó el llanto de su hijo por teléfono, sobre todo porque no sabía nada de la transmisión...", comentó la mujer. (Télam)


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