Año CXXXV
 Nº 49.525
Rosario,
domingo  30 de
junio de 2002
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Largan los fideicomisos

Por ahora son más los proyectos que los casos concretos. Aun así, los fideicomisos ganaron espacio como alternativa de crédito en medio de la crisis. Tanto desde el ámbito público como el privado se están motorizando propuestas que podrían cristalizar en los próximos meses.
De la mano de empresarios que tienen posibilidades de expansión pero no plata, o de iniciativas apoyadas por el Estado, ya hay en marcha una decena de proyectos que apuntan a capturar inversores para emprendimientos en ganadería, agricultura, apicultura, forestación, producciones alternativas y algunos rubros industriales como el de la fabricación de muebles o la metalmecánica.
Aunque poco difundida, el fideicomiso no es una herramienta nueva en Argentina. El Código Civil contempla su funcionamiento pero su marco legal fue reforzado con la sanción de la ley 24.441, en 1995. Se apostó en su momento a canalizar recursos de las administradoras de fondos de pensión para brindar crédito al sector privado, y tuvo un veranito en los años 98/99 cuando algunos bancos privados lo incentivaron como fórmula de financiamiento para adquirir viviendas.
Básicamente, es un contrato por el cual una persona (fiduciante) traslada la propiedad de un bien a otra persona (fiduciario) que los administra en beneficio de un tercero (beneficiario). Su característica distintiva es que los bienes que entran como garantía en el fideicomiso quedan "aislados", es decir que no pueden ser tocados por fuera de los términos especificados en el contrato. Esto implica que los embargos que sufran los fiduciantes o el administrador del fondo no alcanzan a esos bienes.
Un ejemplo de esta operatoria es el de un grupo de agricultores que quiera conseguir financiamiento para comprar los insumos para sembra soja. Ponen el grano (el que tienen o el que esperan producir) en garantía y bajo la tutela de un administrador, que gestiona el crédito ante una entidad bancaria u organiza una suscripción de títulos entre diferentes inversores. Al término del contrato, vende el producto y distribuye los beneficios. La colocación de títulos de un fideicomiso puede hacerse en forma privada o mediante oferta pública en la Bolsa, con distintas exigencias y ventajas según el caso. En el actual contexto de crisis financiera, esta herramienta entró primero en el sector agropecuario precisamente porque es uno de los pocos que está en condiciones de motorizar la actividad.

Proyectos en marcha
En la provincia hay dos proyectos bastante avanzados. Uno está motorizado por productores ganaderos de la zona centro-norte para desarrollar un proyecto de engorde de hacienda. El administrador del fondo será la cooperativa Guillermo Lehman y la idea es colocar títulos entre inversores de la misma región.
Por la inestabilidad económica, el valor de esas colocaciones tendría una equivalencia en kilos de hacienda, de modo de mantener una referencia constante. Al final de un período de 12 meses, el inversor recibe el peso inicial del ternero más un porcentaje del aumento de peso.
En el sur de la provincia se está motorizando, además, un fideicomiso para garantizar el financiamiento de insumos para la próxima campaña de granos gruesos. En este caso actuaría como administrador el Bice, que además compraría títulos del fideicomiso, y estaría comprometida la participación como inversor del Nuevo Banco de Santa Fe.
En la misma línea trabaja Agricultores Federados Argentinos (AFA), que está definiendo los detalles de un fondo para financiar la gruesa a sus asociados. La garantía sería la soja que se cosechó y aún permanece en los campos.
Miguel Paulón, director del Bice, explicó que la clave para el desarrollo de estos instrumentos pasa por la solidez del proyecto pero, sobre todo, por la confianza que despierte el agente administrador. También dejó abierta la puerta para que, en algunos casos, el Estado pueda participar a modo de estímulo.
En producciones más chicas, el gobierno de Santa Fe está armando con un grupo de productores apícolas de la zona de Ceres un proyecto de fideicomiso para financiar proyectos de inversión y también hay iniciativas en los rubros de forestación y plantas aromáticas.
Más complejo es el borrador para desarrollar un fondo que permita garantizar créditos para los fabricantes de maquinaria agrícola. El esquema que se está pensando es que la garantía que quede en el fideicomiso sea el boleto de compra-venta de la unidad construida.
Un fideicomiso ya constituido es el que se organizó para la industria del mueble, a partir de la firma de un convenio entre la Federación Argentina de la Industria de la Madera y Afines (Faima) y el Banco Credicoop. Cada fabricante, proveedor y comerciante hará un aporte de mil pesos y seis grandes empresas madereras pondrán algo más de 6 millones. Esta iniciativa permitirá que los fabricantes descuenten sus facturas a los comerciantes, que su vez ofrecerían planes de crédito a sus clientes.
El secretario Pyme del gobierno nacional, Julio Massara, adelantó que otros proyectos en carpeta en la Secretaría de Industria de la Nación involucran a los fabricantes de bicicletas, ciclomotores y electrodomésticos. "Siempre necesitan de aportes de la misma cadena pero cuando hay negocio pronto aparecen los inversores extra sector, como ocurrió con el fideicomiso que armó el Bice con los exportadores de carne", explicó.
Massara recordó que desde el Ministerio de la Producción de la Nación se están lanzando instrumentos crediticios para las pymes, como el reformulado Mipyme y una línea de 75 millones de euros liberada por el gobierno italiano.


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