Caracas. - El presidente Hugo Chávez cree haber neutralizado a los golpistas que intentaron derrocarlo hace dos meses pero no bajó la guardia e instaló una batería antiaérea en Caracas para defender el palacio Miraflores en donde tiene su despacho. "Un golpe de Estado para derrocar este gobierno es imposible que triunfe", dijo Chávez cuya estabilidad está en duda pese a que el 14 de abril sobrevivió a una rebelión de militares disidentes. "Si alguien intenta un golpe de Estado estamos muchísimo mejor preparados que hace tres meses", dijo a corresponsales extranjeros.
Chávez afirmó que los servicios de inteligencia han recogido informes sobre planes para asesinarlo y sobre un posible ataque aéreo al palacio Miraflores. "Hay gente desesperada (...) que comenzó a pensar en matar a Chávez", dijo al explicar porqué desde el golpe redujo al mínimo sus apariciones públicas. Aseguró que tanto los servicios venezolanos de inteligencia como de países extranjeros que se negó a identificar lo alertaron acerca de planes para asesinarlo. Puso como ejemplo que un hombre se presentó en la embajada de Venezuela en un país americano que no quiso revelar, dijo que había sido contactado para asesinarlo y luego desapareció. También mencionó "conversaciones entre ex golpistas que están en el Caribe en un lugar cercano Venezuela" sobre un ataque aéreo contra el palacio Miraflores y añadió que por esa razón se instaló una batería antiaérea.
Inquietud opositora
La batería fue instalada en un monte ubicado a un kilómetro de Miraflores y en un barrio densamente habitado lo cual fue denunciado por la oposición como violatorio de las normas bélicas que prohíben poner en riesgo a la población civil. La inquietud opositora aumentó al saber que la batería fue montada un día antes de una marcha contra Chávez realizada el sábado pasado. "En muchos países se toman medidas de defensa como estas en caso de amenazas y estoy seguro que hay sistemas de defensa antiaérea en muchas ciudades del mundo", dijo Chávez.
El presidente admitió que hay diferentes corrientes en las fuerzas armadas pero sostuvo que eso no significa que estén fracturadas. "No llegaría a decir que estén dividas ni decir que todo está perfecto", dijo Chávez quien tras el golpe desplazó de sus mandos a cerca de 80 de los casi 180 generales y almirantes y dio de baja a cuatro de ellos. "Si las fuerzas armadas estuvieran fracturadas hoy estaríamos en guerra civil", dijo Chávez, un ex teniente coronel que a comienzos de los 90 participó en rebeliones contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez. "Más de 40 generales y almirantes llamaron a al golpe (en abril) y se encontraron con que la estructura nos los apoyó", aseguró el presidente quien tras ser derrocado el 12 de abril volvió al poder 48 horas después apoyado por militares leales y multitudes en las calles.
Proyecto político
Entre los oficiales, Chávez genera rechazo por sus vínculos con el líder cubano Fidel Castro y su aparente simpatía con la guerrilla izquierdista colombiana. El mandatario es también acusado de querer convertir a las fuerzas armadas en un instrumento de su proyecto político. El presidente atribuye los problemas militares al proceso de cambios de su "revolución boliviariana", como denomina a sus planes contra la pobreza que castiga al 70% de los 23 millones habitantes de un país que es el octavo productor mundial de crudos. "Venezuela vive una ruptura con su pasado y a eso no son ajenas las fuerzas armadas", aseguró Chávez electo en 1998 con una aplastante victoria sobre los partidos tradicionales y confirmado en 2000 para gobernar hasta 2007.
Chávez sostuvo que sus opositores no tienen líderes serios y por eso "especulan y juegan con fuego". Aseguró finalmente: "Especular con el tema militar es jugar con fuego". (AFP)
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