Año CXXXV
 Nº 49.518
Rosario,
domingo  23 de
junio de 2002
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El Mercosur debe afrontar su primera gran crisis regional

Carlos Lamiral

El secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Paul O'Neill, no tuvo peor idea que negarle oportunamente a la Argentina una ayuda financiera urgente, bajo pretexto de defender los impuestos que pagan los plomeros de su país.
Cuando los presidentes del Mercosur vuelvan a verse las caras en Buenos Aires el 4 y 5 de julio estarán frente a la más dura crisis económica regional nacida en su propio seno, la cual se podría haber evitado si O'Neill no hubiese demostrado tanta torpeza para entender el fenómeno de la Argentina.
El denominado efecto tango, que hoy corroe la economía y la política en Brasil, Uruguay y Paraguay, más las del país creador, tal vez se podría haber evitado con unos pocos miles de millones de dólares del FMI para apuntalar un programa de devaluación del peso. Lejos de ello, en el momento que más se necesitaba, Estados Unidos retiró su respaldo y solo cuando vio que el cáncer comenzó a extenderse por Sudamérica, destiló unos 12 mil millones de dólares para intentar rodear con un cordón sanitario a la Argentina.
Hoy Brasil, con más de 1.700 puntos de riesgo país, y Uruguay con la depreciación de su moneda, demuestran que si O'Neill quiere arreglar este problema va a tener que disponer de mucho más dinero de "los plomeros americanos" que el que podría haber gastado si hubiera actuado en el momento adecuado. Ese será el punto clave de la agenda que tendrán los mandatarios del bloque en la cumbre.

El epicentro es interno
A diferencia de otras crisis, que vinieron importadas de México, el sudeste asiático y Rusia y que impactaron de forma distinta en los socios, en esta oportunidad el epicentro del terremoto se encuentra ubicado en uno de los socios del Mercosur y afecta a todos por igual.
La agenda de la Cumbre, normalmente integrada por cuestiones comerciales, quedará desplazada por un temario macroeconómico y, tal vez, geopolítico. Cuestiones como la coordinación de políticas macroeconómicas y el interrogante sobre cómo pararse frente a los torpes movimientos que evidencia la administración de George Bush respecto de la región, estarán sobre la mesa de discusión.
A no ser que, según una de las más retorcidas teorías conspirativas, Estados Unidos haya buscado la caída del Mercosur para canjear ayuda financiera por un diseño del Area de Libre Comercio para las Américas (Alca) afín a sus intereses, un proyecto que hasta hoy es bloqueado por la férrea resistencia brasileña.
Pocos días después, el 23 de julio en Río de Janeiro, los negociadores del Mercosur y de la Unión Europea tienen prevista una nueva reunión para seguir analizando la creación de una hipotética zona de libre comercio birregional.
La crisis de la Argentina ha demostrado que Europa no tiene interés en interferir en el "patio trasero" norteamericano, acatando todas las presiones que realizó el FMI al gobierno nacional sin desprender un solo euro. Sin una solución para la crisis regional, y sin una política más clara norteamericana, las negociaciones Mercosur-UE probablemente no avancen mucho más de lo logrado en la Cumbre de Madrid.


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