Año CXXXV
 Nº 49.518
Rosario,
domingo  23 de
junio de 2002
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Contagio. El gobierno intenta una estrategia regional para conseguir auxilio
Duhalde le planteó al FMI que reaccione para frenar la crisis
El jefe de Estado reclamó por Brasil y criticó la morosidad de los organismos de crédito multilaterales

El gobierno nacional redobló ayer su apuesta al solicitar a los países más desarrollados y a los organismos internacionales auxilio financiero rápido para los países sudamericanos, tras el contagio de la crisis argentina entre los vecinos, que amenaza con extenderse en grandes proporciones por toda la región.
"En este momento Brasil necesita colaboraciones" porque es "la novena economía del mundo, muy importante y su arrastre podría perjudicar a toda Latinoamérica", sostuvo el presidente Eduardo Duhalde.
"Para Argentina no es una buena noticia que la región haya caído también en zozobras por contagio u otras razones" porque "ahora le va mal a un vecino, en este mundo globalizado, y es posible que también nos siga afectando a nosotros", explicitó el jefe de Estado.
Luego de haber entrado a fines del año pasado en default con una deuda pública de 141 mil millones de dólares y depreciado el peso en un 70 por ciento, los esfuerzos del gobierno argentino han resultado hasta ahora insuficientes para conseguir un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que permita mínimamente reinstalar al país en el circuito del crédito internacional.
Tras seis meses en bancarrota, con los problemas generados por la pesificación asimétrica, sin haber logrado encauzar la política económica y con el marco de un escenario de pobreza y desempleo crecientes, el derrumbe argentino repercute con fuerza más allá de las fronteras. Con este dato inocultable en la mano, Duhalde salió a decir ayer que "es evidente que han cambiado la forma de actuar los organismos internacionales y está morosidad es también muy preocupante porque cuando un país tiene un problema, como el que tenemos nosotros o Brasil, hay que atacarlo muy rápidamente".
A pocos días de realizarse una cumbre del Mercosur, el jefe de Estado argentino planteó que la región tiene que insistir para conseguir un inmediato apoyo financiero internacional.
Por cierto, el panorama económico de la región mostró durante la última semana severos síntomas de descalabro. La crisis argentina actuó como detonante, si bien es cierto que no todas las culpas se le pueden achacar al denominado efecto tango.
En Uruguay, la fuga de capitales no se detiene y el mercado financiero acusó fuertes sacudones desde que el gobierno dejó el miércoles pasado flotar libremente su moneda.
En Brasil, el deterioro de los indicadores económicos y el favoritismo del candidato izquierdista, Luiz Ignacio Lula da Silva, en las encuestas para los comicios presidenciales de octubre también sumieron al país en una crisis financiera de magnitud.
El riesgo país del gigante latinoamericano, según el índice Embi+ que elabora la consultora JP Morgan, trepó hasta ubicarse en segundo lugar detrás de Argentina y por encima de Nigeria, mientras la moneda, el real, llegó a mínimos históricos. Los préstamos por 10.000 millones de dólares del FMI a Brasil y 1.500 millones a Uruguay no alcanzaron para frenar una estampida entre los inversores y evitar las debacles financieras. Incluso Chile, que puede mostrar la economía más ordenada de la región, y la lejana México, acusaron recibo y sus monedas se vieron depreciadas por el resfrío económico que afecta a América Latina.
"Tendremos que insistir. La región tiene que insistir para que se entienda que debe ser apoyada en este momento, que debe ser asistida", sostuvo Duhalde.
En un informe difundido esta semana, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de Naciones Unidas (Cepal) señaló que la economía regional no crecerá o se contraerá este año por el efecto de contagio de la aguda crisis argentina. El organismo multilateral recortó por segunda vez en el año sus proyecciones de expansión de la economía latinoamericana en el 2002. En marzo, la Cepal ya había rebajado su estimación de crecimiento para América Latina desde un 1 por ciento a un rango de 0,0 a 0,5 %.



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