Año CXXXV
 Nº 49.478
Rosario,
martes  14 de
mayo de 2002
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Reflexiones
Los universitarios pobres

Laura Hojman

La agudización de los problemas socioeconómicos en el país afecta progresivamente a la mayoría de las capas sociales, y en esta cuestión, también a los ahora empobrecidos estudiantes universitarios, muchos de los cuales comenzaron a desertar masivamente, ya que les es imposible cursar en otras ciudades o provincias, pagar un alojamiento y mantenerse alimentariamente.
Esta angustiosa realidad que afecta hoy a los estudiantes que con el esfuerzo de sus familias son enviados a la universidad pública, salió a la luz por varios motivos, entre ellos la grave deserción en primer año en la Universidad Nacional de La Plata de unos 6.000 estudiantes, que apenas pueden tomar una comida por día y pagar sus pensiones, con menos de 200 pesos mensuales.
La mayoría de los estudiantes platenses proviene de otras ciudades, provincias y hasta de países limítrofes, por el prestigio de esa centenaria casa de altos estudios y las facilidades que ofreció años atrás en infraestructura para su alojamiento.
Mientras las autoridades universitarias platenses idean menúes económicos de tres pesos por almuerzo o cena para retener el lamentable éxodo de estos posibles profesionales, salta también otra lamentable realidad como es la falta de una fuerte oferta de becas de las universidades nacionales para impedir este abandono de los estudios o directamente el no ingreso a ese nivel por motivos económicos.
Esta cuestión fue explicada por el jefe de Gabinete de la secretaría de Políticas Universitarias del ministerio de Educación César Peón, quien señaló que en la Argentina hay entre "un 13 y un 24 por ciento de estudiantes universitarios pobres" y que "el 40 por ciento" del alumnado del país trabaja. Por eso, al referirse a la necesidad de otorgar facilidades para que puedan acceder al nivel superior de estudios, sostuvo que "es llamativo que no existan programas de becas significativos como lograr la equidad".
A pesar de que actualmente tres universidades nacionales, la de Tres de Febrero, Villa María y Córdoba -estas dos últimas de la provincia mediterránea- piden contribuciones a sus estudiantes para becar a los más humildes, el funcionario de la cartera educativa criticó que la mayoría de las 36 casas de estudios públicas no utilizaron un Fondo de 50 millones de pesos para becas e "hicieron que se vayan para otros gastos generales de funcionamiento".
El creciente incremento de la desocupación entre los graduados universitarios -que actualmente se eleva al 9,2 por ciento- no es sin embargo excusa para que se libre a su suerte a los jóvenes de los empobrecidos hogares que quieren seguir estudiando, y construir un capital que podrán poner en marcha, ahora o en tiempos mejores, pero que les podrá dar al menos una chance para torcer el destino de estar fuera del sistema productivo y ser un excluido social y económicamente.
Lo que además se debería poner en claro es la inserción laboral que tienen algunas profesionales. Por ejemplo saber que a quienes les cuesta más encontrar trabajo es a los profesionales de las ciencias de la salud (medicina, odontología, carreras paramédicas), con un 10,5 por ciento de desempleo.
A ellos les sigue, los de ciencias humanas (filosofía y letras, ciencias de la educación, psicología, profesorados de francés e inglés, psicopedagogía, entre otras), con un 9,9 por ciento; los de ciencias aplicadas (ingeniería agrónoma, veterinaria, arquitectura, ingeniería eléctrica, bioquímica, farmacia), con un 8,4 por ciento, y los de ciencias sociales (abogacía, ciencias de la administración, contador público, ciencias políticas, sociología), con un 8,2 por ciento.
Más allá de estas cifras, la educación es un derecho humano y constitucional, del que nadie puede apoderarse ni tampoco retaceárselo a nadie, y mucho menos cuando de educación pública se trata.


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