Año CXXXV
 Nº 49.466
Rosario,
jueves  02 de
mayo de 2002
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Barrio Jardín
Hallaron estrangulada en su vivienda a la portera de una escuela
La golpearon y la asfixiaron con un cable. Iban a robar pero desistieron. Sospechan de un electricista

Liliana González, una joven estudiante de periodismo, llegaba a su casa de Saavedra Lamas al 6100 el lunes a la noche cuando se encontró con el macabro panorama. Su madre, Silvana Zilli, yacía inerte boca abajo, con las muñecas quebradas hacia atrás y las piernas atadas con los cordones de los zapatos. La chica salió corriendo a la calle para pedir ayuda a sus vecinos, creyendo que su mamá sólo había sido lastimada por unos ladrones. Pero cuando acudieron en su auxilio se comprobó que la mujer había sido estrangulada con un cable, que había recibido un fuerte golpe en la cara, que alguien estuvo a punto de llevarse una computadora completa guardada en un bolso de equipaje y que había un gran desorden en la habitación de la víctima.
Los investigadores policiales creen que el o los autores del crimen son ladrones comunes que, al aprovecharse porque la víctima los conocía, intentaron asaltarla. Pero fueron más allá: la mujer se habría resistido y entonces le ajustaron un cable de computadora al cuello. Primero, golpearon su cabeza contra el piso y después la asfixiaron hasta matarla. Además de Liliana, Silvana Zilli tenía otra hija (Gabriela, un año más chica). La secuencia que terminó con su vida ocurrió en el dormitorio de las muchachas, donde quedó tirada en el piso.
Los detectives llegaron a esa primera conclusión luego de observar la escena del crimen. Las puertas y ventanas de la casa no estaban rotas ni forzadas. Además una PC completa con gabinete y teclado estaba guardada dentro de un bolso de viaje que quedó sobre la cama y en el dormitorio de Zilli había un desorden descomunal.
Una alta fuente policial prefirió no descartar ninguna hipótesis, pero hasta ayer la más fuerte tiene como sospechoso a un electricista conocido de la víctima que habría llegado a la casa de Zilli el lunes a la noche junto con un supuesto socio para reparar un horno a microondas. Una clave que orientó a los pesquisas en ese sentido fue el testimonio de un vecino de la mujer que habría escuchado y observado cuando esos hombres llegaron a la vivienda de Saavedra Lamas 6130 el lunes a la tarde con el pretexto de reparar el aparato.
Según trascendió, el técnico ya se encuentra identificado con nombre y apellido y la policía lo fue a arrestar para interrogarlo mediante tres allanamientos realizados durante el martes. Los operativos se realizaron en dos domicilios de la zona sur y en uno en jurisdicción de la seccional 12ª, en cuya zona sucedió el homicidio, pero ninguno dio resultados positivos. La búsqueda del hombre continuó ayer sin mayores novedades, pero fuentes de la investigación confiaban en poder localizarlo porque sus allegados, que no pudieron brindar mayores detalles a la policía, dijeron que no llevaba demasiado dinero.
La conexión entre ese hombre y la víctima, según los voceros consultados, habría nacido porque Zilli y una de sus hijas vendían productos de una conocida marca de cosméticos y justamente le habrían entregado algún producto a la mujer del principal sospechoso. En esa pequeña operación comercial se gestó la recomendación del hombre para reparar aparatos electrodomésticos. Por eso su mujer tuvo que declarar ante la gente de la seccional 12ª y la Brigada de Homicidios, aunque no aportó demasiados datos.
El hallazgo del cadáver por parte de una de las hijas de la víctima convulsionó a todo el barrio Jardín, un vecindario de casas bajas de clase media, con pequeños jardines en sus frentes, construido hace más de 30 años por un convenio entre el gobierno y los empleados telefónicos de aquella época. Si bien nada puede igualar a un asesinato, los vecinos dicen estar alarmados por el clima de inseguridad en la zona. Los robos nocturnos son una constante.
La noche transforma el sitio en tierra de nadie, dicen los vecinos de Silvana. "Los ladrones andan todas las noches por los techos. No se puede dejar nada en los patios o en las terrazas que te los afanan", coinciden Elba, Roberto y Benito. Y para muestra basta un botón. Cuando aún no habían transcurrido 24 horas del asesinato de Silvana Zilli, a pocos metros de allí un grupo de delincuentes, trepados a los techos de unas casas, intentó robarse una motoneta Vespa de un vecino de Culaciatti y Barra. "Fue increíble, quisieron llevarse la moto, que pesa una enormidad, por los techos. Y como no pudieron, porque el dueño de casa hizo un disparo al aire, de bronca nomás tiraron la moto al piso desde esa altura".



Puertas y ventanas de la vivienda no fueron forzadas. (Foto: Silvina Salinas)
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