Año CXXXV
 Nº 49.404
Rosario,
jueves  28 de
febrero de 2002
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Trágico desenlace de una revuelta que se extendió más de 15 horas
Motín con dos muertos en Coronda
Los reclusos de los 10 pabellones se alzaron la noche del martes. Tres guardias resultaron lesionados

Una vez más la muerte se hizo presente en los pabellones de la cárcel de Coronda. Lo que presuntamente comenzó siendo una reyerta entre presos derivó en un alzamiento del que participó la totalidad de la población carcelaria y que concluyó, tras 15 horas de tensión y negociaciones, con el trágico saldo de dos reclusos muertos (uno por herida de arma blanca y otro de un disparo), un tercero herido de bala y tres agentes penitenciarios lesionados. Lo paradójico del hecho es que se produjo sólo 48 horas antes de que las autoridades del Ministerio de Gobierno santafesino inauguraran un nuevo pabellón en el marco de la remodelación que se viene realizando en la vieja cárcel modelo. Una vez que el motín llegó a su fin, poco después de las 13 de ayer, las autoridades comprobaron que seis de esos nuevos pabellones estaban destruidos.
Todo se inició poco después de las 23 del martes. Entonces, "dos detenidos del pabellón 10 se pelearon entre sí para saldar viejas cuentas y uno de ellos, de apellido Loversini, resultó herido", comentó el titular del Servicio Penitenciario (SP) provincial, Arturo Gandolla. El recluso fue derivado a la enfermería y curado de sus heridas, pero cuando fue devuelto al pabellón, sus compañeros "intentaron tomar como rehénes a los guardias que lo acompañaban y le robaron una Itaka cargada con balas de goma", dijo el funcionario.
Mientras los carceleros lograban zafar de la inquieta situación y daban aviso a sus pares de los otros pabellones, los reclusos del 10 se sublevaron, tomaron los pasillos y la noticia corrió como reguero de pólvora por las instalaciones corondinas. Así, en pocos minutos los pabellones 8 y 12 se sumaron a la protesta y en las primeras horas de la madrugada los 1.266 internos de todos los sectores (pabellones 1, 6, 4, 11, 9, 7 y 5 incluidos) estaban amotinados.
Ante la magnitud del hecho, desde el SP se implementó un operativo que contempló la presencia de numerosos refuerzos en los pasillos del penal que a esa hora estaba en manos de los reclusos y el control del perímetro de la cárcel por parte de las Tropas de Operaciones Especiales en prevención de una posible fuga masiva.
Durante la madrugada, la cárcel estuvo en manos de los presos y desde afuera los familiares que iban llegando al lugar sostenían que se escuchaban disparos de armas de fuego. "Hubo desmanes continuados, los reclusos tomaron las guardias de cada uno de los pabellones y provocaron destrozos de todo tipo, incluso en los pabellones recientemente inaugurados". Al respecto, Gandolla manifestó que seis modernos pabellones fueron literalmente desmantelados: "Las salas de guardia fueron destruidas, las mesadas y los sanitarios desaparecieron, el termotanque fue roto y debemos evaluar que otro tipo de daños se han ocasionado".

Madrugada de víctimas
Poco después de la 1.30, el cuerpo del primero de los presos que perdió la vida en la revuelta fue sacado del penal por un pasillo que interconecta los pabellones 8, 10 y 12. La víctima (alojada en el pabellón 10) fue identificada como Iván Julio Mosqueda, un muchacho de 24 años que estaba procesado por violación y a la espera de sentencia del juzgado número 1 de Santa Fe. Según voceros oficiales, Mosqueda recibió un disparo en el tórax y hasta anoche no se había determinado si la bala salió de un arma de los guardias que intentaban controlar la rebelión o de la Itaka robada a los carceleros al inicio de la revuelta.
Minutos después, por la misma puerta, los reclusos sacaron del pabellón un segundo cadáver. Se trataba de Claudio Alberto Antonio, de 27 años y oriundo de Villa Gobernador Gálvez (ver aparte). Este preso estaba a la espera de condena por parte del juzgado de Sentencia número 6 de Rosario pero según fuentes de la Coordinadora de Trabajo Carcelario (CTC) y del mismo SP estaba alojado en el pabellón 7, lo que sembró un manto de dudas acerca de su deceso en otro pabellón.
Pero allí no terminó todo. Un tercer preso, también herido de bala, fue sacado del penal. Eduardo Marcelo Cuenca había recibido un disparo que obligó a su traslado al hospital José María Cullen de la capital santafesina donde anoche permanecía internado fuera de peligro.
En el marco de la revuelta, tres agentes penitenciarios recibieron lesiones, dos de ellos al ser atacados con armas blancas en sus brazos y el tercero al ser alcanzado por un piedrazo en la cabeza.

La negociación
Recién a las 4 de la mañana, Gandolla tuvo su primer contacto con el delegado del pabellón número 8. Allí, los presos pidieron la presencia de la CTC, un canal de televisión que filme todas las negociaciones (el 13 de Santa Fe) y el compromiso de que no haya represión para con los amotinados. Así comenzó una larga y tensa negociación de la que también participaron representantes de la Pastoral Penitenciaria.
Según voceros de la CTC, desde un primer momento los reclusos manifestaron la necesidad de elevar un petitorio. En el documento pedían que "se mejoren las condiciones de alojamiento, se garantice la integridad física de los internos de todos los pabellones, la eliminación de sanciones colectivas, la aplicación de la ley de Ejecución Penal, un mejor adoctrinamiento del personal a fin de que en vez de represores sean educadores y la rápida habilitación de los talleres de trabajo para los pabellones 8, 10 y 12", además del eterno pedido de un aceleramiento en sus causas.
El petitorio, con la firma de todas las partes presentes, fue elevado al subsecretario de Justicia de la provincia, Carlos Carranza, quien se comprometió a presentarlo ante la Corte Suprema santafesina.
Con el paso de las horas y cuando la luz del día había vuelto a la cárcel, la situación empezó a descomprimirse. Gandolla aseguró que el mismo había firmado ante las cámaras de la televisión un documento que le garantizaba a los reclusos que no iba a haber represalias por el hecho. Así las cosas, para las primeras horas de la mañana los detenidos de los pabellones impares se autorecluyeron en sus celdas y poco después del mediodía los siguieron los demás presos, incluso aquellos que habían iniciado la revuelta en los pabellones pares.
Después llegó la hora de la requisa y el momento de comprobar los daños materiales. "El pabellón 6 quedó inutilizado por lo que los presos que lo ocupaban serán trasladados al 3, que hoy iba a ser entregado para su refacción a una empresa contratista". Vale recordar que el lunes, los reclusos del pabellón 3 habían sido derivados a uno nuevo de máxima seguridad que inauguró el ministro de Gobierno Lorenzo Domínguez y que tiene una capacidad para 96 personas.
Al respecto, Lilian Echegoy (CTC) comentó que al ingresar a dialogar con los presos pudieron observar que en las paredes de los pabellones "había numerosos impactos de bala, lo que permite suponer que durante la madrugada hubo una feroz represión para que los presos volvieran a sus celdas". Y también aseguró que "tanto en los pasillos internos del penal como en el exterior de los pabellones se podían ver numerosos cartuchos verde y rojo disparados por las armas de los carceleros".
La investigación del luctuoso hecho que volvió a regar de sangre el penal corondino quedó en manos del juez de Instrucción en turno de la ciudad de Santa Fe, Roberto Prieu Mántaras, quien anoche no quiso confirmar el resultado de las autopsias realizadas a los presos asesinados.



En la noche, el penal quedó a merced de los reclusos.
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