Año CXXXV
 Nº 49.403
Rosario,
miércoles  27 de
febrero de 2002
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Interiores: Satisfacción

El humano es un insatisfecho básico a pesar de estar rodeado de cosas apetitosas, algunas alcanzables, otras inalcanzables, algunos son los otros sujetos y todos los demás son o, nuestros múltiples y diferentes hermanos biológicos, o la infinita variedad de objetos. Pero en realidad, visto desde la terraza de nuestro ego todo lo que nos rodea son objetos, lo mismo da que sean sujetos o sujetas, todos son, o pueden ser objetos de nuestra satisfacción. Más que nada pueden ser...pues satisfacción-insatisfacción constituyen una pareja de aquéllas, donde se libra una de las grandes batallas, posiblemente también una de las grandes tonterías, esto es, tratar que los impares que toda pareja constituyen, logren una paridad de satisfacción, lo cual es más o menos imposible desde la parición, que es donde comienza, entre madre-hijo, el baile de las satisfacciones y las insatisfacciones.Las satisfacciones se pueden agrupar en: gastronómicas, eróticas, intelectuales, deportivas, laborales, familiares, sociales, etcétera. Como se sabe todas estas son combinables y el combinador básico y clásico es Eros, pues todas estas actividades son erotizables.Más aún sin una cierta erotización no serían posibles ya que el placer que somos capaces de poner, o de extraer, hace de un modo decisivo al sabor que le encontremos a la vida, que en si misma es más bien insípida, incolora e inodora. Como el agua, pero el agua también puede ser una fiesta y en el agua también pueden haber muchas fiestas. La más común de las opciones pareciera ser: a) satisfacer (al otro) y b) satisfacerse (es decir a sí mismo).Llegados a este punto, bien puede decirse que, no necesariamente son contradictorios. Sin duda. Pero "innecesariamente", muchas veces ambos horizontes se vuelven conflictivos y entonces mi satisfacción es a condición de olvidarse del otro, o todo lo contrario, la satisfacción del otro es a condición de olvidarse de uno mismo.A veces no se advierte que en el juego y en el trabajo de la satisfacción entran dos dimensiones sólo aparentemente opuestas: saciar apetitos y pagar deudas o cumplir con obligaciones. Lo que da lugar a satisfacciones, insatisfacciones, conflictos, litigios y cosas peores, entre otras cosas porque somos insaciables, lo que no está mal, siempre y cuando no lo transformemos en una queja crónica que responsabiliza al otro.Es que en todos las partidas y en todos los partidos juegan dos personajes clásicos y de toda la vida: Uno y el Otro. A veces jugamos de local, otras de visitante y muchas otras en esos espacios supuestamente neutros llamados instituciones, pero siempre lidiando con lo instituido y lo que podemos innovar o crear, para lo cual conviene recordar que, implícitamente, el Uno alberga al Otro.


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