Año CXXXV
 Nº 49.400
Rosario,
domingo  24 de
febrero de 2002
Min 14º
Máx 27º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Análisis político
La tercera vez

Jorge Sansó de la Madrid / La Capital

Existe entre los periodistas que lo tratamos el convencimiento de que el pensamiento del gobernador Carlos Reutemann siempre va más adelante que sus palabras. Bajo esta premisa, que haya dicho "esperamos que Duhalde llegue hasta el 2003" importa colegir que dijo más que eso. Si Reutemann está convencido de que el presidente no llegará a cumplir el mandato que le fue conferido por la Asamblea Legislativa nacional, no lo afirmó. Tampoco si él está convencido de que Duhalde no debe demorar en irse.
El gobernador no es literal y desencriptar sus palabras es imposible sin tener en cuenta el contexto en que las dice. Porque algo en él es seguro, y se ha jactado personalmente muchas veces de ello, siempre mide cuidadosamente cada expresión conforme al momento en que la lanza al ruedo. Su paso por el Colegio de los Jesuitas en Santa Fe lo marcó a fuego con aquella anécdota del fraile irresponsablemente verborrágico al que castigaron enviando a desemplumar una almohada al viento y luego a recoger las plumas.
Pero en política ser dueño del silencio evitando esclavizarse en las palabras es siempre un arma de cuidado. Como sea, está fuera de duda que el gobernador de Santa Fe no desconocía que sus pares de Santa Cruz, Néstor Kirchner, y de Córdoba, José Manuel De la Sota, habían pedido de modo taxativo al presidente Eduardo Duhalde que anticipe las elecciones nacionales, fijadas actualmente para el 14 de septiembre de 2003.
¿Por qué Reutemann se arriesgó a aparecer en una tríada de los que quieren que Duhalde se vaya rápido? Que dicho sea de paso ya se ha ampliado. El mismo viernes pasado, pocas horas después de que el Lole hablara, Elisa Carrió cerraba el primer plenario de su partido formulando la misma exhortación al jefe del Estado.
Se podrá argumentar que lejos de consolidarse la administración Duhalde o la "gestión de los bonaerenses" como dicen enojados los mandatarios provinciales en base a razones que aparecen bastantes atendibles, se está devaluando como el peso. Pero también es cierto que no serán los cacerolazos los que voltearán al presidente designado, sino una verdadera presión política interna. Algo que difícilmente desconocen Reutemann, De la Sota, Kirchner o Carrió.
El ex presidente Raúl Alfonsín ha advertido sobre el riesgo de una caída de Duhalde que podría significar, dijo, una caída de la democracia. De allí que la solicitud al presidente de las figuras más preeminentes del espectro político nacional es que sea él quien adelante la convocatoria a elecciones.
Sin embargo, Reutemann no pidió ese adelantamiento. En rigor, no pidió nada. Dijo poco pero de una significación ineludible. "Los que estamos en la función pública tenemos un desgaste enorme, por eso una forma de revalidar los títulos es llamando a elecciones pero, si ello sucede antes de la fecha ya convocada, debería ser acompañado por la renuncia de toda la dirigencia política para todos los cargos", fueron sus palabras.
Al decir "pero si ello sucede antes de la fecha ya convocada", está Reutemann dando a entender que hay alguna razón para que ese adelantamiento pueda darse. Está cuanto menos convalidando la existencia del pedido de adelantamiento formulado por sus pares santacruceño y cordobés. Y es un paso más allá del pedido, dado que importa instalar públicamente la posibilidad.
¿Por qué? "Un altísimo porcentaje de los argentinos no estaban de acuerdo con la devaluación y las encuestan determinaron que más del 80 por ciento no la quería", también dijo el Lole al hablar el viernes en una radio rosarina. Sabía que, como efectivamente ocurrió, sus declaraciones se reproducirían en todos los medios del país.
Volvamos a las preguntas iniciales respecto de si el gobernador está convencido de que Duhalde no durará mucho más o si en realidad piensa que no debería permanecer mucho más en la Casa Rosada. La primera nos ubica en un análisis objetivo, por cuanto Duhalde debería terminar antes su mandato por la simple fatalidad de una situación que lo supera y no puede controlar. La segunda sería estrictamente subjetiva en el caso de Reutemann. Quien viendo que los hechos superan al presidente y antes de que la cuestión vuelva a ser "por espanto", como le gusta parafrasear a Borges, piensa que debería acotar su gestión convocando a elecciones. En este último caso Reutemann se ubica como uno de los protagonistas.
Como ya ha deducido el lector esto fue lo que hizo. Que en la Casa Gris están convencidos de que no terminará marzo (mes en que precisamente no se podrían pagar, al menos en tiempo y forma, los salarios públicos, por lo que la CGT ha pronosticado un "estallido general") sin que, al menos, exista una nueva convocatoria a elecciones, se corresponde perfectamente con lo que ha dicho su titular. Eso nos permite deducir que viendo Reutemann que la gestión Duhalde va de mal en peor ("el desgaste enorme de los que estamos en la función pública") se terminó de convencer de que debe concluir cuanto antes llamando a elecciones, e incluso avanzó sugiriendo la condición a esa elección: "...debería ser acompañada por la renuncia de toda la dirigencia política para todos los cargos".
Al igual que ha dicho también Reutemann "no se puede hacer futurología, en la Argentina de hoy, y menos en política". Aunque decir que al presidente no le están saliendo bien las cosas, es casi una verdad de Perogrullo. Los gobernadores acotan algunos otros datos como decir que la presión que el FMI ejerce para que se ajusten los presupuestos provinciales se debe fundamentalmente al desfasaje existente en la provincia de Buenos Aires más que en cualquier otra. O que el gobierno no permite a algunos bancos -que así lo han ofrecido- devolver dólares para evitar la quiebra de otros como el muy endeudado Banco de la Provincia de Buenos Aires. Y así un collar de recriminaciones que evidencia la rispidez entre los mandatarios del interior con "el gobierno (nacional) bonaerense".
Futurología es intentar preguntarse qué vendría para el caso de que el 2003 le llegue a Duhalde antes del año que viene. Está claro que para que no pase lo que teme Alfonsín y que la democracia no se vea resentida (como en cierto modo hoy lo está) su sucesor deberá ser ungido por el mayoritario voto popular. Aunque quedan dudas sobre la oportunidad de comicios en medio del convulsivo estado deliberativo social que registra hoy inéditamente la Argentina, queda el consuelo de que dentro de esa misma movilización se reclamen elecciones.
Hagamos futurología. Supongamos que las elecciones se adelantan. Reutemann ha dicho que "toda la dirigencia debería renunciar" para revalidar títulos. Es decir, que si el martes hubiera elecciones, Reutemann estaría renunciando mañana al cargo de gobernador de Santa Fe. Buscaría relegitimarse o simplemente se iría a su casa. Como esta última opción no la ha expuesto y ante su sola mención la mayoría de los peronistas santafesinos reaccionan con horror, habremos de quedarnos con la primera.
¿El Lole se postularía de nuevo a gobernador o iría esta vez en busca de la presidencia? Una pregunta que quizá debería formularse en términos de otros dos interrogantes. ¿Tiene espacio para un tercer mandato en la Casa Gris? No, no hay reelección en Santa Fe. Y, si como se ha pensado en algún momento, cuando haya elecciones generales se convoca a constituyente provincial para reformar la Constitución, un eventual beneficio de reelección no favorecería a Reutemann, quien estaría renunciado.
¿Será candidato a presidente? ¿Cómo? ¿Con quiénes? ¿Para qué? Estas tres últimas preguntas no se pueden responder sin la primera y cuando al Lole le formulan aquélla pide seguir "viendo". Aunque sabe a la vez que los plazos se acortan, de hecho fue él quien lo dijo sin decirlo del todo. Sabe también que el próximo presidente necesitará 30 mil millones de manera inmediata cedidos por los organismos multilaterales de crédito. Y que esa ayuda no será, como nunca lo fue, graciosa ni gratuita. ¿Qué está viendo el gobernador? Por lo pronto, según sus dichos, cómo se le acaba el tiempo a Duhalde. Por lo demás, no se sabe. Quizá la clave haya que buscarla en conversaciones que pueda estar manteniendo fuera del país.
Tironeado en algún momento por los radicales, quienes siguen lamentando no tenerlo en sus filas; en otros por Carrió, quien le avisó que lo estaba esperando. Deseado por Patricia Bullrich y hasta codiciado por López Murphy; ungido por el propio Duhalde, que hace pocos días le prometió en público votarlo. Y, empujado por sus partidarios apurados para que la crisis que todavía no melló a su jefe no lo chamusque en la hoguera del descontento social, Reutemann sabe para colmo que incluso -a su pesar- es un presidenciable para las elecciones venideras cuando se quiera que éstas sean. Quizás también esté viendo si esta vez, la tercera, podrá o no sacarle el cuerpo.



El Lole intenta no quedar preso de sus palabras.
Ampliar Foto
Diario La Capital todos los derechos reservados