Año CXXXV
 Nº 49.400
Rosario,
domingo  24 de
febrero de 2002
Min 14º
Máx 27º
 
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cartas
Gracias por el cariño a mi hija

Hoy siento un gran vacío y dolor. La lucha por la vida de mi hija ya terminó. Físicamente ya no está conmigo mi adorada y pequeña Sabrina. Esta carta va dirigida a todos los que me hicieron llegar su cariño. Fundamentalmente a mi familia, padres y queridos hermanos. Silvia, mi hermana, hizo de mi hija su hija; a Analía que renunció a todo por su sobrina, a Mariana y Claudio; a Georgina Strano, la centinela de su prima; a mis cuñados, que acompañaron con afecto. También les agradezco a mis amigos, a los amigos de mi hijo, a toda la comunidad educativa de Madre Cabrini, a los amigos de ella del colegio, del teatro El Círculo, el Normal 3, el colegio Cristo Rey, el Club Provincial. Por otra parte, también le doy las gracias a Amecro (Osecac) que a través de la doctora Ana María Sciutto, Héctor, Oscar, Beatriz y Alejandra, mi hija pudo recibir de la obra social todo lo que necesitó. Además le quiero agradecer al Sanatorio de Niños, cuya gente la ayudó a resistir sin dolor físico hasta el último minuto de vida. Un cariño a las enfermeras y a las mucamas, y en especial a los médicos (bioquímicos, kinesiólogos, especialistas y residentes), quienes están día a día dando lo mejor de sí: su conocimiento, ternura y cariño. Y por último, a los médicos de todo este tiempo (doctores Julia Jotoliamsky, Silvia Arimateia y Mecoli), que supieron luchar con fuerza, integridad y determinación ante esta cruel enfermedad.
Adriana Morado, madre de Sabrina Fioroni


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