Año CXXXV
 Nº 49.400
Rosario,
domingo  24 de
febrero de 2002
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Cataratas del Iguazú: Entre cascadas y arco iris
La Garganta del Diablo puede apreciarse a través de un camino renovado

Las aguas del río Iguazú se deslizan con serenidad. De pronto se produce un abrupto corte del lecho del río y la gran masa líquida cae estrepitosamente 70 metros abajo. Como un grito desgarrado el abundante caudal del río emite un ruido ensordecedor, golpeando las rocas y emitiendo vapores que las hacen aún más imponentes. Este espectáculo natural es una de las maravillas que posee nuestro país. Las cataratas están enclavadas en el Parque Nacional Iguazú, a sólo 17 kilómetros de la ciudad de Puerto Iguazú, al norte de la provincia de Misiones. Con temperaturas estables durante todo el año, el lugar ofrece la ventaja que ser visitado cuando el viajero lo decida.
Siguiendo el curso del río Iguazú, las cataratas distan unos 22 kilómetros de su desembocadura con el Paraná. En la parte superior a los saltos el río forma meandros de ancho variable, dando lugar a islas pequeñas. A partir de la isla San Agustín el río se ensancha unos 1.500 metros en su mayor parte, formando una amplia "U" que contiene la falla geológica. Esta genera un desnivel en el terreno formando las cataratas.
En este sitio, una proliferación de islotes y alargadas islas fragmentan el río en numerosos brazos, que al llegar al barranco, cada uno de ellos da lugar a un salto, cuyo conjunto constituye el gran abanico de las Cataratas del Iguazú, formado por 275 cascadas de diferentes alturas.
Una de las mayores atracciones es la Garganta del Diablo, que se puede contemplar a través de renovadas pasarelas. El show que produce la caída de las aguas es de por sí impactante, embellecido por la formación de arco iris.
También se pueden realizar excitantes paseos en lancha bajo los saltos y caminatas por senderos bajo la mirada atenta de los animales.
El Parque Nacional Iguazú es uno de los primeros creados en el país. Cuenta con 67.000 hectáreas que incluyen 3 áreas de reserva natural estricta y más de 12.000 hectáreas que corresponden a la reserva nacional.
El parque permite conservar las cataratas del río Iguazú y la exuberante vegetación que las rodea. El paisaje muestra una prolongación de la selva paranaense. Alberga más de 2.000 especies conocidas de plantas. La principal característica es la multiplicidad de su vegetación que ocupan el espacio entre el suelo y la copa de los árboles mayores, confundiéndose unos con otros por una maraña de lianas y enredaderas.
Los helechos arborescentes, típicos de regiones tropicales, y un grupo muy variado que incluye orquídeas, guatambú blanco, laurel negro, cancharana, palmeras, pindó, claveles del aire y palo rosa asombran al atento observador.
La rica variedad de animales invita al visitante a internarse en los pintorescos caminos de tierra colorada. Existen más de 400 clases de aves y entre los mamíferos se destacan los tapires, pacas, ositos lava, coatíes, cuises, carpinchos, yaguaretés y yacarés.



Las pasarelas hasta permiten bañarse en algunos saltos.
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