Año CXXXV
 Nº 49.379
Rosario,
domingo  03 de
febrero de 2002
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Con los años, la militante izquierdista pasó a ser una derechista furibunda
Blanca Luz Brum, la mujer que amó a Siqueiros y Botana y fue amiga de Perón
La vehemente escritora uruguaya fue tan famosa por sus posiciones políticas como por su vida sentimental

Jorge Boccanera

Vanguardista en los años veinte, adelantada feminista, agitadora política y musa de pintores, la uruguaya Blanca Luz Brum resurge de un pasado difuso y contradictorio en artículos de prensa, biografías noveladas y la noticia de que un mural, inspirado por su belleza, hace poco fue declarado en Argentina monumento histórico.
La obra titulado "Ejercicio plástico", pintada en 1933 por el artista mexicano David Alfaro Siqueiros en la quinta Los Granados de la localidad de Don Torcuato que fuera propiedad del director del diario Crítica, Natalio Botana, está abandonado desde hace nueve años en varios contenedores al aire libre a la espera de una resolución judicial.
Fue Blanca Luz, por esos años esposa del pintor mexicano, la musa de tamaña obra, realizada por un equipo a cargo de Siqueiros secundado por artistas plásticos nacionales de la talla de Antonio Berni, Lino Spilimbergo y Juan Carlos Castagnino. Carácter, belleza e inteligencia, pusieron entonces a la veinteañera Blanca Luz en un primer plano, más allá de su labor pasiva de modelo y esposa del muralista.

De revolucionaria a conservadora
La vida de Blanca Luz fulgura y declina en una trama de contrastes que van de los muchos amores a la soledad, y de una toma de posición revolucionaria al más abyecto conservadurismo. Octogenaria, terminó viviendo en la isla chilena de Juan Fernández -que inspiró el libro "Robinson Crusoe"-, quizá el único sitio posible de amparar una existencia marcada por los cambios abruptos y las pérdidas.
Blanca Luz, a quien distintos biógrafos y críticos retratan como vehemente, "seductora nata", "intrigante" de "audacia sin límites", "polemista" y "arremetedora", nació en Uruguay en 1905 y siendo casi niña fue raptada de un convento por el poeta peruano Juan Parra del Riego, con quien tuvo un hijo, Eduardo.
Su vida con el poeta futurista que lanzaba loas al maquinismo, el deporte y la ciencia, duró poco. Del Riego falleció en 1925 y la joven uruguaya de trenzas negras empezó sus viajes por América, irradiando su personalidad inquietante que reunió agitación política y pasión amatoria.
También inició su camino de escritora, publicando ese mismo año los poemas de "Llaves ardientes", al que seguirán, entre otros títulos y revistas que editó, el libro "Penitenciaría-Niño perdido".
El itinerario que siguió la uruguaya en los años 20 y 30, abarca varios países y una suma de amistades-affaires nunca comprobadas del todo, con intelectuales de la época: el peruano José Carlos Mariátegui, el chileno Vicente Huidobro, el argentino Raúl González Tuñón, e incluso Pablo Neruda, quien en sus memorias deja entrever una discutida escaramuza erótica.
Pero el amor declarado de Blanca Luz fue el pintor mexicano Siqueiros; a quien conoció en 1929 en Montevideo y siguió en sus viajes por Latinoamérica y Estados Unidos. Compartieron ambos una búsqueda artística experimental que fue de la mano de la acción política por la que fueron perseguidos y deportados. Cuando él fue encarcelado en México, ella no lo abandonó.
La de Blanca Luz fue una ruta vertiginosa; en pocos años escribió notas encendidas, almorzó con Charles Chaplin, cenó con Marlene Dietrich y provocó un escándalo al golpear con un ramo de flores al presidente norteamericano Herbert Hoover, al grito de "¡Viva Sandino!".
En 1933 la uruguaya y su esposo mexicano recalaron en Buenos Aires, donde Siqueiros debía dar conferencias. Amigo de Oliverio Girondo, Victoria Ocampo y Natalio Botana, recibió de este último la propuesta de pintar un mural en el sótano de su casa.
Influenciado por el cine, Siqueiros trabajó proyectando fotografías en las paredes. De ese modo logró plasmar a su mujer, Blanca Luz, en una obra que los críticos definieron como una burbuja flotante, pero la Blanca Luz real se le fue de las manos. Ella y Botana tienen un romance.
El escritor uruguayo Hugo Achugar, autor de un libro sobre la diva, "Falsas memorias", sostiene que a ella "se le enfrió la pasión" con Siqueiros y se enamoró fugazmente de "esa versión sudamericana de ciudadano Kane que le ofrece Botana".
Por esos días, Siqueiros fue encarcelado debido a sus opiniones políticas y expulsado de territorio argentino por "disociación social".
Un año después, ella ya está viviendo en Chile con un diputado radical de ese país, Jorge Beeche, a quien había conocido en casa de Botana. Está en la plenitud de su vida, y como siempre se muestra activa con su escritura y sus actitudes políticas: apoya ahora a los republicanos españoles. De la nueva pareja nace una hija.
Los 40 son años de cambios y de pérdidas. Blanca Luz ha iniciado un viraje político drástico; dice estar desilusionada por el pacto entre Hitler y Stalin.
Viaja a Argentina donde conoce a Juan Domingo Perón con quien traba amistad y más tarde un hecho la ligará nuevamente al peronismo cuando participa en la huida de la prisión de un personaje que adhiere a ese movimiento: Guillermo Patricio Kelly (ver aparte). La historia será uno de los mejores reportajes del entonces periodista Gabriel García Márquez.
Hacia el fin de la década, en un accidente automovilístico muere su hijo Eduardo. Por ese tiempo ella está formando una nueva pareja, esta vez con el gerente de una línea aérea, Carlos Bronson. Pronto nacerá su segundo hijo varón, Nils, quien también va a perecer en una carretera.
Con los años, la irascible militante de izquierda ha pegado un vuelco; de los partidos tradicionales chilenos pasará a convertirse en una derechista furibunda.
Enardecida, apoya el golpe militar que derroca en 1973 al presidente Salvador Allende; y se cuenta que habría sido condecorada por el mismo general Augusto Pinochet. En 1985, sola, abrigada apenas por el olvido, falleció en la isla de Robinson Crusoe.



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