Año CXXXV
 Nº 49.358
Rosario,
domingo  13 de
enero de 2002
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Enrique Ghersi: "América latina debe lograr la unidad política para negociar de igual a igual con EEUU"
El analista peruano querría acelerar el Alca, pero descree de la buena fe de Washington

Pablo Díaz de Brito

Enrique Ghersi, abogado, periodista y profesor universitario peruano, y liberal convencido y contundente, propone agilizar la creación del Alca, el área de libre comercio de las Américas, pero, al contrario de lo que suelen pregonar los liberales más ortodoxos, plantea la necesidad imperiosa de la unidad política latinoamericana y ve con buenos ojos el modelo de la Unión Europea. "Nos serviría para negociar con mayor fuerza con EEUU", país que "nunca ha hecho nada por la región", alega. Enrique Ghersi visitó Rosario invitado por la Fundación Libertad y patrocinado por el Foro Latinoamericano.
-¿Cómo ve el proceso de integración continental que traerá el Alca, y su antecedente, la experiencia del TLC o Nafta?
-Creo que el TLC es para México muy importante, básicamente por dos consecuencias: la primera, la potencia económica formidable que es hoy México. En segundo lugar, una consecuencia política muy importante: gracias al TLC cayó el PRI. Paradójicamente aunque fueron gobernantes del PRI los que firmaron el acuerdo, bajo el TLC fue imposible que se mantuvieran en el poder, porque el país tenía que democratizar sus estándares institucionales, como exigía el TLC. En cuanto al Alca, lo veo excesivamente burocrático. Me parece que podría arreglarse mucho más rápidamente. Si el Alca globaliza el comercio en todas las Américas, va a tener un efecto parecido al del TLC, será bueno económicamente y políticamente porque reforzará a las democracias del subcontinente.
-Sobre el Alca, hay un justificado temor a que EEUU imponga una liberalización parcializada: no a los productos agrícolas, sí a los rubros que a Washington le interesan.
-Claro, pero eso es posible justamente porque los países de América latina están divididos. Si todo el subcontinente fuera una sola entidad, y nuestros mandatarios confirieran mandato a un presidente, el de Brasil o el de Costa Rica, por ejemplo, sería una negociación totalmente diferente. A EEUU le conviene que estemos divididos, siempre le ha convenido y nunca mostró interés en que América latina se una. El desafío de América latina es dar este paso adelante. EEUU nunca ha hecho nada por la región, al contrario somos incómodos para ellos.
-Los bloques que se van formando en Sudamérica, Pacto Andino, Mercosur, ¿Son un avance en el libre comercio o una extensión de los mecanismos proteccionistas nacionales?
-En el caso del Pacto Andino ha sido claramente proteccionista. En el del Mercosur, creo que ha sido ambiguo. No es el caso de Centroamérica, la Unión Centroamericana es claramente de libre comercio. El Mercosur inicia siendo de libre comercio, pero después las presiones proteccionistas llevaron a cierta parálisis. Creo que hay que relanzar estos pactos subregionales y hacer uno solo. Y que esa entidad multinacional nos defienda: no es posible que Perú haya sido víctima de una mafia durante diez años y nadie haya hecho nada. ¡Todos estaban felices con Fujimori! Ahora los venezolanos son víctimas de este señor Chávez, o sea que esto sigue.
-¿La OMC puede funcionar como estimulador del libre comercio, o va a quedar en periódicas reuniones en las que el proteccionismo, europeo, japonés o norteamericano, seguirá imponiéndose?
-Por supuesto que la OMC no ha sido capaz de llevarnos a una situación de pleno libre comercio como la que había antes de la Primera Guerra Mundial. Pero algo ha hecho. En una reunión de la OMC en Berlín escuché un planteo de los sindicatos alemanes aterrador: para compensar el "dumping social" de los países pobres, que exportan sus bajos sueldos y falta de derechos sociales, debían imponerse a esos países derechos compensatorios. Esta es la mejor manera de condenar al habitante de Namibia a seguir siendo pastor de cabras, a los peruanos pastores de llamas y guanacos y a los argentinos a seguir con sus vacas. Hay estándares sociales diferentes porque las economías son diferentes y las formaciones de capital son diferentes. La ley tiene costos y está en función de la estructura de capitales de cada país.


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