Año CXXXV
 Nº 49.358
Rosario,
domingo  13 de
enero de 2002
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Crónicas crónicas: Un verano que espera cambios

Orlando Verna

Hasta hace poco cambiar pareció mala palabra. De la Rúa, Cavallo y sus huestes desfinanciadas se inmolaron en el altar de la convertibilidad y por no cambiar se fueron al tacho. A Rodríguez Saá le pasó más o menos lo mismo. Si hubiera cambiado a sus funcionarios prontuariados, quizás hubiera durado algo más que siete días. Duhalde intenta cambiar pero los banqueros y las privatizadas no quieren dejar de ganar. En el medio de todo, como de costumbre, están los perejiles de siempre que, acorralados, esperan un guiño teñido de entretenimiento para olvidar, por un momento, que el cambio los beneficiará poco. Una señal que siempre vino de la Muni, la Provincia y hasta de la Nación, porque los empresarios decían, dicen y dirán, están esquilmados.
Sólo que este año habrá que esperar hasta febrero por ese cacho de cultura que estimula gracias a una canción, una morisqueta o un movimiento dúctil. La Nación sólo habla de pesos, dólares y lecops, y con la caída del otrora todopoderoso Darío Lopérfido no se repetirá (¿nunca más?) el "Argentina en Vivo". Por su parte, la Provincia Invencible (sic) se tomó vacaciones en tanto la sala Lavardén, el mayor de sus centros culturales en Rosario, recibe un nuevo sistema de refrigeración. Mientras, los empresarios a cargo moldean la programación para el mes próximo con una orden explícita: no more cash, quien quiera actuar o tocar irá a porcentaje.
Una política que copiará la Muni, ya que con las arcas vacías y sin que Binner y Sciara cambien sus caras de museo de cera, la única que queda es... cambiar. Desde la Secretaría de Cultura municipal se enarboló un nueva estrategia para los espectáculos veraniegos, aún en estudio, como para que si falta el otro que no falte el alimento del alma. La idea se basa en ofrecer el anfiteatro Humberto De Nito para hacer shows pagos los viernes (cinco mangos la entrada) y que el porcentaje que le corresponde a Cultura se invierta en contratar a artistas locales para que los sábados, aprovechando la infraestructura montada los viernes, se brinden espectáculos gratuitos. Cambios, para que febrero no sea como enero.


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