Año CXXXV
 Nº 49.353
Rosario,
martes  08 de
enero de 2002
Min 17º
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cartas
Justicia total

La rigidez de las leyes vigentes retrasa el ejercicio del derecho pues traba a los magistrados para castigar conforme a la responsabilidad del procesado. Por suerte soplan nuevos vientos, con aplicación de teorías posfreudianas donde tallan valores que se suman al ancestral castigo. Para dar un somero concepto de lo trascendido, señalemos como base que se trata de separar las dos grandes categorías de delincuentes, que desde siempre han existido. Un primer grupo abarcará: rateros varios, arrebatadores, asaltantes de mansiones de fin de semana; líderes de movimientos sociales de vanguardia, jefes de barras bravas de clubes chicos, entre otros. Este grupo, tras el fichaje, tendrá castigo corporal por represores locales instruidos al efecto. Ya ante la reincidencia, les corresponde dos toques entre seis mil y doce mil voltios, según la gravedad del delito, en silla eléctrica, estas de fácil obtención por cesión gratuita desde el Norte. Al segundo grupo, se le fija un castigo mucho mayor, sin atenuante, postergación o reducción. La integran: ejecutivos que vacíen bancos o empresas estatales, legisladores que entreguen el patrimonio nacional, torturadores confesos, violadores de alto cuño, etcétera. Todos estos reciben en forma inapelable, no dos sino cuatro toques entre seis y doce mil voltios en silla eléctrica a pila, obtenibles a precio de containers de Oriente. No se publicarán fotos, ni nombres y se harán cargo del consumo eléctrico. Este sistema se basa en una nueva concepción, no contemplada en las leyes actuales. En efecto, el primer grupo, gente vulgar sin estudio, carece de lo que es privilegio del segundo: la conciencia. Allí está precisamente la clave del castigo, nada menos que hacer vivir a éstos el resto de sus días con esa carga que arrastrarán de por vida. Está claro que las leyes vigentes derivan del derecho romano, donde nada se sabía del subconsciente. Es dable esperar que retrógrados mal pensados dirán que en definitiva se trata de legislar dando forma legal a lo que ya acontece, allá ellos.
Juan Landi


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