Walter Palena
"Acá no puede haber un paso en falso. Un traspié significaría caer definitivamente en el abismo". La definición descarnada pertenece a Oscar Lamberto, quien ayer fue designado secretario de Hacienda y se constituirá en una pieza clave del equipo económico que encabezará Jorge Remes Lenicov. De todos modos, Lamberto aclaró anoche a La Capital que asumirá oficialmente el cargo la semana próxima, dado que ahora está abocado a afinar los detalles de una batería de proyectos que el flamante gobierno deberá defender en el Congreso nacional. El todavía senador santafesino se mantenía reacio a integrarse al Ministerio de Economía y nunca dejó de mostrar su intención en seguir trabajando en el Parlamento. "Puedo ser más útil en mi tarea legislativa, y no firmando expedientes", le había dicho a La Capital la noche del martes, cuando la Asamblea se preparaba para designar a Eduardo Duhalde como el nuevo presidente de la Nación y su nombre comenzó a circular como futuro integrante del elenco que se iba a mudar al Palacio de Hacienda. Sin embargo, gestiones de alto nivel político celebradas ayer sellaron el nuevo destino de Lamberto y el cambio de su posición inicial. "Acepté por expreso pedido del gobernador (Carlos) Reutemann y del presidente Duhalde", dijo anoche a este diario sin demasiada euforia. Para sintetizar la predisposición para liderar la Secretaría de Hacienda y los desafíos que deberá enfrentar en un país en bancarrota, el oriundo de Gálvez graficó: "Es como cuando a uno lo nombran fiscal de mesa: es una carga pública que hay que cumplir". La tarea que le espera a Lamberto a partir de la semana próxima no es para nada sencilla: deberá delinear el armado del presupuesto 2002, cuyo contenido resultará clave para encarar las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los organismos multilaterales de crédito, luego de que la Argentina se declarara ante el mundo en default. Lamberto aseguró que cumplirá su tarea con la seriedad y responsabilidad que exige la gravedad de la crisis económica que mantiene al país estancado desde hace cuatro años. "Hay que hablar poco y tomar decisiones rápidas, sin margen para las equivocaciones. Un traspié significa caer definitivamente en el abismo", sentenció. Las palabras del senador santafesino parecen seguir las mismas líneas que trazó Duhalde en su primer discurso ante la Asamblea Legislativa: realismo puro y sinceramiento total para describir la crisis. En esa sintonía, Lamberto dijo que uno de los componentes principales para afrontar las horas difíciles es dar una batalla frontal a la "ansiedad" que exhiben hoy los argentinos. "Esa es la principal pelea que tenemos que dar. La gente debe entender que no somos magos", dijo, y agregó que recién dentro de seis meses se verán los efectos de las medidas económicas que mañana anunciará Duhalde. Lamberto analizó que para que el plan tenga éxito se necesita "acompañamiento y fortaleza política", dos tópicos que el futuro funcionario consideró clave: "La gente tiene que creer en el gobierno, y el gobierno no debe dar pasos en falso. La autoridad se construye todos los días". Tras afirmar que "la Alianza dinamitó la fe" de los argentinos, Lamberto aprovechó para pasar facturas a la gestión radical: "De la Rúa no sólo nos dejó un país quebrado, sino que hizo trizas el tejido social".
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