Año CXXXV
 Nº 49.339
Rosario,
domingo  23 de
diciembre de 2001
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El derrumbe. En nueve meses, el prestigio de Cavallo terminó triturado por la crisis
El padre fue devorado por su propia criatura
En los 90 llegó al bronce al derrotar la inflación. Luego llegó la hecatombe económica y social

Fabián Quinta

Domingo Cavallo llegó al Ministerio de Economía el 20 de marzo pasado como "el único" que podía sacar a la Argentina del estancamiento económico y la sombra de la cesación de pagos, pero casi nueve meses después, debió renunciar en medio del repudio popular, saqueos y con el país al borde del default.
Con su estilo arrollador, Cavallo volvió al Palacio de Hacienda que lo vio derrotar la inflación en 1991 a partir de la implementación del régimen de convertibilidad, acompañado por la desregulación de la economía y la ola de privatizaciones.
En ese fin de verano, con una economía agobiada y un gobierno que había dejado atrás a dos de sus principales economistas, los ex ministros José Luis Machinea y Ricardo López Murphy, Cavallo volvía como un "pragmático" que prometía políticas activas para poner de pie a la Argentina.
Desde un comienzo pidió la suma del poder, con su táctica de "yo o el abismo", y consiguió de una oposición atomizada y sin una alternativa clara la aprobación de la delegación de poderes de parte del Congreso.
Para salir de la prolongada recesión que padece la Argentina, Cavallo presentó un plan de reactivación basado en una disminución progresiva de la carga impositiva que pesa sobre las empresas: el denominado "plan de competitividad" que aplicó tratamientos diferenciales para distintos sectores productivos.
Lo que no se recaudaba por esta rebaja impositiva debía ser suplantado en gran medida por una mayor actividad económica, que nunca se logró, y por la aplicación del impuesto al cheque.
Pero el marco fiscal en que asumía no era el mejor. El 2 de abril, Argentina anunció que superaba en 1.000 millones de dólares la meta de déficit fiscal pautada para el primer trimestre del año, que estaba fijada en 2.100 millones. ante esa noticia, la tasa de riesgo país comenzó su escalada y trepaba ya hasta los 1.000 puntos básicos.

El sapo de las "tasas ruinosas"
El primer trago amargo para el ministro fue una licitación de Letras del Tesoro (Letes), oportunidad en que debió pagar lo que denominó "tasas ruinosas" del 12 por ciento, y aseguró que el gobierno no volvería a tomar dinero a ese costo. El sector financiero, que se fortaleció, concentró y trasnacionalizó durante la década del 90 con la convertibilidad y la profundización del modelo instaurado hace 25 años, ahora tenía otros jugadores, internacionales, que ya no respondían tan dócilmente a los pedidos de un Cavallo que ahora no podía recurrir a los recursos provenientes de las privatizaciones de empresas públicas y el endeudamiento.
Sin embargo, y fiel a su estilo, el ministro continuó adelante con los planes de competitividad y promovió en junio el primer megacanje de títulos de deuda por casi 30.000 millones de dólares, con altas tasas de interés y también gravosas comisiones que se llevaron los bancos que intermediaron en la operación.
Además, impulsó la "convertibilidad ampliada", una manera de crear un dólar comercial, sin tocar la paridad interna, destinado a mejorar el tipo de cambio para las exportaciones e inhibir las importaciones.
Pero el parate económico y la crisis fiscal continuó en alza. Para julio, el gobierno llama a lograr el "déficit cero" y para eso recorta un 13 por ciento los pagos a proveedores del Estado, salarios de empleados públicos y jubilaciones, lo cual fue avalado por la oposición.
Como una síntesis del proceso argentino, Cavallo aseguró que "en los •80 emitimos dinero al por mayor y la gente se cansó con la hiper-inflación. Ahora se han cansado de que emitamos títulos de deuda".
El resto fueron más planes de competitividad que no tuvieron el efecto deseado e intensas negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para que no dejara a la Argentina caer en la cesación de pagos.
Pero las altas tasas de interés, la caída de la recaudación y de la actividad económica hicieron que el "déficit cero" fuera una expresión de deseos, por lo que el FMI negó un nuevo desembolso de fondos y puso al país al borde del default.

La fuga del sistema bancario
Desde que Cavalo asumió en el ministerio de Economía, habían fugado del país unos 15.000 millones de dólares, mientras disminuían las reservas y se acentuaba la corrida bancaria.
Cavallo jugo sus últimas cartas. Restringió la salida de depósitos bancarios y al mismo tiempo "bancarizó" a toda la población. Por otra parte dio marcha atrás con los planes de competitividad y llevó adelante un nuevo canje de deuda, esta vez por 50.059 millones de dólares.
Nada de esto bastó. El gobierno logró pagarle a los acreedores unos 700 millones de pesos, pero la falta de dinero en la calle a raíz de la bancarización compulsiva y la restricción del giro de fondos a los provincias, por el incumplimiento del Estado nacional, se hizo insostenible.
Diferentes fracciones del poder económico, con el agravamiento de la crisis, acentuaron la puja para liderar una salida de la convertibilidad en beneficio propio, sea por vía de la dolarización o de una devaluación.
Así, en medio de la repulsa popular, reclamos multitudinarios de comida, saqueos a supermercados y con la cesación de pagos en la puerta, Domingo Cavallo deja el ministerio de Economía fagocitado por el modelo económico que el pergeñó. (Télam)



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