Año CXXXV
 Nº 49.339
Rosario,
domingo  23 de
diciembre de 2001
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Pueblito de postal
El viaje del lector: Gissi, Italia

Gissi es un pequeño pueblito asentado en plena montaña. Desde sus balcones se divisa la Maiela y muy cerquita está el Gran Sasso. Se encuentra en el corazón de Abruzzo, en la provincia de Chietti, Italia. Está acariciado por el cálido sol del "mezzogiorno" italiano. Las playas de Vasto Marina y Casalbordino, sobre el mar Adriático, hacen de la época estival una delicia; sembradíos de girasoles, olivos y vid, junto a las construcciones antiguas, transforman cada fotografía en una postal.
La parte más alta está bordeada de balcones, con hermosas flores y desde "la pinetta" (pequeño bosque de pinos añosos) se observan todos los pueblitos vecinos; y a lo lejos el azul del mar.
Imponente, como se ve en la fotografía que ilustra esta nota, está el campanario de la vieja iglesia, una reliquia detenida en el tiempo que ya ha sido reemplazada por otra más moderna.
En 1948, cuando yo contaba con solamente tres años, mis padres me trajeron a la Argentina. Aquí crecí, formé familia y nacieron y crecieron mis hijos. Aquí están mis amigos. Esta es mi segunda patria, a la que adoro y estoy eternamente agradecido por todo lo que me brindó. Pero mis raíces quedaron en las angostas y asimétricas calles de Gissi.
Después de varias décadas en la que la vida me dio mucho, pero me quitó a mis padres, pude volver a reencontrarme con mis raíces. La emoción hizo que las lágrimas bañaran mi felicidad. Veía a mis tíos y me recordaban a mis padres; conocí a mis primos, quienes habían nacido luego de mi partida y sentí el cariño de toda una familia maravillosa que me trataba como si nunca me hubiera alejado de Via Crocetti, la antigua calle donde vivía con mis padres.
Junto a mi esposa pasamos unos días inolvidables. Por la cercanía pudimos conocer Roma, con el imponente Coliseo, el Vaticano, la Fontana Di Trevi; Venecia y sus góndolas; la hermosa Florencia, Bologna, Nápoles y la costa amalfitana con su esplendorosa belleza.
Pero... ¿será por lo afectivo?, lo que más me impactó fue Gissi (sin subestimar a todas esas otras bellezas naturales y arquitectónicas). Muchas veces pensé que la elección era un dictado parcial que emanaba de mi corazón. Pero me confesó mi esposa, y luego mis hijos (quienes también tuvieron la suerte de conocer mi pueblo), que a ellos les pasó lo mismo.
Estoy muy feliz de haber disfrutado tanto al reencontrarme con mis raíces, y volvería a Gissi cuantas veces la vida me lo permita. Pero mi arraigo a Argentina es tan fuerte que siempre tendría un pasaje de vuelta.

Antonio L. Ottaviano



Gissi es un pueblo que esta asentado en plena montaña.
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