Año CXXXV
 Nº 49.339
Rosario,
domingo  23 de
diciembre de 2001
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Su último filme, "Gosford Park", se estrena en Estados Unidos
Robert Altman: "Nunca me sentí un artista muy original"
El realizador norteamericano dijo que, en su nueva película, propone una crítica a la clase alta británica

Myriam Alvarez

La irreverencia ha sido el principal componente de su estilo desde su debut como director en 1970, con la taquillera película "M.A.S.H.". Desde entonces, Robert Altman ha sabido conquistar a la audiencia con originales historias que fascinan y al mismo tiempo escandalizan.
Su más reciente trabajo, "Gosford Park", que será estrenado en Estados Unidos el próximo 26 de diciembre, está ambientado en 1932 y representa una visión crítica desde el punto de vista estadounidense de la clase alta británica.
Este drama carece de romanticismo y es relatado desde la perspectiva de los sirvientes. La cinta trata sobre un misterioso asesinato, y hallar y castigar al culpable no es necesariamente lo más importante.
"No me considero un artista muy original", dijo Altman a la prensa recientemente. "Esta es mi forma de ver las cosas. Me he divertido mucho, además de tener cierto éxito, contando las historias a mi manera", añadió.
Financiada con dinero de la lotería británica dedicado especialmente a las artes y rodada en Gran Bretaña, "Gosford Park" se asemeja al estilo utilizado por el cineasta en sus películas "The Player", estrenada en 1992, y "A Wedding", de 1978.
Altman es uno de los pocos directores estadounidenses que logró seducir a un importante grupo de actores británicos para que integraran el elenco de su film, el cual carece de "papeles protagónicos".
Entre ellos se cuentan Eileen Atkins, Alan Bates, Charles Dance, Stephen Fry, Michael Gambon, Richard Grant, Derek Jacobi, Kelly Macdonald, Hellen Mirren, Jeremy Northman, Clive Owen, Maggie Smith, Geraldine Somerville, Kristin Scott Thomas, Emily Watson y James Wilby.
Sin dudas, más de uno debió dejar su ego fuera del set dado el ambiente democrático e igualitario que rige en las producciones de Altman.
"Michael Gambon, Derek Jacobi y Eileen Atkins, entre otros, cuentan con títulos nobles o con premios Oscar, pero eso no es lo que cuenta a la hora de decidir sus honorarios o la forma en la que son tratados en el rodaje", explicó Grant, quien trabajó con Altman en la sátira "Las reglas del juego" y el filme "Ready to Wear".
El cineasta de 76 años confesó que disfrutó mucho trabajando con actores entrenados en los escenarios teatrales. Normalmente, durante el rodaje los actores no saben qué cámara es la que está filmando en qué momento. Eso ayuda a que la actuación resulte más natural.
Según Grant, eso tiene un efecto liberador. "Uno se concentra mucho más en el papel y no le presta gran atención a las cámaras", afirmó el actor quien comparó el set de Altman con una obra teatral.
Ryan Phillippe es uno de los dos estadounidenses que integran el elenco de "Gosford Park" -el otro es Bob Balaban-. El actor alabó el profesionalismo de Altman y su habilidad para dirigir y coordinar los diálogos de 44 papales diferentes.
"Algunas escenas tienen a 20 actores actuando al mismo tiempo y es muy difícil saber si lo que uno está haciendo es lo correcto. Pero Altman pasa tiempo con cada una de las personas, explicándoles cuál es su idea o cómo debe ser su postura. Es extraordinario verlo trabajar", afirmó Phillippe.
Altman prefiere trabajar la escena en el acto, cambiando partes del guión o los diálogos minutos antes de encender las cámaras. "Yo comparo mi trabajo más con el de un pintor que con el de un escritor. Filmar es como pintar un mural, siempre estoy modificando o agregando algo", comentó.
El cineasta reclutó a varios sirvientes octogenarios para que entrenaran a los actores en el "arte" de servir. Arthur Inch, de 85 años, un mayordomo que trabajó en ese oficio desde los 15 años, fue contratado para asegurarse que hasta el último detalle fuera correcto.
"Nos preocupamos mucho en que cada detalle fuera correcto. Pero después de todo se trata de una película y no de un documental", afirmó Altman, quien trabajó jornadas de hasta doce horas para terminar su película a tiempo.
"Nunca gané mucho dinero en este negocio porque siempre hice lo que quise", dijo el cineasta. "Nadie ha gozado de una mejor carrera que yo en la historia del cine y eso es debido a que elijo cómo hacer mis películas. Cada una de ellas es como mi ADN", añadió.



El filme realiza una mirada sobre la clase alta británica.
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