Año CXXXV
 Nº 49.337
Rosario,
viernes  21 de
diciembre de 2001
Min 21º
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cartas
Querido Papá Noel

Ya hace un año desde la última vez que te escribí. Dirás que sólo pienso en ti para Navidad y tienes absoluta y total razón. Puedes molestarte conmigo todo lo que quieras. Estás en tu derecho. Siempre me acuerdo de vos a la hora de pedir regalos. Es que tengo nueve años y todavía soy una niña. Pero este año es diferente porque hace poco me enteré de que papá y mamá son los que en realidad se ocultan bajo tu nombre, y aunque leí de tu historia y sé que alrededor del año 280 exististe en carne y hueso, soy madura como para reconocer que fueron mamá y papá los que acomodaron los regalos bajo el árbol de Navidad año tras año. No es que me sienta defraudada, ya que mis padres son las personas más parecidas a vos que conozco. No lo digo por tu barba... ¿me entendés?, sino porque son casi tan nobles como vos. Mi viejo amigo, hoy estoy un año más grande y no voy a exigirte regalos para mí. Es que quiero solicitarte algo mucho más valioso. Es para alguien muy especial: mi país. Soy argentina, sabés, y a pesar de mi corta edad no me es difícil darme cuenta de la angustia que abruma a mi pueblo. Nuestra patria está un poco más pobre cada día y a pesar de que la mayoría de la gente desea trabajar, no consigue hacerlo. Casi todos los grandes han perdido esa chispa característica y a menudo en la calle podés escuchar discusiones porque el dinero no alcanza. Santa, sé que fuiste milagroso: una vez alimentaste a muchas personas de la ciudad de Mira que sufrían hambre con un cargamento lleno de trigo. También leí que después de tu muerte, salvaste a varios individuos de ser ejecutados injustamente. Hoy quiero ser yo quien reclame tu magia: ayudá a mi Argentina, devolvenos la ilusión, la confianza. Iluminá a aquellas personas indicadas para que nos sepan guiar por el camino correcto, sin más injusticias y para que seamos nuevamente una nación feliz y llena de anhelos. Estoy segura de que pronto podrás complacerme como lo hiciste siempre y, por favor... ¡No olvides colocar en cada mesa argentina un trozo de pan para esta Navidades! Te quiere mucho.
María Eugenia Aguirre


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