Año CXXXV
 Nº 49.337
Rosario,
viernes  21 de
diciembre de 2001
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Diez años de prisión para un hombre que asesinó a su mujer
El crimen ocurrió en octubre de 1999. El homicida cumplió una condena por violación y abuso deshonesto

La Sala IV de la Cámara de Apelaciones confirmó la sentencia de diez años de prisión por homicidio simple contra un hombre con antecedentes de golpeador que asesinó a puñaladas a su compañera, en una humilde vivienda de barrio Magnano. La condena había sido dictada por el juez Julio Kesuani.
La relación de pareja de Jorge Luis Benítez y Reyna Isabel Silva era tortuosa y las agresiones que sufría la mujer ocurrían casi cotidianamente. El 25 de octubre de 1999 Benítez había regresado a la casa de la pareja, en el barrio Magnano, después de cumplir en la cárcel de Coronda una condena por violación y abuso deshonesto.
Pero nuevamente los malos tratos que ejercía el ex convicto sobre Reyna se repitieron en la casilla de chapa y cinc asentada sobre un viejo terraplén, donde la mujer vivía con sus siete hijos. El día mencionado, el hombre llegó a la casa y comenzó a discutir con su pareja y cuando ya había comenzado la noche se desencadenó el desenlace fatal: con un cuchillo de grandes dimensiones, Benítez le asestó cuatro puñaladas a la mujer, una en el pecho -que le fracturó el esternón- y tres en la espalda. La víctima se desplomó y murió desangrada media hora después.
Al confirmar la sentencia del juez Kesuani, los camaristas no sólo tuvieron en cuenta el crimen que cometió Benítez, sino también otros dos delitos que había cometido previamente.
El primero ocurrió el 25 de agosto de 1998, cuando fue detenido mientras intentaba llevarse efectos de una casa abandonada de Regimiento 11 al 200. El otro hecho que consideraron los jueces ocurrió el 7 de mayo del mismo año. Ese día, en avenida Belgrano y Pellegrini, intentó robarle a una mujer después de agredirla físicamente.
La defensa del imputado había apelado la sentencia de Kesuani diciendo que, en el momento del suceso, Benítez había actuado "en un estado de emoción violenta" ya que cuando llegó a la casa de Guillermo Tell y Bacle vio "a un hombre saliendo de la casa en forma subrepticia". Además, en su declaración en sede judicial, Benítez intentó minimizar sus antecedentes de haber atacado con brutalidad a su pareja. Dijo que en realidad, él era víctima de los golpes de la mujer y que se había defendido de una agresión de Silva.
Pero los camaristas concluyeron "que el hombre castigaba frecuentemente a su concubina y sus hijos" luego de considerar los testimonios concordantes de los vecinos. Y para fundamentarlo, los jueces tuvieron en cuenta un relato estremecedor: el día del crimen, un vecino encontró a los chicos aterrados en un terraplén. "Los pibes dijeron que el padre les estaba pegando a la madre y que no entraban porque tenían miedo", dijo.
Además a los camaristas descartaron el relato de Benítez acerca de su condición de "hombre golpeado" ya que sostuvieron que "no era razonable que un hombre de 1,75 metro de estatura y con una contextura robusta fuera víctima de constantes castigos por parte de una mujer de 1,60 metro de estatura y que pesaba 55 kilos".



La Cámara confirmó la sentencia del juez Kesuani.
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