Año CXXXV
 Nº 49.337
Rosario,
viernes  21 de
diciembre de 2001
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Fallo definitivo en una causa tras un dilatado proceso
Tras siete años confirmaron una condena de prisión a tres patoteros
Integraron un grupo que en diciembre de1994 atacó a golpes a dos jóvenes al salir de la disco Space

Jorge Salum

Tuvieron que pasar 7 años para que la Justicia pusiera fin al caso de Alejandro Pereyra y Gabriel Lozano, dos chicos que fueron salvajemente golpeados por unos matones a la salida de una discoteca en 1994. Los agresores fueron condenados el año pasado a distintas penas, pero 3 de ellos apelaron y recién ahora salió el fallo definitivo. A las víctimas probablemente ya ni siquiera les interese conocer el resultado: la Cámara Penal confirmó que debían pagar con 3 años de prisión en suspenso, algo que ya ocurrió hace mucho tiempo.
Los hechos ocurrieron el 17 de diciembre de 1994 a la salida de la megadisco Space, que ya no existe y estaba en Mendoza al 3.600. Esa noche la vida de Alejandro Pereyra, que tenía 21 años, cambió para siempre: no sólo estuvo al borde de la muerte sino que quedó con secuelas irreparables. Su amigo Gabriel Lozano tuvo mejor suerte: también lo golpearon, pero la sacó más barata.
Según testigos, la patota agresora estaba integrada por unos 20 matones. Sin embargo, sólo 9 fueron identificados: Jesús Gustavo Vélez, Gabriel Saccone, Raúl Alejandro Sosa, los hermanos Fabio Eduardo y Pablo Augusto Giri, Ismael Germán Cándido, Héctor Oscar Torres, Claudio Adrián Castro y otro joven de apellido Serra.
En agosto de 2000, el juez Julio Kesuani condenó a Vélez, Sosa y Saccone a 4 años y 3 meses de prisión, y a los hermanos Giri, Cándido, Torres, Castro y Serra a 3 años en suspenso. Los tres últimos apelaron, y por eso el fallo definitivo recién se conoce ahora.

Era una fiesta, terminó en drama
Pereyra y Lozano fueron a Space a festejar el cumpleaños de un amigo. Mientras bailaban, una discusión alteró la calma dentro de la megadisco. Esto provocó la expulsión de uno de los promotores del incidente y a su vez desencadenó el drama.
Los amigos del muchacho expulsado se organizaron y esperaron afuera. A las 4.15, cuando Pereyra y sus compañeros salieron, los otros los emboscaron. El y Lozano corrieron hacia Mendoza y Castellanos, y allí fueron alcanzados por los patoteros.
Los patearon y los golpearon, pero Pereyra se llevó la peor parte. Quedó grave y bordeó la muerte varios días. Cuando salió de terapia intensiva se supo que quedaría con secuelas de por vida por los golpes recibidos.
Un llamado anónimo ayudó a identificar a uno de los agresores. Era un karateca apodado Gringo que resultó ser Saccone. La policía lo detuvo 5 días después, y los días subsiguientes fueron cayendo uno a uno los otros 8 agresores identificados.
Los testigos, entre ellos los guardias privados de Space, ayudaron a saber quiénes eran. Pero otros integrantes de la patota agresora jamás cayeron. Después, durante el juicio que tramitó Kesuani, los acusados se culparon mutuamente y así se fue conociendo la verdad de los hechos.
Vélez, Sosa y Saccone fueron los autores de las lesiones, y los dos primeros aprovecharon para robar las billeteras de Pereyra y Lozano. Por eso recibieron las penas más graves, aunque hace ya tiempo que las cumplieron.
Tres de los otros seis apelaron, y ahora se sabe que también son culpables por haber participado (ver aparte) de la agresión en patota. Paradójicamente ni lo sentirán, ya la pena está cumplida.



En la ex discoteca Space se inició la gresca en 1994.
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