Año CXXXV
 Nº 49.336
Rosario,
jueves  20 de
diciembre de 2001
Min 19º
Máx 29º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





El estallido. La lluvia de piedras y las balas policiales tiñeron la tarde de negro
Villa Banana embistió contra los súper
Grupos de vecinos se llevaron alimentos de dos comercios. En estos episodios se produjo una de las muertes

Lucas Ameriso

El oeste de Rosario se convirtió en tierra arrasada. Desde el mediodía los continuos incidentes frente a supermercados desembocaron en dos saqueos a comercios de la zona. El accionar policial no pudo con los incesantes avances de grupos de manifestantes contra estos locales. En Valparaíso al 2400, el dueño de un comercio optó por resignarse y entregar en persona la mercadería. Por momentos la represión policial quedó desbordada por el reclamo de la gente. Villa Banana se transformó en una caldera de lava ardiente, donde las piedras y las balas policiales se prolongaron hasta la noche.
El clima de tensión social comenzó a la mañana. Los bolsones prometidos para la zona oeste brillaron por su ausencia tanto en el distrito municipal de Felipe Moré y ex Godoy como en la unidad descentralizada provincial de Virasoro y San Nicolás.
Hacia el mediodía, centenares de vecinos decidieron apedrear el distrito municipal para descargar su bronca, pero la réplica no se hizo esperar. La policía comenzó su contraataque con balas de goma y gases lacrimógenos.
La situación derivó en un nuevo foco de conflicto, donde se produjo el primer desborde. Unas 80 personas coparon el supermercado El Triunfo, ubicado en Godoy y Lima, de donde se llevaron comestibles y bebidas.
Poco pudo hacer la policía, superada por los incesantes focos de conflicto. Los disparos contra la muchedumbre reagrupada en Villa Banana se apoderaron de la tarde y una mujer fue baleada y falleció horas después en el Hospital Centenario.
Pasadas las 15 hubo una tregua en la seguidilla de escaramuzas. Con un pañuelo blanco en su mano y un enorme crucifijo de madera sobre su pecho, el padre Agustín Amantini, cura párroco de la zona, frenó por unos instantes el fuego cruzado.
Hubo negociaciones entre el dueño del comercio, la policía y los vecinos para repartir lo que había quedado tirado por el piso, pero se desató otra guerra campal. El incidente arrojó el saldo de dos mujeres heridas por balas de goma y varios detenidos.
La gravedad de estos episodios movilizó al obispo de Rosario, monseñor Eduardo Mirás, quien intentó apagar el incendio social que se vivía (ver recuadro).
Quince minutos después, el supermercado García, de Valparaíso al 2.400, fue la segunda víctima de los saqueos en zona oeste. La gente ingresó al local desesperada, llevando entre sus brazos todo lo que tenían a su alcance. Minutos después, varios policías de civil llegaron al lugar en medio de una balacera. Así fue la tarde negra de Villa Banana. Una pulseada constante entre los vecinos y la policía, entre quema de neumáticos, tiros y vainas de diversos calibres arrumbadas en el asfalto.



En Villa Banana predominó la tensión y la violencia.
Ampliar Foto
Notas relacionadas
Monseñor Miras: "De esta catástrofe se sale con fuentes de trabajo"
Diario La Capital todos los derechos reservados