Año CXXXV
 Nº 49.335
Rosario,
miércoles  19 de
diciembre de 2001
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Violento robo frente a las puertas del Comando del II Cuerpo de Ejército
Asaltan a un repartidor en el interior de una cochera y se llevan $ 10 mil

Ariel Etcheverry

Los ruidos que provenían de la cochera lo despertaron. Eran las 5.20 y Eduardo García, el dueño del garage ubicado en Sarmiento al 1300, frente a las puertas del Comando del II Cuerpo de Ejército, no podía creer lo que veía desde la ventana de su departamento que se comunica con el inmenso galpón. Un uniformado retenía a un presunto ladrón y le pedía que llamara al Comando Radioeléctrico. Todo fue tan rápido que cuando se abalanzaba sobre el teléfono observó atónito cómo el supuesto policía salía corriendo, cerraba el portón con llave y lo dejaba encerrado con el delincuente. Segundos después todo se aclaró: el supuesto maleante era ni más ni menos que un cliente de la cochera que fue interceptado por dos delincuentes, uno vestido con ropa de la policía, cuando iba a retirar su camioneta y fue despojado de 7 mil pesos en efectivo y 3 mil en cheques.
La víctima del robo es Marcelo Esponda, quien trabaja como repartidor de pollos con una camioneta y alquila mensualmente una cochera en el garage de García. El episodio que terminó con el botín en manos de los ladrones duró poco más de cinco minutos. Esponda estaba acompañado por su hermano. Llegó a la cochera como lo hace siempre, minutos antes de las 5.30.
Los delincuentes aparecieron justo cuando los Esponda abrían el portón. Uno de los ladrones vestía pantalón azul, camisa celeste y zapatos negros. Ese hombre esgrimía además una pistola 9 milímetros, que es un arma reglamentaria de la policía. Las víctimas fueron empujadas hacia el interior del galpón, donde fueron tiradas al piso. De inmediato, como si conocieran lo que llevaba Esponda, los ladrones le arrebataron un bolso.
En su interior, el trabajador guardaba 7 mil pesos en efectivo, 3 mil en cheques y una cantidad no determinada en ticket canasta. En ningún momento los ladrones golpearon a sus víctimas, pero actuaron con bastante firmeza. García, en diálogo con La Capital, contó que en el momento en que entraron los ladrones no escuchó gritos, pero sí ruidos que lo despertaron.

Equívocos
El dueño de la cochera ocupa un departamento en un entrepiso que se comunica con el garage. Al escuchar los ruidos, García se asomó por una de las ventanas que se comunican con el estacionamiento y vio con claridad a cierta distancia lo que para él era un policía. "El tipo me mostraba una credencial y reconozco que no lo distinguía. Decía que me quedara tranquilo y bajara las escaleras, que había un ladrón dentro de la cochera y que llamara al Comando Radioeléctrico", contó García.
Al observar la escena, el propietario quedó unos segundos inmovilizado por la impresión. Pero cuando reaccionó e intentó llamar a la policía vio algo que lo dejó estupefacto. El hombre que decía ser policía y otro que lo acompañaba se retiraban hacia la calle y cerraban el portón de la cochera con llave. "No sabés el miedo que sentí cuando supuse que se iban y dejaban al ladrón adentro", confió García. Pero lo cierto es que el miedo duró pocos segundos, porque enseguida reconoció a Esponda. La víctima vive en la misma cuadra de la cochera y desde hace algún tiempo tiene un reparto de pollos. "Siempre alquiló en mi cochera", reconoció el dueño del inmueble.



El dueño del garage quedó pasmado por el suceso.
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