Año CXXXV
 Nº 49.334
Rosario,
martes  18 de
diciembre de 2001
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No tenía 70 pesos para pagar a un municipio bonaerense
Fue preso por no sacar permiso para ser vendedor ambulante
Intentó ofrecer palanganas y fuentones. Ahora está en prisión por orden de una jueza de Pergamino

Jorge Salum

"Yo le enseñé a mi hijo a vender y no a robar, pero igual se lo llevaron preso". Ana María Benítez tiene 53 años. Está parada frente al juzgado de Faltas Nº 1 de Rosario y no oculta su indignación. Es la madre de Fernando Adrián Moro, que está preso junto a delincuentes comunes porque no pudo pagar el derecho que exige la Municipalidad de Pergamino para vender baldes, fuentones y palanganas en la vía pública. Benítez suelta una frase que resume toda su bronca por la situación que está viviendo: "Quisiera estar presa con mi hijo porque soy vendedora como él. Todos en la familia lo somos y vivimos de eso".
Verónica Cabrera tiene 28 años. Es la mujer de Moro y también es vendedora. "Vendedora ambulante", dice con orgullo, como todos los miembros de la familia. Ella también está parada frente al juzgado, aunque no sabe por cuánto tiempo: tiene que salir a vender porque si se queda allí, esperando a que suelten a su compañero, no tendrá con qué darle de comer a sus tres hijas y a la abuela de Fernando, que vive con ellos. Las nenas tienen 9, 5 y 3 años, y la abuela 87.
Fernando fue el miércoles a vender a Pergamino. Como no tenía 70 pesos para pagar lo que le exigen a los vendedores ambulantes ("Recién llegaba y no había vendido nada"), la Municipalidad le decomisó la mercadería y lo denunció ante la Justicia ordinaria.
Sin demoras, la jueza en lo Correccional Gloria Aboud lo sentenció a 3 días de prisión y el viernes envió un exhorto al juez de Faltas de turno en Rosario, Osvaldo Alzugaray, para que ejecutara la sentencia.

Una cita impostergable
Pero el muchacho no quedó preso en ese momento. El juez Alzugaray lo citó para el lunes y ayer, a la hora convenida, él se presentó sabiendo lo que le esperaba. Quedó bajo arresto y recién saldrá el jueves, a las 8.30 de la mañana, de acuerdo a lo indicado en Tribunales.
La mamá y la compañera estaban indignadas. "Todos nosotros somos vendedores ambulantes, vivimos de eso", dijeron. Y Ana María añadió: "Nos ganamos la vida dignamente pero parece que eso no sirve de nada" \Sin ocultar su bronca, advirtió: "Y pensar que en este país hay gente que nos metió la mano en el bolsillo a todos y sale libre como si nada".
En medio de la bronca, ambas mujeres sólo tuvieron palabras de agradecimiento para el juzgado de Alzugaray ("Acá fueron muy humanos") y para la prensa. Ana María dijo que no se movería de Tribunales hasta no ver a su hijo libre, y a Verónica no le quedaba ayer más remedio que salir a trabajar, como todos los días. Sin embargo, ninguna pudo ocultar su temor por el hecho de que Fernando estará tres días hacinado con todo tipo de delincuentes, con todos los riesgos que eso implica. Por eso su mamá insistió una y otra vez que quería estar con él para protegerlo.



"En mi familia no somos delincuentes".
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