Año CXXXV
 Nº 49.332
Rosario,
domingo  16 de
diciembre de 2001
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Análisis político
Imágenes de un pasado muy presente

Jorge Sansó de la Madrid

Si es cierto que la historia se repite primero como tragedia y después como farsa, tendríamos que preguntarnos en cuál de esos ciclos estamos inmersos hoy los santafesinos, y por extensión la Argentina toda. Lo doloroso de ello es que las páginas de este álbum nos resulten ingratamente familiares a la primera hojeada.

Foto 1
Rosario ocupa, junto a Mar del Plata, el tope del vergonzante ranking con el 22,8 por ciento de de su gente desempleada. Todas las cuales deben haber leído como una irónica paradoja que el gobierno nacional concediera graciosamente lo que fue titulado como "regalo de Navidad" en referencia a que se permitirá retirar de los cajeros automáticos no sólo mil pesos, sino hasta 1.500. Una noticia que seguramente la mayoría de los asalariados que no llegan mensualmente a percibir sueldos de $1.000 deben haber registrado como una verdadera burla.
Están lejanas ya las promesas electorales del gobierno, no así el compromiso del presidente Fernando de la Rúa de leer prolija y cuidadosamente el mensaje de las urnas del pasado 14 de octubre. Mientras una séptima huelga general paralizó al país como preludio de la octava, es fácil imaginarse la frustración que sentiría la maestra de lectura del presidente.

Foto 2
El viernes "Rosario vivió un día cargado de zozobra y los peores fantasmas" tituló La Capital su crónica sobre la tensa situación que se vivió ese día con pobres pidiendo comida y dispuestos a todo, incluso al saqueo.
A medida que los hechos se iban conociendo, la memoria colectiva se veía cada vez más impedida de escapar a la tentación de simplificar linealmente los acontecimientos. Este determinismo quizás exagerado es el que agitó ante todos los peores fantasmas. "Rosario revive su pesadilla de 1989", se excitó un periodista porteño en su crónica. A todos nos quedó la amarga sensación de un despertar desagradable. ¿Es que hemos retrocedido 12 años? ¿Qué fue entonces lo que cambió entre 1989 y 2001? ¿O es que nada cambió? \Desde hace años el intendente Hermes Binner viene repitiendo una muy sensata exhortación al preguntarse "cómo es posible que en una provincia en la que su principal actividad productiva son los alimentos, haya gente que padezca hambre". El gobernador Carlos Reutemann en su discurso de asunción aseveró que no le temblaría el pulso "para frenar una obra pública, pero a nadie le faltaría un plato de sopa" en esta provincia. No quiero imaginarme cómo han de sentirse en estos momentos el gobernador y el intendente.

Foto 3
El viernes, mientras algunos supermercados rosarinos hervían de gente que reclamaba comida en sus puertas, en los medios de prensa de Santa Fe matizaban las noticias con el "escándalo" que sacudía al Concejo Municipal local aterido de internismo partidario, denuncias de coimas y corrupción, renuncias de concejales en una crisis que amenaza, incluso, con dejar acéfalo al municipio si finalmente el intendente Marcelo Alvarez renuncia, como han dicho que medita hacerlo.
Más allá de que ello ocurra o lo hagan desistir de su extrema determinación, como es de presumir, lo verdaderamente grave no es que los políticos sostengan diferencias e incluso las resuelvan por medios confrontativos. Lo es que se haya vuelto a escuchar -como en 1988- que la "corrupción" que se creía desterrada definitivamente no lo habría sido tanto y ahora se hable de "coimas" y deba intervenir un juez para dilucidar qué fue lo que pasó entre los políticos locales a quienes no les sobra prestigio social para dilapidar. Porque de ser cierto que se compraron o intentaron comprar votos para elegir el presidente del cuerpo como denunció la concejala reutemista expulsada y ex ministra de Salud, Ileana Bizzotto, se trataría de un esfuerzo denodado para terminar de asquear a la sociedad que los votó.
Se dirá, y con razón, que las generalizaciones importan una injusticia de toda gratuidad. Pero en todo caso no es una aclaración sencilla de comprender para ese hombre harapiento que aprovechó el tumulto en el Concejo para pedir la limosna que permitiera acallar la letanía de su hijita pequeña de unos cuatro años que repetía: "Papá, tengo hambre". O para los cientos de vecinos que ese mismo día se vieron reflejados en las páginas de los diarios: "La desocupación trepó al 20,8% en la capital provincial". Puedo, apenas, imaginarme cómo sienten los vecinos.

Foto 4
Recientemente, al darse a conocer los estudios de factibilidad para la construcción de un nuevo puente sobre el río Paraná que unirá las ciudades de Avellaneda con Goya, el electo gobernador correntino, Ricardo Colombi, calificó a la provincia de Santa Fe como "la mejor administrada del país". Semejante laudatoria encuentra justificativo apenas se mira alrededor. Es verdad que en Santa Fe los maestros acaban de cobrar sus salarios de noviembre mientras que en Entre Ríos percibieron apenas el 20 por ciento, y en bonos, del sueldo de julio. También que el presupuesto del 2002 impondrá una fuerte restricción de recursos al Ministerio de Educación santafesino o que los 35 millones de Lecop que giró la Nación en lugar de los 70 millones debidos sólo alcanzarían hasta ahora para pagar los salarios de diciembre -no así el aguinaldo-, y que de no llegar la ayuda financiera esperada del Banco Mundial el déficit de este año de 80 millones proyectados treparía por encima de los 400 millones. Es decir, pondría a la provincia frente al más feroz ajuste que en todo este tiempo no nos hemos siquiera imaginado.
Si estamos bien, vamos mal. Las imágenes de Rosario sitiada por la pobreza han puesto a la provincia en igualdad con las demás que nutren a diario los noticieros con la bronca de sus ciudadanos en la calle. Con 20 muertos en robos en los últimos 40 días en la ciudad de Santa Fe y un chico de 8 años herido por una bala de goma de la policía intentando reprimir robos de supermercados en Rosario, es evidente que la paz social se está resquebrajando en la provincia.

Momentos difíciles
Ni al gobierno de Reutemann ni al de Binner se les puede reprochar el mismo empeño puesto por la administración nacional para desencantar hasta lo inimaginable a sus electores. Ambos cuidan cada detalle, fundamentalmente, en la faz política, para evitar sumar reproche social a la impotencia financiera que les genera su dependencia de la gestión económica central.
Binner tomando distancia de la Alianza que prohijó la presidencia de De la Rúa y la profundización del modelo, Reutemann de las tentaciones desestabilizadoras que algunos alentaron en sus partidos. El viernes, se dice, sumaron codo a codo sus esfuerzos por apagar el problema social en Rosario.
A ambos los afecta políticamente lo acontecido en el Concejo Municipal de la ciudad de Santa Fe. Por primera vez desde que el gobernador consolidó su monolítico liderazgo en el peronismo se desata una rebelión a su autoridad. Dos concejales no sólo desobedecieron una orden partidaria de devolver sus bancas, luego de haber permitido por disidencias propias el acceso a la presidencia de un radical, sino que otorgaron fuerza numérica a un bloque peronista no reutemista funcional a la oposición y suficiente como para desquiciar al bloque oficialista que integran reutemistas y obeidistas. Nunca nadie se le había animado a tanto a Reutemann desde su propio partido.
Esa interna peronista que consagró a un radical en la presidencia diluyó la contundente supremacía que desde la oposición había logrado el sublema del PSP, por encima de cualquiera de los de la UCR, el pasado 14 de octubre. Una hazaña que los socialistas acariciaban como augurio de hitos mayores.
Si Reutemann siguiera pensando en la presidencia de la Nación para dentro de dos años, sabe que tiene presupuestos a cumplir que son tan ineludibles como difíciles. No puede permitir que se dispersen sus huestes o se desmadre su gabinete. Envió un insólito mensaje a su ministro de Hacienda al recordarle que podría irse cuando quisiera pero que, tradujeron en la Casa Gris, no lo dejaría pelearse con todos, mantuvo intacto el presupuesto de Salud para evitar que se le fuera el titular de esa cartera y mantiene en espera al nuevo secretario general de la Gobernación.

Sin diferencia
La diferencia entre tragedia e ironía desaparece en la óptica de quienes son víctimas de una y de otra. En ambas circunstancias la historia es igualmente dolorosa, ya sea que suceda a finales del siglo XX o a comienzos del XXI, y seguiremos tropezando con la misma piedra en tanto no se sumen todos los esfuerzos para removerla o se abran caminos alternativos, siempre y cuando éstos no sean al margen de la democracia a fin de no caer en una irónica tragedia que, también, ya la vivimos.



Rosario pareció revivir anteayer imágenes de 1989.
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