Año CXXXV
 Nº 49.332
Rosario,
domingo  16 de
diciembre de 2001
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Ceara: La hija del sol
Así se conoce a Fortaleza, la capital del estado nordestino que propone paradisíacas playas, diversión y aventura. Un mundo de sensaciones listo para ser descubierto

Brasil es un país que habla el idioma de la alegría y de la hospitalidad. Cada año más turistas descubren en su interior un nuevo paraíso que les ofrece las mejores opciones de diversión, descanso y aventura. Mucha gente no lo sabe pero Brasil nació en el nordeste. Esto es lo que dio a la región su signo de identidad propia, favorecido naturalmente por nada menos que 3.500 kilómetros de las más hermosas playas de América.
La Costa Dorada es una excelente convocatoria a las vacaciones. Sus 28 grados de temperatura promedio y su ubicación entre la línea del Ecuador y el trópico de Capricornio le otorgan la magia de los extensos días de sol, con la caricia permanente de los vientos alisios.
El cruce entre las culturas europea y la africana le dieron al sitio una personalidad que lo inunda todo. La auténtica historia nordestina es la base de un pueblo nuevo, diferente a cualquier otro, predestinado a vivir en conjunción con la naturaleza, valerse de ella y mostrarla al mundo como lo que es, un paisaje único.

Belleza nordestina
Desde el descubrimiento forman parte de la región la tradición pesquera, el arte sacro, la arquitectura, la prosperidad derivada de la industria del azúcar, la presencia holandesa y la dominación portuguesa. Las reminiscencias de todo ello marcan a fuego a los principales puntos del nordeste, hoy transformados en los más importantes centros turísticos. De sur a norte se encuentran Bahía, Aracaju, Maceió, Recife, Joao Pessoa, Natal, Fortaleza (capital de Ceará), Teresina y Sao Luis.
Ceará es uno de los estados más reconocidos de la región no sólo por su vocación turística y de servicio sino porque su ubicación estratégica (2 grados debajo de la línea del Ecuador) le facilita una oferta de nada menos que 2.800 horas al año de sol y una temperatura promedio de 27º centígrados en sus 574 kilómetros de playas, dunas, paisajes que combinan la historia con palmerales y lagunas de agua salada donde los deportes acuáticos son los preferidos de los visitantes.
La más portuguesa de la ciudades nordestinas es Fortaleza, capital de Ceará, a 805 kilómetros al norte de Natal. En la ciudad hay que alejarse del mar para conseguir buenos precios, incluso para comer. Las artesanías son una compra imperdible; las hay de todas clase, desde muñecas hasta hamacas, además de ropa de cama bordada e imágenes de madera o prendas para la playa.
Fortaleza es la quinta ciudad en orden de importancia de todo el Brasil. Cuenta con 3 millones de habitantes y debe su nombre a los sucesivos intentos de invasiones por parte de piratas y holandeses. Defendida por portugueses, esclavos y católicos por igual, Fortaleza aún conserva bellos sitios históricos donde los viejos todavía cuentan curiosas historias que hicieron base en el imaginario popular.
Por la noche, la gastronomía cearense invita a todo tipo de tentaciones. Langostas, pescados, gambas, mariscos, ostras y otros frutos de mar son la base de una cocina creativa y rica en sabores. Los restaurantes se especializan en distintos platos según la región del estado en que se encuentre el turista. Cerca de Mucuripe abunda la cazuela de pescado con salsa, legumbres y pirón. También se ofrece "baiao-de-dois", combinación de porotos con manteca, queso y carne. Otra opción son los cangrejos en la playa y de postre, jugos de frutas tropicales casi desconocidas.
Pero el mayor encanto de "La hija del sol", como se denomina a Fortaleza, reside en las playas de los alrededores. Las costas se apoyan suavemente sobre islotes de arena donde sólo hay eso, arenas claras y extensas en las que el mar repica lentamente con la inconfundible música de las olas.
Otras opciones para visitar en la región son Trairi, Mundaú y Freicheiras, sin olvidarse de la selva de Ibiapaba, en la frontera con el estado de Piauí. Por su parte, el macizo de Baturité y la sierra de Meruoca son ecosistemas vírgenes que atraen a los amantes de la naturaleza dispuestos a explorar llanuras y sierras. Allí es fácil encontrar especies vegetales y animales únicas, así como construcciones cargadas de historia.
Jericoacoara está lejos de Fortaleza pero vale la pena llegar porque es una de las playas más bellas del mundo. Más cerca de la capital estadual están Iguape y Prainha, con sus respectivos pueblitos perdidos en el tiempo.


Fortaleza día y noche
Desde el descubrimiento forman parte de la región la tradición pesquera, el arte sacro, la arquitectura, la prosperidad derivada de la industria del azúcar, la presencia holandesa y la dominación portuguesa. Las reminiscencias de todo ello marcan a fuego a los principales puntos del nordeste, hoy transformados en los más importantes centros turísticos. De sur a norte se encuentran Bahía, Aracaju, Maceió, Recife, Joao Pessoa, Natal, Fortaleza (capital de Ceará), Teresina y Sao Luis.
Ceará es uno de los estados más reconocidos de la región no sólo por su vocación turística y de servicio sino porque su ubicación estratégica (2 grados debajo de la línea del Ecuador) le facilita una oferta de nada menos que 2.800 horas al año de sol y una temperatura promedio de 27º centígrados en sus 574 kilómetros de playas, dunas, paisajes que combinan la historia con palmerales y lagunas de agua salada donde los deportes acuáticos son los preferidos de los visitantes.
La más portuguesa de la ciudades nordestinas es Fortaleza, capital de Ceará, a 805 kilómetros al norte de Natal. En la ciudad hay que alejarse del mar para conseguir buenos precios, incluso para comer. Las artesanías son una compra imperdible; las hay de todas clase, desde muñecas hasta hamacas, además de ropa de cama bordada e imágenes de madera o prendas para la playa.
Fortaleza es la quinta ciudad en orden de importancia de todo el Brasil. Cuenta con 3 millones de habitantes y debe su nombre a los sucesivos intentos de invasiones por parte de piratas y holandeses. Defendida por portugueses, esclavos y católicos por igual, Fortaleza aún conserva bellos sitios históricos donde los viejos todavía cuentan curiosas historias que hicieron base en el imaginario popular.
Por la noche, la gastronomía cearense invita a todo tipo de tentaciones. Langostas, pescados, gambas, mariscos, ostras y otros frutos de mar son la base de una cocina creativa y rica en sabores. Los restaurantes se especializan en distintos platos según la región del estado en que se encuentre el turista. Cerca de Mucuripe abunda la cazuela de pescado con salsa, legumbres y pirón. También se ofrece "baiao-de-dois", combinación de porotos con manteca, queso y carne. Otra opción son los cangrejos en la playa y de postre, jugos de frutas tropicales casi desconocidas.
Pero el mayor encanto de "La hija del sol", como se denomina a Fortaleza, reside en las playas de los alrededores. Las costas se apoyan suavemente sobre islotes de arena donde sólo hay eso, arenas claras y extensas en las que el mar repica lentamente con la inconfundible música de las olas.
Otras opciones para visitar en la región son Trairi, Mundaú y Freicheiras, sin olvidarse de la selva de Ibiapaba, en la frontera con el estado de Piauí. Por su parte, el macizo de Baturité y la sierra de Meruoca son ecosistemas vírgenes que atraen a los amantes de la naturaleza dispuestos a explorar llanuras y sierras. Allí es fácil encontrar especies vegetales y animales únicas, así como construcciones cargadas de historia.
Jericoacoara está lejos de Fortaleza pero vale la pena llegar porque es una de las playas más bellas del mundo. Más cerca de la capital estadual están Iguape y Prainha, con sus respectivos pueblitos perdidos en el tiempo.
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La Costa del Sol Poniente
Es sorprendente contemplar los aires de modernidad en la avenida Beira Mar, donde se destacan edificios construidos con un estilo arquitectónico audaz. Pero el mayor atractivo de Fortaleza son los balnearios, entre los que se destaca la Praia do Futuro que propone arenas blancas, aguas cálidas y diversas opciones de gastronomía local.
El turista no puede dejar de conocer el Mercado Central, donde se ofrecen artesanías tejidas a mano, quesos y dulces típicos así como trabajos de esculturas en madera. Justo a su lado se encuentra la catedral metropolitana de Fortaleza, bellísima y reconocida por su rico altar mayor construido en entalladura gótica.
Entre las opciones nocturnas es recomendable asistir a la gran noche del Club Pirata, una casa de danza regional al aire libre que reúne a miles de personas que arriban con la consigna de divertirse a pleno hasta el amanecer.
En tanto, un buen paseo es el centro cultural Dragao do Mar, ubicado en la parte vieja de la ciudad. "El dragón", con sus ocho cuadras, es uno de los mayores complejos culturales del hemisferio y ofrece teatros, galería de arte, museos, memoriales, planetario, cines y, en sus alrededores, una cantidad de bares, restaurantes y show de música brasileña en vivo.
Quienes disfrutan de la aventura no pueden dejar de realizar un paseo en buggy por la playa de Porto das Dunas, a 10 kilómetros de la capital de Ceará. La cercanía también permite hacer una rápida escapada al complejo de ocio Beach Park con sus toboganes y nuevas atracciones como el maremoto y una piscina gigante con olas artificiales.
Siguiendo por la franja litoraleña se llega a la Prainha, a 26 kilómetros de Fortaleza, un pueblito de pescadores donde el turista puede hacer paseos en jangada y comprar artículos confeccionados artesanalmente por los fabricantes de encajes. En dirección al litoral oeste se puede disfrutar de las dunas fijas y movedizas de Cumbuco, situadas a 23 kilómetros de la capital.



Fortaleza, la quinta ciudad más importante de Brasil.
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