Año CXXXV
 Nº 49.332
Rosario,
domingo  16 de
diciembre de 2001
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La calidad necesita también del sacrificio

Los volantes deben aportarle algo más al equipo

Daniel Teglia dispone de futbolistas hábiles en la zona de volantes para desarrollar el juego que pretende. Es un convencido de que el camino a los resultados se transita sustentado en aquellos que tienen mayores condiciones técnicas. Y lo reafirma diciendo que "todos pueden marcar, pero no todos pueden crear". Es por eso que junta en un mismo diagrama a Javier García, a Javier Becerra y a Luciano De Bruno. No hay dudas de que estos tres jóvenes tienen cualidades que los diferencian de aquellos que sólo pueden ejercer una marca, pero también es cierto que si estas cualidades no van acompañadas de una cuota de sacrificio no son suficientes para jugar en primera división.
Estos jugadores, sin experiencia suficiente por cierto y con la necesidad de contar con la indispensable continuidad para afianzarse, sería oportuno que comprendan que lo que luce no es lo más vistoso sino lo más eficaz, y que en determinadas situaciones es más productivo tocar de primera que hacer un enganche innecesario. Anoche la pelota no cambió de velocidad en tres cuartos de cancha porque ellos no tuvieron la certeza y la simplicidad suficientes.
Javier Becerra arrancó cada acción con un ímpetu que invitaba a imaginar una jugada eficiente, pero una a una las terminó mal. Como esa que protagonizó a los 22 minutos, cuando Rivarola lo dejó en inmejorable ubicación para definir sobre la izquierda y en vez de rematar fuerte al arco terminó dejando la pelota mansamente en las manos de Vivaldo.
Javier García también entró en la confusión de sus compañeros y se diluyó con el paso de los minutos, y no fue el conductor que asomó en La Plata.
Y Luciano De Bruno comenzó como volante por derecha, pero a los pocos minutos se fue hacia adentro y dejó en soledad a Paulo Ferrari, quien fue un pistón incansable por ese sector, erigiéndose en la figura canalla.
Teglia deberá charlar y mucho con sus chicos, que tienen virtudes indiscutibles, pero que deben ir acompañadas por esa cuota de esfuerzo para jugar y marcar.


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