Año CXXXV
 Nº 49.331
Rosario,
sábado  15 de
diciembre de 2001
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"Cualquiera sea el sucesor de Arafat, si tiene el mando, será mejor que él", dijo Dori Goren
Entrevista con el secretario de la embajada de Israel en Argentina
"En 15 meses firmamos seis documentos de cese de fuego. Y cada vez ha recomenzado el terrorismo"

Pablo Díaz de Brito

Dori Goren, ministro consejero y primer secretario de la embajada de Israel en Argentina, tiene una visión muy negativa del papel de Yasser Arafat: "No cabe duda de que tenemos a nuestro lado a un ente (por la Autoridad Palestina) que apoya el terror. El Estado de Israel tiene el derecho a defender a sus ciudadanos, este es el primer deber de cualquier Estado, y si los palestinos no lo hacen debemos hacerlo nosotros. Estamos en guerra, hemos sufrido más de 10.000 actos terroristas en el último año". Goren incluso llega a afirmar que si Yasser Arafat es desplazado por algún líder más radicalizado podría ser un avance, si este sucesor tiene el mando efectivo del que carece hoy el veterano dirigente de la OLP. El diplomático visitó la ciudad invitado por la Asociación Israelita de Beneficencia y la delegación local de la Daia, para dar una conferencia sobre la situación que atraviesa su país. Goren también se reunió con autoridades provinciales del área económica.
-Este cuadro de represalias y contrarrepresalias no parece tener salida. ¿Porqué Israel no acepta observadores militares internacionales?
Los rechazamos porque esta fórmula de los observadores no ha dado buenos resultados, por ejemplo, en los Balcanes. Sólo han podido actuar luego de una acción militar previa muy fuerte, como se vio en Bosnia. Solos, los Cascos Azules no sirven. La única forma de llegar a una salida es volver a la mesa de negociación, y esta negociación tiene que ser directa, no en un ámbito multinacional, en el que los países árabes lograrían una mayoría automática contra nosotros. Cuando hemos tenido negociaciones directas con los palestinos hemos progresado. Desde que estalló esta violencia hace 15 meses, a partir del 28 de septiembre de 2000, hemos firmado seis documentos de cese de fuego. Y cada vez que hemos firmado, antes que se secara la tinta de la firma de Arafat, han recomenzado los actos de terrorismo. Pero por fin parece que la comunidad internacional se despierta, que se da cuenta que Arafat estaba engañando a todo el mundo, que usaba un discurso en las capitales occidentales y otro ante el público palestino. Y el proceso de paz no es posible si durante todo el tiempo de negociación el terrorismo palestino continúa adelante con la bendición de Arafat.
-La impresión es que en estos 15 meses Hamas ha crecido, se ha radicalizado la población palestina y en caso de la caída o desaparición de Arafat lo sucedería un halcón de Al Fatah aliado abiertamente con los grupos islámicos. ¿No sería esto aún peor que la situación actual?
-Mire, cualquiera que sea el sucesor de Arafat, si tiene el mando, será mejor (para negociar con él), aunque sea más halcón o fanático que Arafat. El problema con Arafat es que parece no saber dónde quiere ir, no controla su población y sigue con su falta de estrategia. Y hay mucha gente en el campo palestino que lo cuestiona por esto, preguntándose «¿Qué hemos ganado con estos 15 meses de violencia, para qué han servido?». Supongamos que mañana se produce el milagro y llegamos a la mesa de negociación. Entonces Arafat tendría que decir a su pueblo que han vuelto al mismo punto de agosto de 2000 (cuando fracasaron las negociaciones de Camp David) ¿Para qué tenía que morir tanta gente desde entonces, y sufrir tantas pérdidas económicas? Para ir a la mesa de negociación el tendría que mostrar algún logro de estos 15 meses de violencia. Pero nosotros no estamos dispuestos a ofrecer lo que proponíamos hace un año y medio. Porque ahora sabemos que el riesgo sería mucho más grande.
-¿Qué perspectiva inmediata le ve al proceso?
-No soy optimista. No cabe duda de que tenemos a nuestro lado un ente que apoya el terror. El Estado de Israel tiene el derecho a defender a sus ciudadanos, es más este es el primer deber del Estado. Tenemos que proteger nuestros ciudadanos, si los palestinos no tienen capacidad de hacerlo, tenemos que hacerlo nosotros. Y lo hacemos con bastante éxito: cada vez que atacamos a alguien (en referencia a las "eliminaciones selectivas") es porque sabemos que está preparando un atentado contra Israel. Y vemos que se deteriora la capacidad operativa de los grupos terroristas. Ya no tienen los ingenieros en explosivos que tenían antes y esto se ve en la gran cantidad de atentados suicidas que fracasan. Tratamos de luchar contra esta gente en la forma más puntual: pienso que los estadounidenses en Afganistán hubieran querido actuar con tanta precisión y con tan pocas bajas de civiles como en nuestras operaciones.


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