Año CXXXV
 Nº 49.328
Rosario,
miércoles  12 de
diciembre de 2001
Min 20º
Máx 32º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com






Absuelto después de acusar por serie de violaciones a un inocente

El hombre que dirigió la investigación policial hacia un supuesto violador que luego resultó ser inocente no cometió injurias al señalarlo como el presunto culpable y ponerlo bajo la lupa de los detectives. Así lo dictaminó la Cámara Penal de Rosario al confirmar el fallo de primera instancia del juez correccional Daniel Acosta. Según el tribunal, ninguno de los jueces que intervinieron en el caso -el investigador y el que dictó sentencia- se basaron en los dichos del testigo para culpar al acusado.
El caso involucra a Roberto Eduardo Fresco, quien fue querellado por Leandro Martín Riboldi Ursiny. Riboldi fue procesado y luego condenado a 7 años de prisión por violación y robo, pero luego otro sujeto, Néstor Omar Fica, se atribuyó las agresiones sexuales y por estos días le hacen un juicio para saber si es culpable o inocente.
El primero que dirigió las sospechas hacia Riboldi fue Fresco, padre de una chica que fue novia de Leandro. Fresco conocía al muchacho y le dijo a la Brigada de Homicidios que Riboldi se parecía mucho a la descripción que daban las víctimas del denominado violador del centro. También comentó que según la psicóloga que atendía a su hija e incluso a él y su esposa, Leandro tenía el perfil psicópata que buscaban los investigadores, quienes por aquella época -mediados de 1999- estaban muy presionados para resolver el caso.
A partir de la declaración de Fresco, Riboldi se convirtió en el principal sospechoso de los ataques en serie contra mujeres jóvenes en el macrocentro. Luego el juez Juan José Pazos lo procesó y más tarde su colega Ernesto Genesio lo condenó como autor de las agresiones sexuales investigadas, hasta que apareció Fica y se atribuyó esos ataques. Sin embargo, ni el procesamiento ni la condena se basaron en los dichos de Fresco sino en unas pericias caligráficas sobre textos que sí aportó este testigo, y que atribuían a Leandro unas notas dejadas por el agresor en casa de sus víctimas.
Cuando quedó libre, Riboldi planteó una querella por injurias contra Fresco porque consideró que lo había perjudicado. También hizo un reclamo administrativo a la provincia por más de 500.000 pesos. Y sus abogados preparan ahora una demanda judicial contra el Estado provincial por daños y perjuicios a raíz de los errores cometidos por los investigadores que a la larga desembocaron en la condena.
La discusión era si Fresco injurió a Riboldi al declarar como testigo y bajo juramento, y si realmente se propuso hacerlo o lo hizo sin intención. El juez Acosta aplicó el beneficio de la duda a favor del testigo porque entendió que no había modo de probar que hubiera existido el propósito de perjudicarlo y mucho menos de injuriar.
Pero Riboldi apeló y el asunto recaló en la Sala IV de la Cámara Penal. Allí, con el voto de Antonio Paolicelli, que avalaron sus colegas Rubén Jukic y Guillermo Fierro, fallaron igual que Acosta. Para los jueces, el parecido de Riboldi al agresor descripto por las víctimas y otros elementos de la causa lo convertían en un eventual sospechoso, independientemente de la declaración de Fresco. Y más aún, “algunos de los dichos testimoniales de Fresco resultaron objetivamente ciertos y a otros se los tuvo como tales aplicando la sana crítica racional, mientras que no se comprobó que el resto de lo que dijo el testigo fuera falso”. Por eso lo absolvieron de la querella ya que para tampoco para ellos hubo injuria.



Leandro Riboldi, el joven que resultó ser inocente.
Ampliar Foto
Notas relacionadas
Interrogantes
Diario La Capital todos los derechos reservados