Año CXXXV
 Nº 49.328
Rosario,
miércoles  12 de
diciembre de 2001
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Reflexiones
Repetimos

Rosa Montero (*)

Ya sé que nos vamos acercando a las Navidades y que todo el mundo está harto de guerras y de angustias terroristas. Los talibanes están a punto de ser borrados del planeta, Bin Laden está a punto de ser acogotado y el conflicto de Afganistán parece estar a punto de acabar; y nosotros nos regocijamos creyendo que todos estos puntos son finales y que podemos olvidar tan espinoso tema y zambullirnos en el brillo aturdidor de nuestras fiestas de ricos, en el estupor de las comilonas, las compras y los regalos (claro que Sharon nos está fastidiando un poco la placidez con su empeño en machacar a los palestinos, pero, como esto lleva sucediendo tantos años, ni lo tenemos en cuenta).
Sin embargo me veo obligada a ser una aguafiestas y a volver a escribir sobre Afganistán, y lo hago incluso contra mi propio deseo, porque yo también comparto esa pequeña cobardía, tan humana, de querer ignorar lo que preocupa. Pero la semana pasada anduvieron por España unas afganas pertenecientes a la organización clandestina más importante, Rawa. Mientras la comunidad internacional se frota las manos pensando que la guerra se termina, ellas recorren el mundo repitiendo con angustia el mismo mensaje: no podemos confiar en la Alianza del Norte; de las dos mujeres elegidas, una dirige una asociación fundamentalista; no nos abandonéis ahora, creyendo que todo está arreglado.
Los militantes de la Alianza del Norte, explican, son integristas y brutales. Mientras dominaron el país la vida fue una continua pesadilla; para inspirar terror, los muyahidin, bandoleros, violadores y feroces, llevaban cubos llenos de ojos humanos, los ojos que arrancaban a sus víctimas en vivo. Cuando llegaron los talibanes, el pueblo les recibió aliviado, creyendo que impondrían el orden frente a tanta barbarie. Pero luego resultó que ellos también traían su propio infierno. A las mujeres de Rawa les espanta que los asesinos de la Alianza estén ahora armados hasta los dientes, aclamados como los buenos y apoyados por la comunidad internacional.
Piden que tropas de la ONU controlen Afganistán y que se desarme inmediatamente a los muyahidin. Y para conseguir todo esto nos piden por favor que no las olvidemos.

(*) El Pais - Madrid


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