Año CXXXV
 Nº 49.328
Rosario,
miércoles  12 de
diciembre de 2001
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Estrés y enfermedad
Ira, agresividad y ansiedad como desencadenantes de riesgo para la salud humana

Hace ya varios años se ha implicado al estrés psicosocial, la ansiedad, la ira, la agresividad y la depresión en la ocurrencia de enfermedades somáticas. Aunque resulta tan claro que las situaciones de estrés emocional extremo se vinculan con la aparición de enfermedad, a la ciencia le resulta sumamente difícil encontrar una forma incuestionable de calificar y cuantificar el grado de distres, y menos aún el riesgo que implica. En pocas palabras, es difícil realizar un "dosaje de estrés" ya que el origen de las respuestas que se evalúan está en lo más profundo de la mente humana, y por ende es imposible encontrar un modelo animal equivalente.
Es claro que existe un eslabón que une las diferentes manifestaciones del estrés, las conductas estresoras, los modos psicobiológicos de respuesta y las características del humor y la personalidad con la enfermedad y sus consecuencias que no pocas veces ponen en riesgo las vidas de las personas.
Los últimos años mostraron avances en la diferenciación de los mecanismos psicobiológicos del cáncer y la enfermedad coronaria. Varios modelos teóricos se han formulado para explicar las diferencias en la aparición y la progresión de estas enfermedades desde diferentes estrategias, variables de la personalidad, estados afectivos y categorías de estrés psicosocial.
La evaluación de los acontecimientos de vida y la reactividad al estrés en pacientes portadores de cáncer de mama, infarto de miocardio y ansiedad, confrontados con sujetos sanos, encontró que el grupo con cáncer se vinculó a pérdidas y eventos de enfermedad, mientras que el grupo infarto de miocardio se relacionó más con eventos laborales. En tanto, el grupo ansiedad no fue claramente vinculable a los eventos de vida pero compartió predominantemente los del grupo infarto. Sí se halló una fuerte relación entre depresión y cáncer, en contraste con las variables ansiedad-agresividad-ira que fueron relevantes en el grupo infarto.

Sentimientos de ira
La ira es un estado afectivo claramente señalado como disparador de infarto agudo de miocardio, angina inestable y arritmias ventriculares malignas. El alcance de tal problema es hoy medible. Al menos 36.000 ataques cardíacos anuales en los EEUU responden a una crisis de ira o agresividad.
Las consecuencias letales son atribuibles a un mecanismo original que activa un neurocircuito de alta velocidad y al sistema nervioso simpático, provocando taquicardia sinusal, hipertensión arterial, disminución de la perfusión miocárdica por aumento del tono vasomotor coronario y un alto grado de inestabilidad eléctrica del miocardio ventricular. Es así que una crisis de ira, un enojo extremo, aumenta (de 2 a 4 veces) el riesgo de un infarto agudo de miocardio durante las 2 horas siguientes a la misma, independientemente de la presencia de otros factores de riesgo como edad, hipertensión, diabetes, hipercolesterolemia, obesidad, y aunque la tendencia fue menor en hombres y en tratados previamente con bloqueantes, las diferencias no fueron estadísticamente significativas.
Sin embargo, los consumidores habituales de aspirina se mostraron menos propensos que los no consumidores, a presentar un riesgo relativamente mayor.
La agresividad también se ha mostrado como factor significativamente predisponente a otras crisis vasculares como el stroke (accidente cerebrovascular). Al evaluar el tipo de expresión de la agresividad en 2074 hombres, aquellos que reportaron los mayores niveles de agresividad presentaron prospectivamente un riesgo relativo 2 veces mayor que los que mostraron niveles inferiores.
Cuando se separaron aquellos con historia de enfermedad coronaria, el riesgo relativo aumentó a 6 veces.
Resulta evidente que una mejor comprensión de los mecanismos que subyacen a la asociación entre eventos externos y cogniciones, su modulación y la producción de estados mórbidos, conducirá a estrategias preventivas innovadoras que apunten a romper el eslabón entre los estresores (externos e internos) y sus consecuencias patológicas.

Fuente: Sociedad Argentina de Medicina del Estrés
Héctor G. Roiter
Cardiólogo



Las enfermedades varían según los estados afectivos.
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