Año CXXXV
 Nº 49.328
Rosario,
miércoles  12 de
diciembre de 2001
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Infecciones: Medicina del viajero
La consulta previa permite tomar precauciones sobre qué conducta conviene seguir

Los viajes hacia zonas distantes y exóticas del globo se han incrementado, y existe poca duda de que estas travesías pueden ofrecer beneficios físicos y hasta psicológicos a los cada vez más ajetreados hombres y mujeres modernos. Sin embargo, conservar la salud es trascendente a la hora de emprender un viaje, más aún cuando se eligen lugares exóticos como Africa, Asia, Europa Oriental, Caribe y algunos sitios de Sudamérica. Un conocimiento anticipado de los riesgos, teniendo en cuenta el lugar, el tiempo y la actividad que se desarrollará, es clave para cualquier turista que pueda llegar a exponerse a ciertas infecciones poco comunes en su lugar de origen.
Antes de la vacunación no sólo deben considerarse las inmunizaciones requeridas por ciertas enfermedades autóctonas (fiebre amarilla, fiebre tifoidea, enfermedad meningocóccica, hepatitis A, influenza) sino también los hábitos, ya que durante las vacaciones cambiamos nuestro estilo de vida y nos volvemos más susceptibles a infecciones que ocurren en todo el mundo (tétanos, hepatitis B, sarampión, rubeola).

Medidas de prevención
Conforme sean los sitios a visitar, existen algunas enfermedades que se presentan con mayor frecuencia que otras. Seguidamente, un detalle de los riesgos más frecuentes:
Enfermedades transmitidas por agua y alimentos (diarrea del viajero):
Dieciséis millones de turistas de países desarrollados buscan cada año su destino turístico en zonas subdesarrolladas. Datos provenientes de Estados Unidos dan cuenta de que el 50% viaja a estas áreas durante sus vacaciones, dando lugar a innumerables enfermedades. No existen datos locales, pero estos destinos son cada vez más buscados por los turistas argentinos. En todos los casos el problema más común es la "diarrea del viajero", que afecta entre el 20 y el 60% de ellos. El 30% va a permanecer por algún tiempo en cama a raiz de esta afección y el 40% deberá interrumpir sus actividades. En la inmensa mayoría de los casos la enfermedad se debe al consumo de agua y/o alimentos contaminados.
La incidencia puede disminuirse tomando precauciones que disminuyan la ingesta de microorganismos. Esto puede ser particularmente simple y a la vez difícil de aplicar en la práctica, ya que al relax los turistas le suelen sumar las delicias de la cocina local, no siempre tan segura.
Está demostrado que el 98% de los turistas que van a desarrollar diarrea cometieron una indiscreción alimentaria, y la enfermedad se presenta en los primeros tres días del viaje en la inmensa mayoría de los casos, excepto en parasitosis, que pueden ser evidentes al regreso del mismo. Una diversidad de microorganismos se involucran en su origen como: escherichia coli, shigella, salmonella, vibrio cholera, campylobacter, como también otros tipos de bacterias, virus y parásitos.
En general el riesgo es mayor en personas provenientes de países considerados de bajo riesgo para el desarrollo de diarrea infecciosa (Europa Occidental, Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelandia) que viajan a zonas subdesarrolladas (Africa, Asia, Medio Oriente, ciertos destinos en Latinoamérica), que aquellos que viajan de un país subdesarrollado a otro. Aparentemente, porque la adquisición previa de infecciones en aquellos provenientes de paises subdesarrollados permitiría el desarrollo de inmunidad.
La diarrea del viajero es más frecuente en niños y adultos jóvenes, en relación con una mayor ingesta de alimentos y la posibilidad de adquirir una carga mayor de gérmenes. También pueden ser especialmente vulnerables pacientes con tendencia a la deshidratación o al disbalance de electrolitos, como niños pequeños, diabéticos o individuos que estén medicados con diuréticos, digitálicos o litio.
Se ha dicho que "las vacaciones expanden nuestra mente y pueden hacer perder los intestinos", y que simples medidas como ingerir "todo embotellado (enlatado), todo cocido, y todo pelado" puede revertir este aparente paradigma.
Estas medidas incluyen:
* Abolir el consumo de agua corriente, reemplazándolo por aguas o bebidas embotelladas carbonatadas. El consumo de agua corriente puede ser particularmente azaroso, sobre todo en áreas rurales o después de lluvias. Recuérdese la rápida diseminación que tuvo el cólera en Perú. La ingestión de patógenos puede ocurrir también durante el baño y el lavado de dientes; por lo tanto para esto último debe tenerse la precaución de utilizar agua embotellada carbonatada, que disminuye el nivel de microorganismos por varios días. Iguales bebidas, incluidas gaseosas, deben constituir la única ingesta líquida, junto a infusiones como té o café, consumidos calientes.
Los cubos de hielo constituyen una insidiosa manera de adquirir la diarrea del viajero porque pueden contener pequeñas cantidades de inóculos altamente infectivos, como shigella, y las ingestas de whisky o tequila "on the rocks", bajo el supuesto de que el alcohol es seguro, puede ser una segura trampa debido a que si bien el alcohol puede reducir el inóculo no hace desaparecer los gérmenes en el agua del hielo.
* La leche no pasteurizada y los productos provenientes de esta deben evitarse al máximo, incluso pequeñas cantidades en el café o té pueden ser sumamente perjudiciales. Si no se tiene extrema certeza de la condición de la preparación de los helados, también deben evitarse. En caso de rutas turísticas sin posibilidades de disponibilidad de agua envasada se deberán hacer esfuerzos por utilizar distintos medios de desinfección (filtros, tratamiento químico), incluso hervirla antes del consumo.
* Los alimentos pueden contaminarse durante su preparación como resultado del contacto con otros alimentos o agua contaminada o debido a las manos de quien prepara el plato. Una variedad de bacterias y parásitos pueden llegarnos a través de esta vía, sin olvidarnos de la brucelosis, a través de los productos lácteos, y triquinosis y cisticercosis (tenia) a través de carne de cerdo cruda o mal cocida.
En general, una temperatura superior a 65ºC termina con los patógenos habituales. Sin bien la batalla en contra de los gérmenes transmitidos por alimentos puede ser infructuosa a pesar de todos los cuidados debemos recordar algunos cuidados básicos como seleccionar comidas cocidas, evitando ensaladas crudas. Los frutos de mar son especialmente temibles; almejas y cangrejos pueden tener aspecto exterior de cocidos, pero en su interior la temperatura ha sido demasiado baja para matar a vibrios (agente del cólera).
* Asegurarse de que la comida no sólo sea cocida, sino de que llegue caliente a la mesa, debido a que la contaminación puede producirse luego de la cocción; evitar puestos callejeros; comer en restaurantes de buen aspecto, en el hotel, o preparadas por nosotros mismos como mejor opción.
* En cuanto a las frutas, evitarlas, de no mediar que sean peladas por nosotros mismos, debido a que la superficie es fácilmente contaminable.
Conviene portar un kit de medicamentos que incluya tabletas de bismuto o loperamida (antidiarréico), sales de rehidratación oral, y en algunos caso se aconseja el uso preventivo de antibióticos desde antes de la partida, lo que resultó efectivo en el 90% de los casos.
En general, si la diarrea dura más de tres días o el turista tiene afectado su estado general, con fiebre escalofríos, dolor abdominal severo, o ha visto moco o sangre en la materia fecal, se impone la consulta médica. Si se encuentra en lugares inaccesibles, debería iniciar un tratamiento antibiótico.
Enfermedades transmitidas por mosquitos: El paludismo o malaria es uno de los grandes riesgos de los viajeros hacia zonas subdesarrolladas. Es transmitido por la picadura del género femenino del mosquito anopheles. Los viajeros hacia zonas endémicas deben ser advertidos de específicas recomendaciones personales de protección contra mosquitos; estas reducen pero no eliminan el riesgo de malaria, a las que deben sumársele la indicación de drogas antimaláricas desde antes, durante y después del viaje, cuya función es destruir el parásito en su etapa primaria, antes de producirse la infección. La elección de las drogas exige una actualización constante ya que varían de acuerdo a la resistencia de la especie en cada lugar.
Los mosquitos anopheles tienen exclusivamente hábitos nocturnos de picadura, por lo tanto las medidas de protección desde el atardecer hasta el amanecer son efectivas.
Se deben utilizar ropas protectivas; esto es, camisas de mangas largas y pantalones largos, sobre todo al atardecer.
Deben usarse repelentes en las zonas de piel expuesta. Si los cuartos no están provistos de cerramiento hermético y aire acondicionado, se deben utilizar mosquiteros.
Existen mosquiteros impregnados de permetrina, muy efectivos, y que ofrecen protección contra otras plagas. Son muy utilizados por viajeros que deben estar prolongados períodos de tiempo y no tienen la facilidades de hoteles o viviendas.
Conviene utilizar spray o pastillas de disolución eléctrica de piretroides en los cuartos de dormir cuando las condiciones no son las adecuadas. El cuarto debería ser vigorosamente desinfectado 30 minutos antes de acostarse especialmente en paredes, techos y debajo de la cama.

Osvaldo F. Teglia
Médico infectólogo
y docente de la
Universidad Austral



El agua contaminada causa la diarrea del viajero.
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