Año CXXXV
 Nº 49.324
Rosario,
sábado  08 de
diciembre de 2001
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Agricultura
Soja brasileña: la revolución verde
La devaluación y las obras de infraestructura están provocando un boom en la producción de la oleaginosa

Ezequiel Estévez

El crecimiento de la soja en Brasil, favorecido por la política cambiaria de ese país y por la realización de obras de infraestructura destinadas a reducir los costos del transporte, puede tener un impacto significativo a nivel regional.
Las 15,3 millones de hectáreas sembradas con soja que posee actualmente Brasil podrían triplicarse durante los próximos diez años gracias a distintas obras de infraestructura que se están realizando para reducir el costo del transporte desde las nuevas zonas sojeras hacia los puertos internacionales.
El dato fue proporcionado por el ingeniero agrónomo Anderson Galvao Gomes, de Sparks América del Sur, en el "Tercer Seminario de Comercialización de Granos" realizado recientemente en Venado Tuerto, Santa Fe.
Durante el encuentro, organizado por Aacrea en forma conjunta con Sparks, Gomes mencionó algunos factores que contribuyen a incrementar las ventajas comparativas de la soja brasileña. Entre esos factores figuran las devaluaciones realizadas por Brasil (65% de los costos de producción de soja de ese país se ven altamente influenciados por el tipo de cambio) y la decisión de prohibir la utilización de variedades transgénicas, lo cual hace que en algunos subproductos, como la harina de soja, los clientes europeos tengan preferencia por Brasil, pagando precios hasta 10% superiores a los que abonarían en la Argentina.

Producción
Desde 1980, la producción de soja en Brasil crece a un promedio de 5% anual. Sin embargo, en los últimos 5 años, la tasa se incrementó notoriamente. En 2001 se produjeron 40 millones de toneladas, contra 38,5 millones de la campaña anterior, y las estimaciones para la campaña 2001/2002 vaticinan 42 millones de toneladas. El mayor productor es el estado de Matto Grosso, que aportará cerca de 10 millones de toneladas, siguiendo en la escala el estado de Paraná 9,5 millones y Río Grande do Sul con 7,2 millones.
En cuanto a los rindes, el promedio nacional es de 2.700 kilogramos por hectárea. Matto Grosso lleva la delantera, con un promedio de 3.100 kilogramos por hectárea. Le sigue Paraná (2.960 kilogramos por hectárea) y Matto Grosso do Sul (2.800 kilogramos por hectárea). Los menores valores los registran Bahía y Minas Gerais, estados que promedian los 2.400 kilo-gramos por hectárea.
En la campaña actual se sembraron en Brasil 15 millones de hectáreas. Sin embargo, Gomes aportó un dato que debe servir de alerta para los productores argentinos: el área potencial total disponible para el cultivo de soja es de 38 millones de hectáreas. "Tenemos un stock de más de 23 millones de hectáreas adicionales potencialmente sojeras", señaló el orador.

Perspectivas
La razón por la cual los productores no se deciden a sembrar esa superficie excedente no tiene que ver con los precios sino con problemas logísticos. Una gran parte de las nuevas zonas de producción sojera no tiene ferrocarriles, rutas ni estructuras de almacenamiento. Sin embargo, se estima que entre los próximos 5 y 10 años ya se contará con los medios necesarios para sumar a la producción sojera una gran parte de las hectáreas ociosas. Además, los costos de transporte se verán reducidos como consecuencia de nuevas obras de infraestructura.
"Hoy se gastan 78 dólares por tonelada para llevar la soja de Matto Grosso al puerto de Paranaguá. En los próximos años, ese valor oscilará entre los 40 y los 50 dólares. Para un producto que cotiza a entre u$s 170 y u$s 190 la tonelada, esa caída en los costos de transporte puede representar una ventaja competitiva muy interesante", destacó Gomes.
Las perspectivas de mediano y largo plazo apuntan también a la reducción de las distorsiones tributarias entre los estados como así también las disputas de la OMC contra las políticas proteccionistas. El estado de Matto Grosso, que es hoy el principal productor sojero, tiene implantadas sólo tres millones de hectáreas de los 12,2 millones disponibles. Eso implica que un solo estado podría incrementar su producción en 9 millones de hectáreas, alcanzando en sí mismo una superficie similar a la implantada actualmente en la Argentina.

Transgénicos
Si bien China pasó a ser el principal cliente del poroto de soja brasileño, los demás compradores importantes -salvo Japón- son europeos. Eso generó un fuerte debate acerca de la utilización de materiales transgénicos a los cuales, como se sabe, los europeos suelen ser adversos. "La opinión generalizada es que debemos producir lo que nuestros clientes quieren comprar", señaló Gomes. Francia, los Países Bajos, Bélgica y el Reino Unido firmaron contratos con empresas brasileñas a fin de que estas últimas les proporcionen harina de soja libre de transgénicos, destinada a cadenas de supermercados que quieren producir pollos y cerdos sin la presencia de organismos genéticamente modificados.
Organizaciones ajenas al sector, tales como Greenpeace y el Idec (Instituto de Defensa del Consumidor) se han mantenido muy activas a fin de impedir la liberación de materiales transgénicos, una tarea en la cual hasta ahora han tenido éxito. "La intención es que siga prohibida la producción y comercialización de productos transgénicos en Brasil", dijo Gomes. La prohibición tiene un efecto colateral: la utilización de semillas ilegales.
Según estimaciones privadas, 30% de las semillas en Río Grande do Sul son transgénicas. Se trata de soja RR proveniente de la Argentina. "También hay problemas de contrabando desde Paraguay", señaló Gomes. En el norte de Brasil ese problema disminuye, ya que no hay variedades de soja transgénica aptas para las exigencias productivas de Mato Grosso. El uso de semillas obtenidas ilegalmente está llevando a los compradores europeos a solicitar controles de origen. "Francia, Alemania y el Reino Unido no compran harina de soja brasileña si no se cuenta con el certificado de origen", destacó Gomes.
Según el especialista, la producción de soja seguirá creciendo en las regiones centrales y norte de ese país. Los problemas de logística tienen perspectivas de solución en el mediano plazo.
La rentabilidad proveniente de un sistema de logística garantizara el beneficio para los productores. El tema de la biotecnología deberá ser solucionado en el 2002 o el 2003.

(*) Analista Sparks América del Sur



Brasil espera cosechar 42 toneladas de soja.
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