Año CXXXV
 Nº 49.316
Rosario,
viernes  30 de
noviembre de 2001
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El crimen de Ramon Ovelar
Elevan de 15 a 20 años la pena de un homicida que estaba en libertad
Es Manuel Bon Saleh, quien mató a la víctima en 1995 para robarle la moto. Quedó detenido tras el fallo

Jorge Salum

El día que apeló, Manuel Alberto Bon Saleh tal vez no imaginó que la Cámara Penal sería con él todavía más dura que el juez Alberto González Rímini. El magistrado lo condenó a 15 años de prisión por homicidio y hurto, pero los camaristas fueron todavía más duros: le dieron 20 años y ordenaron su detención ya que estaba libre por aplicación de la ley del 2 por 1.
Aunque la defensa afirma que no hay pruebas suficientes para condenarlo, la Cámara fue tan contundente como el ya desaparecido González Rímini: fue quien asesinó de dos disparos a Ramón César Ovelar para robarle su atractiva Kawasaki Ninja de 750 c.c.
Ovelar desapareció el 4 de junio de 1995 y su cadáver fue hallado casi cuatro meses después, el 1º de octubre. Estaba en el lecho del arroyo Saladillo, en un sector al que llaman La Olla. Tenía una bolsa de nylon en la cabeza y las manos atadas con unos cables. Su cráneo lucía dos disparos de un revólver calibre 32 y a la espalda llevaba amarrada una bolsa con algo pesado.
Quien lo arrojó a ese sitio pretendía que el cadáver jamás apareciera. Los familiares lo reconocieron por las zapatillas y la dentadura porque los otros restos eran irreconocibles.
Bon Saleh, de 31 años, quería robar la moto de Ovelar. Por eso prometió que lo ayudaría a vendérsela a un amigo y una vez en casa de esa persona, en San Nicolás 2119 de Villa Gobernador Gálvez, le disparó dos veces a la cabeza. Luego lo cargó en un Fiat 600, como si fuera su acompañante, lo tapó con unas frazadas, y finalmente lo tiró al Saladillo.
Luego guardó la moto durante un tiempo, pero cuando la policía comenzó a sospechar de él la entregó a otras personas para que la desarmaran.
Sin embargo, dejó muchas pistas. Hubo testigos que lo vieron junto a la víctima y quedaron unas manchas de sangre en la casa donde se supone que mataron a Ovelar, entre las 19.30 y las 20 del 4 de junio. Lo mismo sucedió en el Fitito. Más tarde las pericias demostraron que esa sangre era del mismo grupo y factor que la de Ovelar.
Para entonces, todos los indicios parecían señalar a Bon Saleh como autor del homicidio. Pero hubo un problema: pasó tanto tiempo que al momento de ser condenado a 15 años de prisión sus abogados hicieron valer la aplicación de la ley del 2 por 1, que computa doble cada día que alguien pasa detenido sin condena una vez cumplido el segundo año de arresto.
Por esa razón, el asesino de Ovelar fue al juzgado, se notificó de la sentencia sin leerla y se alejó caminando, como si nada.

Un crimen alevoso
El miércoles, el jefe de policía, Ricardo Milicic, recibió personalmente de la Cámara la orden de detenerlo. Y la cumplió casi inmediatamente. Había una razón: los camaristas finalmente habían fallado elevando la pena de 15 a 20 años. Existía el temor de que el acusado desapareciera. Por eso Bon Saleh tenía que volver a prisión, donde ahora se encuentra.
Los jueces Alberto Bernardini, Ernesto Pangia y Eduardo Sorrentino aumentaron la pena pero no hicieron lugar al pedido del fiscal, que exigía una sanción de 25 años. En cambio, descartaron los argumentos del abogado defensor, para quien no está probado que Ovelar haya sido muerto con dos disparos, y menos por su defendido.
Bernardini sostiene lo contrario y sus colegas lo avalan. Para los camaristas, no hay dudas de que es el asesino y que es también quien robó la moto de la víctima.
Igual que para González Rímini, para los camaristas fue un crimen alevoso y fríamente premeditado. "No se trata de un homicidio al que se llega impensadamente sino todo lo contrario", dice el fallo.


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